sábado, 28 de julio de 2012

Una idea




El hecho de que varias personas sin hogar que han pasado por esta oficina en los últimos tiempos hayan conseguido tener un techo, bien mediante alguna pensión o ayuda, o bien por su cuenta, me lleva a pensar que se le podía sacar más provecho a esta nueva situación y garantizar de alguna manera la estabilidad para evitar posibles recaídas.

Merecería la pena mantener una relación permanente, crear una red de apoyo mutuo, organizar una oferta de voluntariado diverso para ocupar el tiempo y evitar el aburrimiento, y por qué no, para dar una oportunidad de agradecer las ayudas recibidas. También se podría pensar en  alguna actividad que les reportara algunos ingresos para mejorar su calidad de vida, implicando a distintas instituciones civiles y religiosas. Lo mismo se podía intentar con las familias acogidas en las parroquias.

Es una idea que expongo en voz alta por si alguien con más voluntad que yo y mayor capacidad organizativa puede llevarla a la realidad.

De todos modos pienso que esta idea, al ritmo que va la crisis, podía llevarse a cabo entre las familias que sobreviven a la misma y evitar la caída en la pobreza total; las personas necesitadas hoy son millones, y los gradados de pobreza numerosos, si bien atenuados por la preparación y las capacidades de dichas personas, que han sido obreros cualificados, estudiantes, empresarios, etc.

Haría falta un espacio, una mínima estructura y financiación, una idea clara y gente dispuesta a comprometerse para ayudarse y ayudar a otros, claro está.

sábado, 21 de julio de 2012

La ira




¡Cómo puedo liberarme de esta ira que llevo dentro! Hacía tiempo que no escuchaba esta demanda desesperada, y en esta ocasión no en privado, sino delante de un grupo de personas.

Nuestro amigo lleva pocos días con nosotros y se le ve intranquilo, no tiene asiento, rechaza con energía el café que le ofrezco: ¿Qué quieres, que me ingresen? Contesta no de malos modos, sino implorando algo, algo que él no acierta a expresar, y que espera que tú le descubras, para poderlo afrontar y librarse de esa carga que lo atormenta.
Hoy, por fin, ha logrado explicarse algo más y ha concluido con la frase del comienzo: ¡Cómo puedo librarme de la ira! Si yo sé el daño que me hace, pero…

Pero es que espera un juicio dentro de pocos días en el que tiene que enfrentarse a una causa abierta y muy complicada, familiar, y no sabe como va a reaccionar. Es una causa con tono de tragedia para él, pues está enfrentado a su padre por querer proteger a su madre, y la justicia lo ha condenado a él con el alejamiento.

Ya casi ni nos afectan los problemas, por graves que estos sean, son tantos los que nos hemos creado y nos envuelven por todos lados que a veces  convierten en auténticas islas volcánicas a las personas; poco a poco hemos permitido que nuestra sociedad se transforme en  un laberinto caprichoso, cada vez más complicado, con innumerables trampas, de manera que son incontables los que perecen atrapados por ese genio siniestro (la Rebeldía, la Soberbia) que juega con nosotros.

Vamos a necesitar auténticos héroes de cuento (de los cuentos antiguos, donde existía el miedo y había un valiente que lo superaba, para bien de todos.) capaces de afrontar misiones dificilísimas, capaces de superar las trampas que el Malvado nos tiende y así recuperar la paz, la inocencia, el entusiasmo por la vida y la fe en quien nos ha proporcionado durante generaciones el sostén más seguro a nuestra esperanza en un mundo mejor, y el estímulo más eficaz en la solución de las dificultades: Dios.


jueves, 19 de julio de 2012

El mundo necesita más peregrinos y menos vagabundos




Me parece un texto interesante este que encontré en la revista Avivir245, del Teléfono de la esperanza:


Acabo de leer lo que un alumno de 2º de Bachillerato, Carlos Mateos Sánchez, ha escrito en su trabajo El valor de la Filosofía: el vagabundo se hace peregrino, primer premio en el “Concurso de Redacción Filosófica”, y realmente me ha gustado su clarividente diagnóstico de la realidad en la que vivimos, y la llamada entusiasta de un joven estudiante a la búsqueda del sentido y de la ilusión:

En nuestras calles y calzadas hay pocos peregrinos y muchos vagabundos. Hay gentes que van y vienen sin rumbo, sin nada por qué luchar, sin sentido, sin metas, sin coraje, sin ánimos, meros vagabundos… Hay otros, sin embargo, que, aunque parecen idénticos a los otros, no son iguales, porque saben por qué y para qué viven y no se cansan nunca de buscar su camino: son a los que yo llamo peregrinos…

Si los vagabundos sin rumbo se transformaran en peregrinos con sentido, el mundo cambiaría y todos recobraríamos la alegría”.

Yo estoy convencido de que la juventud de nuestros días, a pesar de su aparente atonía y tibieza, está esperando mensajes claros, actitudes honestas y convincentes, voces que proclamen alto y claro que, a pesar de la oscuridad, hay que seguir en el surco del trabajo bien hecho, de la preparación constante, de la exigencia, de la esperanza. Porque, al final, aparecerá la luz.

lunes, 16 de julio de 2012

LXIX ASAMBLEA GENERAL de Cáritas Española El Escorial, 22-24 de junio de 2012




DECLARACIÓN FINAL

Los representantes de las 68 Cáritas Diocesanas de todo el país, reunidos en la 69ª Asamblea General de la Confederación Cáritas Española celebrada en El Escorial del 22 al 24 de junio, queremos compartir con toda la comunidad cristiana y el conjunto de la sociedad nuestra reflexión sobre los signos de los tiempos y nuestra escucha del clamor que nos lanzan, en esta encrucijada de nuestra historia, los pobres, de manera especial los más vulnerables:

  • Hemos podido ver los graves problemas de nuestro tiempo (…) comunes a una humanidad que se pregunta sobre su futuro, sobre el significado y orientación de los cambios en curso” (Octogésima Adveniens 2).
  • Asistimos al aumento de los índices de pobreza –hasta más de un millón de personas en 2011—, a la cronificación de muchas situaciones de precariedad, al retroceso de los sistemas de protección social y al desgaste de los mecanismos de protección familiar.
  • La actual coyuntura está consolidando estructuras de injusticia y de sufrimiento, donde los ciudadanos con mayor desventaja social  soportan las consecuencias de la crisis, que está disparando la desigualdad y expulsando a muchas personas a los márgenes de la sociedad.
  • Desde Cáritas queremos optar por acciones auténticamente significativas, que activen la solidaridad entre personas, comunidades y pueblos, y que sirvan para denunciar las situaciones de opresión y de sufrimiento a las que nos acercamos cada día.
  • Frente a un modelo social tiranizado por lo económico,  renovamos nuestra apuesta por un modelo de desarrollo globalizado, basado en la promoción, el acompañamiento y la denuncia profética, cuyo centro sea la persona, que garantice el ejercicio de los DDHH, la participación, la creatividad social, la justa distribución de la riqueza y el desarrollo armonioso con el medio ambiente.
  • Tal y como muestran la Comisión Europea y las Naciones Unidas, se está produciendo un claro retroceso en materia de derechos sociales y una merma de recursos públicos, lo cual supone la quiebra de muchos procesos de acompañamiento a personas excluidas, así como la desaparición de organizaciones sociales, precisamente cuando son más necesarios los procesos de acogida y de integración.
  • Reiteramos que es el Estado quien tiene el mandato de garantizar el acceso de todos a los derechos constitucionales básicos: alimentación, empleo, vivienda, sanidad y educación. Para ello, volvemos a reclamar con urgencia la puesta en marcha de un sistema de garantía de ingresos mínimos.
  • Asistimos, también, a una escandalosa política de cooperación que se aleja cada vez más de los compromisos del Pacto de Estado contra la Pobreza y del Pacto Mundial por los Objetivos de Desarrollo del Milenio, lo que contribuye a ensanchar la brecha entre los países y los pueblos.
  • Por estas razones, cuando somos testigos de múltiples rupturas --personales, familiares, sociales y globales--, apostamos por una presencia de Cáritas en la vida pública, para transmitir unos valores diferentes a los imperantes, que nos impulsen como servicio organizado de la caridad en el seno de la Iglesia. Debemos estar con y para quienes más sufren, y denunciar también las estructuras de pecado que generan este sufrimiento.
  • Concluimos nuestra Asamblea con una llamada a la acción y a la esperanza, y con una invitación a “vivir sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”. Y agradecemos la corriente de gratuidad, silenciosa y admirable, de tantas personas voluntarias y donantes de Cáritas.

El Escorial, 24 de junio de 2012.


sábado, 14 de julio de 2012

Premio extraordinario



Esta mañana cuando entraba por tercera vez en el despacho de la trabajadora social, a cualquier cosa, porque hoy era su último día antes de disfrutar de las vacaciones, la encuentro feliz, hablando por teléfono, y pienso: ”¡qué contenta está porque se va de vacaciones!” Pues no, no era esa la razón, estaba hablando con la funcionaria municipal que le comunicaba una gran noticia: por primera vez lograba que la empresa municipal de la vivienda concediera una vivienda a una persona sin techo, que además hacía pocos días había empezado a cobrar la paga de jubilación. Vamos, un “premio”.

Así lo consideró ella, un premio, un premio personal, pues ve así culminado un proyecto al que ha dedicado mucho esfuerzo, muchas horas, días, un año, y que prueba que su servicio sirve para lograr la reinserción de una persona en la vida social. Muchos proyectos se quedan en el camino, otros se logran a medias; ahora recuerdo que hubo otro proyecto con nuestro amigo R., que también tuvo paciencia y pudo morir tranquilo, en su casa, ya que el hombre disfrutó poco tiempo su casa. Quizá se sintió tan feliz de haber logrado lo que tanto deseba que murió de felicidad. ¡Ojalá que así haya sido!
También está muy reciente el proyecto llevado a cabo por el inolvidable R., que lleva disfrutando de una residencia casi un mes, después de una vida entera en la calle. Espero que se perdone del todo algún día y disfrute de la vida sin más, como cualquier ciudadano.

Cuando empecé a escribir no pensaba más que en expresar la alegría tan sincera y merecida que sentía hoy mi trabajadora social “por excelencia” por haber logrado culminar así un proyecto, por lo que tiene de satisfacción al haber superado muchas dudas, dificultades, y por supuesto, por todo lo que supone para una persona que vuelve a tener una oportunidad de vivir como un ciudadano más. Pero ya veis cómo han venido a mi memoria otros dos casos a completar unos resultados realmente extraordinarios. Tan al día vivimos, absortos en los casos en marcha, que a veces se olvida uno de contar los “triunfos”, y es mejor así, porque el verdadero mérito está en las personas que luchan por su futuro, que tienen paciencia, que colaboran con la trabajadora y luego siguen su camino solos. De todos modos este ejercicio de hoy sirve sin duda para dar ánimos, para defender el servicio y para seguir con el mismo empeño.

Y el que faltaba (y que conste que no es ningún truco literario), acabo de recordar que me dijo ayer la trabajadora que la había llamado E. para decirle que estaba muy bien, y que había encontrado una compañera. E. pasó con nosotros largas temporadas, es un hombre tenaz donde los haya, por eso se ganó también su pensión y se buscó él mismo una casa donde él quiso; aún se cuerda de llamar después de más de un año, para dar las gracias y decirnos cómo le va. Buen final para este relato.

miércoles, 11 de julio de 2012

Cuando la libertad nos viene grande




Esta mañana han acudido a la oficina más usuarios que cualquier otro lunes, y también las personas presentaban un perfil, como se dice ahora, diferente, aunque desde hace algún tiempo veíamos como este perfil iba siendo el perfil más frecuente. No vienen tantos extrajeros, ni tampoco aquellos españoles que llevan la mayor parte de su vida como personas sin techo; hoy vienen personas que han sido trabajadores más o menos cualificados, que protestan abiertamente de la situación económica, de la justicia, de la sociedad, incluso en algunos casos bastante ideologizados, sean de izquierdas o de derechas, y también algún antisistema. Casi todos tienen alguna ida que ofrecer para arreglar el país, o mejor dicho España, y en la mayoría se deja traslucir una añoranza de tiempos mejores...

Hoy hablamos de la libertad. Buen tema. Pero no lo tratamos en un  plano teórico, sino práctico, y más concretamente en contraste con la cárcel o la prisión. Un voluntario se interesó por la vida en los Penales del Puerto I, II III y IV… y nuestro amigo G., que ha “disfrutado” uno de ellos, los describía como una “residencia” confortable: con piscina, tele de plasma, se permite la relación entre hombres y mujeres, incluso un paseíto por los alrededores de la cárcel, si te portas bien. Bueno, el hombre estaba entusiasmado describiendo las comodidades de la cárcel, además, por supuesto, de la seguridad que ofrece y la buena alimentación.

Estaba entusiasmado describiendo la vida en la cárcel porque, comparada con la vida en la calle, sin expectativa de trabajo y sin poder desarrollar una vida social normal, en ese caso la libertad puede incluso resultar otra condena bastante insoportable, llegando en ocasiones a delinquir voluntariamente para regresar a la cárcel.

¿Cómo podemos entonces considerar nuestras leyes justas y a nuestras cárceles los sitios más adecuados para promover la rehabilitación de los presos, si quienes han estado dentro de ellas las prefieren a la vida en la calle, siendo libres?, Quizá no saben qué hacer con su libertad, o no pueden ejercerla como ellos pretenden, porque no tiene medios, y no pueden demostrar así que están en condiciones de reinsertarse con plena normalidad en la sociedad. Existe un verdadero desequilibrio entre la sociedad real y lo que espera cada uno de ella, y no veo yo que esto tenga fácil remedio, salvo cuando se toman decisiones personales firmes, a pesar de las circunstancias.

jueves, 5 de julio de 2012

Para combatir el mal hay que desenmascararlo




Son varios los males que hoy me es imposible pasar por alto, el primero es ese desparpajo con que algunos llaman denuncia profética a meterse con los obispos, o a militar en movimientos de izquierda como el 15M. Pues bien, anoche leía la introducción  al libro de Josué y allí dice bien claro cómo los profetas denuncian tanto al rey como al pueblo infiel a la alianza con el Señor, es más, la denuncia profética es especialmente judía cuando denuncia la idolatría y el sincretismo religioso.

Es de lo más triste que he vivido en mi vida, este ataque furibundo a la Iglesia desde dentro, que a menudo sigue las consignas de los enemigos exteriores, abandona el campo y anima a otras creencias, aunque sean más intolerantes. Yo, como tantos, me dejé llevar por la rebeldía juvenil hasta una edad adulta, acepté las nuevas ideas, atractivas por ser tolerantes e ingenuas en su apariencia; pero, poco a poco te van adormeciendo en  la molicie y el relativismo, abandonas cualquier compromiso y así se produce el desmoronamiento de la persona, sin seguridad interior, sin lazos de unión con el pasado y sin saber a donde mirar.

Otro de los males que hoy nos ha hecho perder la paciencia y ha provocado nuestra indignación es el “papeleo” a que la administración somete a los parados, en este caso el INEM para conseguir un certificado de no recibir ninguna prestación; en vez de facilitarlo amablemente un funcionario para aliviar el sufrimiento del parado/a (y más si es madre de uno o más hijos), pues te dan una clave y un usuario para que lo busques en Internet por ti mismo, sepas o no manejar un ordenador; en más del ochenta por ciento de los casos que hemos atendido dichas claves no son válidas, con lo que tienen que volver a que le den otras y volver al día siguiente para entregar un papel que no tiene más  valor en sí mismo que cumplir el baremo más exigente para  solicitar una ayuda procedente de la caridad.

El tercero de los males que me es absolutamente imposible pasar por alto tiene que ver con esa denuncia profética que decía al principio, pero con la denuncia del profeta al pueblo infiel y desagradecido con su Dios, idólatra hasta sacrificar a sus propios hijos a dioses de madera y de piedra, y a defender el sincretismo religioso para ser como los demás pueblos, perdiendo con ello su identidad.

Para no caer en el personalismo ni en exageraciones voy a relatar brevemente otro caso, paradigma del mal que quiero denunciar en tercer lugar. Tenía hoy una acogida delicada, pero sobrepasó mis expectativas. Esta señora, llora para empezar, porque tiene que venir a cáritas, porque a su marido no le dan una pensión por faltarle escasos días de cotización; ha trabajado más de veinticinco años. Nadie se lo explica, el médico que le ha practicado la operación, muy delicada, no se lo explica, es que este hombre no puede trabajar en absoluto, sin embargo, lo único que le ha conseguido su abogado es la ayuda para mayores de cincuenta y dos años.

Con este ingreso, ya que su mujer está en paro, tiene que hacer frente a la hipoteca y la alimentación y cuidado de su mujer y un sobrino que vive con ellos. El sobrino es el hijo de la hermana de la mujer, la cual falleció cuando el sobrino tenía tres años y desde entonces, hace doce años, lo acogieron.

El padre, por ahí; este es el mal que me saca de quicio, el mal que no puedo por menos de denunciar: un padre que se desentiende de su hijo y se refugia en la droga; comparado con otros males es de los  mayores. Este hombre no sólo no cuida de su hijo, es que además es el hijo el que cuida de él ya que se aprovecha de la ayuda que la administración le da por el hijo. Y pienso que es uno de los  comportamientos más crueles con nuestros niños por parte de sus padres, el abandono completo,  pero hay otros muchos comportamientos  que sin llegar a este extremo muestran rechazo y falta de afecto, porque los niños no permiten a esos  padres divertirse o realizarse; o porque es caro mantener un  niño. Por desgracia hoy  muchos niños estorban, y lo saben y lo sufren.

martes, 3 de julio de 2012

¡Cuánto mal nos hacemos!





Esta misma tarde se me escapó delante de una mujer joven una frase terrible: “¡cuánto mal hay, ¿verdad?; mucha gente se cree buena, pero hay que ver cuánto mal nos hacemos”! Venía a mi cáritas parroquial a entregar los papeles que les habíamos pedido con la esperanza de ser seleccionada para un programa de ayuda económica que ofrecen conjuntamente una antigua caja de ahorros y Cáritas Diocesana.

No pude por menos de decirle eso después de lo que me había dicho y siendo ya la mujer número cinco que venía en circunstancias parecidas: Familia numerosa, no recibe ninguna ayuda o a lo sumo unos míseros euros al año, separada, aunque en su caso la separación es temporal, porque su pareja está en prisión y le queda la mitad de la condena, tres años más sin poder contribuir a la manutención de la familia. ¿¡Cómo se las arreglan estas mujeres para sobrevivir, y criar unos niños estupendos!?

De las nueve familias que entregaron hoy los papeles, tres más también estaban separadas, dos presentaban la condena contra los exmaridos o parejas por malos tratos. Otras, en cambio permanecen unidos, pero los dos desempleados, en unos casos son españoles, vecinos de toda la vida del barrio, otros son extranjeros y algunos sin papeles, como es el caso de la que he llamado en otra ocasión “otra madre coraje boliviana”, que tira ella por todos, el marido y cinco hijos, aunque después de muchos años no ha conseguido que el marido y sus dos primeros hijos reciban la nacionalidad española, y ha invertido en ello lo que no tiene, me consta, y también le hemos ayudado nosotros sin conseguirlo; ese fue el último intento fallido que la hizo llorar, pero sólo delante de nosotros, no de los niños. Hoy nos contaba emocionada cómo la maestra había alabado a su hija mayor (la que aún no está nacionalizada) “es una chica maravillosa, muy buena. Ojalá tuviéramos muchos niños como Romina”.

Con lo que acabo de decir creo que queda contrarrestada la frase terrible del principio, también hay mucho bien: en los que no tienen medios pero saben vivir aprovechando lo poco que tienen, con buen humor, sin rencor, y en los que se ofrecen voluntarios para ayudar o dan de lo que tienen. Hoy me dio mucha alegría darle los papeles a una señora para hacerse socia de cáritas, precisamente a tres días de haberme enterado que tenemos que ir pensando en que se cerrarán algunos servicios de cáritas, como el de atención a personas sin hogar, porque las subvenciones de las instituciones no llegan. Al menos en las parroquias, gracias a las colectas y donativos, se podrá seguir con la ayuda; en nuestra parroquia las colectas se mantienen y los donativos en mano son más y mayores.

Está claro, frente al mal el bien no se queda pasivo, actúa, y generalmente sin ruido; no son pocas las personas que prefieren que no se sepa lo que dan, ni siquiera se sepa que dan.