jueves, 19 de julio de 2012

El mundo necesita más peregrinos y menos vagabundos




Me parece un texto interesante este que encontré en la revista Avivir245, del Teléfono de la esperanza:


Acabo de leer lo que un alumno de 2º de Bachillerato, Carlos Mateos Sánchez, ha escrito en su trabajo El valor de la Filosofía: el vagabundo se hace peregrino, primer premio en el “Concurso de Redacción Filosófica”, y realmente me ha gustado su clarividente diagnóstico de la realidad en la que vivimos, y la llamada entusiasta de un joven estudiante a la búsqueda del sentido y de la ilusión:

En nuestras calles y calzadas hay pocos peregrinos y muchos vagabundos. Hay gentes que van y vienen sin rumbo, sin nada por qué luchar, sin sentido, sin metas, sin coraje, sin ánimos, meros vagabundos… Hay otros, sin embargo, que, aunque parecen idénticos a los otros, no son iguales, porque saben por qué y para qué viven y no se cansan nunca de buscar su camino: son a los que yo llamo peregrinos…

Si los vagabundos sin rumbo se transformaran en peregrinos con sentido, el mundo cambiaría y todos recobraríamos la alegría”.

Yo estoy convencido de que la juventud de nuestros días, a pesar de su aparente atonía y tibieza, está esperando mensajes claros, actitudes honestas y convincentes, voces que proclamen alto y claro que, a pesar de la oscuridad, hay que seguir en el surco del trabajo bien hecho, de la preparación constante, de la exigencia, de la esperanza. Porque, al final, aparecerá la luz.

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