José Luís Nunes Martins
Nada revela melhor a alma de alguém do que uma adversidade que lhe faz frente.
Nada revela mejor el alma de alguien que una adversidad que hace frente.
La normalidad no es un buen tiempo para aliviar el interior de alguien. Hay tantos factores que pueden ser determinantes de cualquier elección, que resulta casi imposible. Ni nosotros mismos podemos comprender el por qué de la mayor parte de lo que hacemos, tantas y tan diversas como pueden ser sus causas.
Ante una desgracia, cada uno de nosotros muestra quien es.
Tal vez sea bueno reflexionar sobre la forma con que nos enfrentamos con nuestras fragilidades. ¿Asumiéndolas o prefiriendo no pensar siquiera en ellas, escondiéndolas hata de nosotros mismos? ¿Empeñándonos en ellas?
Lo que importa incluso es que tengamos el coraje de perfeccionarnos, comenzando por las cosas más vulgares de cada día, a fin de que consigamos hacer frente de forma diferente a la adversidad, cuando llegue el momento.
La grandeza o la miseria de cada uno nos preside en cada decisión que tomamos. Una idea que exploramos o que apartamos. Una emoción que consentimos o que recusamos. La palabra que decimos o callamos. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer dependiendo de lo que decidimos ser.
Cada vez que escogemos bien, nos hacemos mejores. Cada vez que escogemos mal, rechazamos nuestra integridad.
Es esencial que empleemos tiempo para meditar en nuestra vida presente. Sin que huyamos al pasado o al mañana. Cada día es una vida entera.
¿Quién soy yo ahora? ¿Te tengo a mi alrededor?¿Quién está cerca de mí?
Una virtud excelente es la capacidad de restringiendo los planes y sueños al mínimo esencial, ahorrando mucho tiempo y asegurando la concentración en lo que está a nuestro alcance inmediato.
No podemos escoger lo que nos suceda, pero podemos y debemos tener conciencia de que la actitud con la que respondemos cada día es de nuestra entera responsabilidad.
No es bueno creer que el futuro inmediato nos reserva bellas sorpresas y pasar el tiempo desesperado por lo que no sucede. Habrá incluso quien piense que la vida son solo las alegrías, como si las tristezas no fueran naturales.
Aceptemos la inseguridad. Asumamos que no nos es dado comprender el sentido de casi todas las cosas.
La muerte es cierta, la vida no.
El tiempo que digo que es mío me es dado sin que yo sepa por qué. Que yo sepa, por lo menos, agradécelo.