sábado, 29 de diciembre de 2012

Tiempo de Navidad




Estos días plagados de fiestas son un tanto contradictorios, celebramos la venida del mismo Dios al mundo, en las condiciones más humildes, como un verdadero sin techo de nuestros días, y la mayoría de la gente lo celebra disfrutando, de vacaciones si tienen esa suerte. Total, que los sin techo siguen siendo marginados en estas fiestas.

Por eso se me ocurre que la mejor manera de celebrar estas fiestas, y más cristianamente, sería preocupándose de que nadie estuviera solo, cada uno en la medida de sus posibilidades. Y no quiero que suene a crítica generalizada, empiezo por decírmelo a  mi mismo.

Pero no todo es como al principio digo, hay muchas personas que piensan en los sin techo y personas necesitadas. Este año llama la atención la movilización que ha habido y sigue habiendo para conseguir donativos a favor de los más castigados por la crisis.

Los voluntarios y todos los que participan en el Programa Diocesano de Personas sin Hogar, estamos muy contentos con el vecindario, porque se dan cuenta de que estamos ahí, de quienes están ahí, y alivian el escaso presupuesto que tenemos para la compra diaria de café y bollería. A veces acuden personas que no han desayunado, o quizá sin comer un día entero, y agradecen el cafelito caliente que les ofrecemos. Incluso hemos recibido un donativo extraordinario,  y de manera totalmente anónima.

También son numerosas las personas que se acercan para preguntarnos si recogemos ropa, o cómo pueden contribuir con Cáritas, o al revés, cómo pueden recibir ayuda de Cáritas; entonces les informamos de lo que tienen que hacer o a donde tienen que ir. No me había dado cuenta tan claramente como ahora que estoy escribiendo estas cosas de que nos hemos convertido también en un punto de información muy estratégico, ya que estamos en el centro de la ciudad, al lado del Ayuntamiento.

Y ya que menciono el Ayuntamiento quiero comentar algo que sirve para mejorar la imagen de las personas sin hogar. Recién mudados a esta oficina, alguien escucho de labios de algunos concejales o funcionarios del Ayuntamiento unas palabras muy duras. “vaya la que nos ha caído”…y otras palabras que no recuerdo bien, pero que dejaban ver que no les gustaba ver por allí a estas personas. Jamás, en los dos años que llevamos, ha habido una sola queja, y en una ocasión hemos recibido la visita de la concejala de Asuntos Sociales, con la promesa de que se repetiría, y nuestras relaciones con el Ayuntamiento son muy fluidas y buenas.

Como puede apreciarse el espíritu de la Navidad está muy vivo, gracias a Dios, y merece la pena celebrar estas fiestas, hacen aflorar los mejores sentimientos de las personas, aunque haya muchas que sufran por distintos motivos. Yo, hace años era de los que padecían la Navidad, pero me di cuenta de que era por culpa mía y hoy me gusta especialmente esta fiesta, celebramos en Nacimiento de Dios mismo, nos volcamos en que todo el mundo disfrute de esta alegría de mil maneras, parece como si hiciéramos real el Reino de Dios, reino de Paz, de Justicia, de Amor y Verdad.

martes, 25 de diciembre de 2012

Homilía de Benedicto XVI de la Santa Misa de Nochebuena de la Solemnidad de la Navidad:




He intentado resumir la homilía del Papa, una vez más, y confieso que me es muy difícil, porque cada palabra que expresa el Santo Padre es esencial, está llena de contenido, su mensaje es de una pieza. Por eso lo que pretendo es un pequeño homenaje al mismo Santo Padre y, aprovechando sus palabras, también  a la Navidad.Como ya he dicho otras veces, él es un nuevo Padre de la Iglesia, un guía extraordinario para los tiempos que nos está tocando vivir.


Queridos hermanos y hermanas:

Nuevamente nos conmueve que Dios se haya hecho niño. Dice algo así: Sé que mi esplendor te asusta, que ante mi grandeza tratas de afianzarte tú mismo. Pues bien, vengo por tanto a ti como niño, para que puedas acogerme y amarme.

Nuevamente me llega al corazón esa palabra del evangelista, dicho casi de pasada, de que no había lugar para ellos en la posada. Esta noticia aparentemente casual de la falta de sitio en la posada, es profundizada en su esencia por el evangelista Juan cuando escribe: «Vino a su casa, y los suyos no la recibieron» (Jn 1,11).

¿Tenemos un puesto para Dios cuando él trata de entrar en nosotros? ¿Tenemos tiempo y espacio para él? ¿No es precisamente a Dios mismo al que rechazamos? Y así se comienza porque no tenemos tiempo para él. Cuanto más rápidamente nos movemos, cuanto más eficaces son los medios que nos permiten ahorrar tiempo, menos tiempo nos queda disponible.

La metodología de nuestro pensar está planteada de tal manera que, en el fondo, él no debe existir. Aunque parece llamar a la puerta de nuestro pensamiento, debe ser rechazado con algún razonamiento.

Tampoco hay lugar para él en nuestros sentimientos y deseos. Nosotros nos queremos a nosotros mismos, queremos las cosas tangibles, la felicidad que se pueda experimentar, el éxito de nuestros proyectos personales y de nuestras intenciones. Estamos completamente «llenos» de nosotros mismos, de modo que ya no queda espacio alguno para Dios. Y, por eso, tampoco queda espacio para los otros, para los niños, los pobres, los extranjeros.

A partir de la sencilla palabra sobre la falta de sitio en la posada, podemos darnos cuenta de lo necesaria que es la exhortación de san Pablo: «Transformaos por la renovación de la mente» (Rm 12,2). Pablo habla de abrir nuestro intelecto (nous), del modo en que vemos el mundo y nos vemos a nosotros mismos.

En el relato de la Navidad hay también una segunda palabra sobre la que quisiera reflexionar con vosotros: el himno de alabanza que los ángeles entonan después del mensaje sobre el Salvador recién nacido: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace».

Dios es glorioso. Dios es luz pura, esplendor de la verdad y del amor. Él es bueno. Es el bien por excelencia. El canto de los ángeles es una irradiación de la alegría que los inunda. En sus palabras oímos, por decirlo así, algo de los sonidos melodiosos del cielo.

Queremos dejarnos embargar de esta alegría: existe la verdad. Existe la pura bondad. Existe la luz pura. Dios es bueno y él es el poder supremo por encima de todos los poderes. En esta noche, deberíamos simplemente alegrarnos de este hecho, junto con los ángeles y los pastores.

Con la gloria de Dios en las alturas, se relaciona la paz en la tierra a los hombres. Donde no se da gloria a Dios, donde se le olvida o incluso se le niega, tampoco hay paz. Hoy, sin embargo, corrientes de pensamiento muy difundidas sostienen lo contrario: la religión, en particular el monoteísmo, sería la causa de la violencia y de las guerras en el mundo.

Si es incontestable un cierto uso indebido de la religión en la historia, no es verdad, sin embargo, que el «no» a Dios restablecería la paz. Si la luz de Dios se apaga, se extingue también la dignidad divina del hombre. Entonces, ya no es la imagen de Dios, que debemos honrar en cada uno, en el débil, el extranjero, el pobre. Entonces ya no somos todos hermanos y hermanas, hijos del único Padre. Qué géneros de violencia arrogante aparecen entonces, y cómo el hombre desprecia y aplasta al hombre, lo hemos visto en toda su crueldad el siglo pasado.

Así pues, Cristo es nuestra paz, y ha anunciado la paz a los de lejos y a los de cerca (cf. Ef 2,14.17). Cómo dejar de implorarlo en esta hora: Sí, Señor, anúncianos también hoy la paz, a los de cerca y a los de lejos. Haz que, también hoy, de las espadas se forjen arados (cf. Is 2,4), que en lugar de armamento para la guerra lleguen ayudas para los que sufren. Ilumina la personas que se creen en el deber aplicar la violencia en tu nombre, para que aprendan a comprender lo absurdo de la violencia y a reconocer tu verdadero rostro. Ayúdanos a ser hombres «en los que te complaces», hombres conformes a tu imagen y, así, hombres de paz.

Los pastores movidos por una santa curiosidad, acudieron a ver en un pesebre a este niño, que el ángel había dicho que era el Salvador, el Cristo, el Señor.

Vayamos allá, a Belén, dice hoy la liturgia de la Iglesia. Trans-eamus traduce la Biblia latina: «atravesar», ir al otro lado, atreverse a dar el paso que va más allá, la «travesía» con la que salimos de nuestros hábitos de pensamiento y de vida, y sobrepasamos el mundo puramente material para llegar a lo esencial, al más allá, hacia el Dios que, por su parte, ha venido acá, hacia nosotros.

Vayamos allá, a Belén, también a la ciudad concreta de Belén, en todos los lugares donde el Señor vivió, trabajó y sufrió. Pidamos en esta hora por quienes hoy viven y sufren allí. Oremos para que allí reine la paz. Pidamos también por los países circunstantes, por el Líbano, Siria, Irak, y así sucesivamente, de modo que en ellos se asiente la paz. Que los cristianos en aquellos países donde ha tenido origen nuestra fe puedan conservar su morada; que cristianos y musulmanes construyan juntos sus países en la paz de Dios.



lunes, 17 de diciembre de 2012

No saben qué hacer con la gente. La “casa que enloquece”





 Hoy hemos tenido una breve charla, como hacía algún tiempo no habíamos tenido, hablando de los problemas de los usuarios (hacía tiempo también que no usaba esta horrible palabra, pero para abreviar…). Hoy había un buen número de personas pues la semana pasada ha estado de baja la trabajadora social, y de manera especial una de ellas, una persona de mediana edad, descargó una parte considerable de sus muchas preocupaciones.

Comenzamos a hablar de lo difíciles que están las cosas, de cuánto van a durar y poco a poco fuimos descendiendo a los problemas concretos de cada uno de los presentes; uno se quejaba de que no había trabajo  en Huelva ni en Almería, y que este año se agrava la situación por la escasez de aceituna, tampoco se necesita mano de obra en esta recolección. Yo he oído por la radio, precisamente, que esta escasez hará que suba el precio del aceite de oliva hasta los cinco euros, y que ya muchas mujeres están haciendo acopio de aceite.

Luego se centró más la conversación entre esta persona que decía y otro más que había estado pescando algunas temporadas, y comentábamos las dificultades que pasan los pescadores del pez espada, y una en especial, los numerosos cortes que les hacen estos enormes peces en las piernas con sus violentos movimientos al echarlos en la cubierta. Y aquí es donde estaba la preocupación de nuestro amigo, venía desde el norte, Asturias, para hacer un curso relacionado con la pesca e irse de nuevo a ganarse la vida al mar.

Pero, hablando de “la casa que enloquece”, o sea, la Administración, es donde nos surgió la frase que da título a este post, y la califico así “la casa que enloquece” porque es lo más parecido al capítulo de Asterix y Obelix en el que  tratan de solicitar un permiso para ir a la Legión romana y los mandan de una ventanilla a la otra y de una planta a otra en un edificio de varios pisos; el mismo Obelix termina agotado. Pues bien, podemos imaginarnos lo que supone a un español de hoy tener que solicitar o presentar cualquier instancia para cualquier necesidad, esta imagen del comic se queda pequeña comparada con nuestra España fragmentada en diecisiete administraciones o comunidades autónomas, algunas paladeando la independencia.

A continuación nos desgranaba cuales eran las causas de su presencia en San Fernando, además de las de buscar trabajo; “renuncio a cualquier prestación social que me den, porque la mayor parte se la lleva ella; no merece la pena; prefiero no cobrar, perder el derecho a cobrarla y  trabajar”. De su pensión le quitaban la mayor parte y con lo que le quedaba no podía vivir. Estas eran las ideas que repetía una y otra vez mientras nos iba contando su proceso de separación, a la vez que hacíamos una crítica de la ley de violencia de género, que parece ciega, defiende radicalmente de la mujer y al hombre lo condena de antemano como maltratador. Sus palabras transmitían mucho dolor, a pesar de haber seguido un proceso de reconciliación guiado no la lograron; y lo peor es cuando hablaba de los hijos, se emocionaba este hombre cuando describía su comportamiento cuando le tocaba cuidarlos a él y cómo se esforzaba en controlarlos un poco en sus excesos e indisciplina; “cuando venían de estar con ella era horrible. No les hacía caso, luego no querían ir con ella”.

Quizá me he extendido en este párrafo, y no sé con certeza quién era el más responsable en este proceso de separación, pero quiero dejar constancia de los lamentos de un hombre que sufre las consecuencias nefastas  de la ley de violencia de género. Y no estoy defendiendo a los maltratadores, sólo quiero criticar una ley injusta, mal planteada y discriminatoria; “discriminación positiva”, ¿con esta absurda calificación pretenden ser justos?, ¿cómo se va a hacer justicia discriminando? Casi me da miedo expresar esta opinión, pues se me echarían encima muchas personas, incluso conocidos y amigos, y con usar solo el masculino en estas dos palabras algunos estarán diciendo “ese es un facha”, o cualquier otro insulto desproporcionado e inexacto.

En cualquier caso la justicia es imparcial, la justicia verdadera juzga los hechos y a las personas sean quienes sean y no por lo que sean, pobres o ricos, hombres o mujeres, y a cada cual le da su merecido de acuerdo a su falta; las faltas no tienen género, son crímenes y ya está. No me cansaré de decir que esta ley consagra la división social más atroz entre hombres y mujeres, por eso es destructiva, genera odio y desestabiliza la base de la sociedad que es la familia, tarea que completa con la invención de no sé cuántos tipos de familia. Hay que ver cuántos tipos de familia  figuran en nuestras fichas de acogida. ¿Es todo esto normal?, ¿Nos hemos vuelto todos locos? Yo creo que sobre todo nos hemos vuelto egoístas,  sujetos de derechos y pocos o ningún deber. Así nos va, qué será eso del bien común…

sábado, 15 de diciembre de 2012

Encuentro de voluntarios de Cáritas Arciprestal de San Fernando, Navidad 2012




Un año más celebramos nuestro encuentro “de invierno”, o mejor, de Navidad. Comenzaré diciendo que fue un encuentro muy agradable, y que me alegro de que fuera en la parroquia de El Buen Pastor, porque se lo merecen, y a los demás también nos viene bien cambiar de aires, y acercarnos a periferia…

En primer lugar nos dirigió unas palabras el P. Alfonso para agradecer nuestra presencia y para informarnos de la inminente apertura de una Oficina Jurídica en la sede arciprestal, con el fin de que vayamos difundiendo esta excelente novedad entre los acogidos de nuestras parroquias que tengan problemas de cualquier tipo con la administración o la justicia.

A continuación el P. Félix nos ofreció una oportuna reflexión sobre la Esperanza. Alabo yo su clarividente criterio al elegir este tema en vez de la Caridad o la Fe, aunque seamos voluntarios de Cáritas y creyentes, porque, como bien nos expuso, si transmitiéramos esperanza a los acogidos con nuestra forma de actuar, entonces estábamos poniendo en práctica la caridad y sin duda la fe, ya que de ellas brota la esperanza, y así seremos constructores del Reino de Dios. Su discurso estuvo plagado de textos bíblicos, de manera que sus  palabras eran claras y sinceras, la mejor manera de facilitarnos a nosotros una buena reflexión sobre nuestra forma de actuar como voluntarios de Cáritas.

Al finalizar la Eucaristía, el equipo de El Buen Pastor nos obsequió con una participación de lotería segura al Nº 241212,  un gesto simpático a la vez que nos recuerdan donde debemos poner nuestras esperanzas.

Por fin pasamos al comedor preparado para la ocasión donde compartimos nuestras viandas,  noticias y  experiencias. Aún tuvimos que escuchar, en silencio contenido, la presentación de la campaña de Cáritas para este año. Digo esto porque estábamos deseando  dar rienda suelta a los saludos, preguntas y comunicaciones entre unos y otros dado que la hora era ya un tanto avanzada.

Salvando estos pequeños inconvenientes nos dimos a la comida y a la charla con los ánimos redoblados. Lo primero que me apetece destacar es  la alegría que me dio ver a los sufridos voluntarios de la Oliva muy relajados y contentos con el nombramiento de los PP Blancos como responsables de su parroquia. Otro aspecto muy positivo de la convivencia es, como ya he dicho,  el lugar elegido en esta ocasión, dándonos oportunidad de salir de nuestro entorno cotidiano y tomar contacto, en mi caso por primera vez, con un equipo muy bien organizado, muy activo y muy numeroso,  el que cuenta con mayor número de jóvenes.

Quizá es ahora cuando me toca lamentar las ausencias, porque considero que ver a un equipo que cuenta con tantos jóvenes comprometidos con Cáritas, y además bien preparados,  nos puede servir de estímulo para alcanzar este objetivo tan deseado en nuestros equipos parroquiales, para asegurar el relevo, en algunos casos necesario y urgente. Yo tuve la oportunidad de charlar con algunos de los jóvenes, gracias al P. Damiano, y en pocos minutos estábamos compartiendo algunas de nuestras actividades.

Puedo decir una vez más que no hay encuentro de voluntarios que no sea una oportunidad estupenda para vernos, muchos  ya como amigos, y para intercambiar experiencias y cargar los ánimos, un poco maltrechos a veces por la carga que se nos acrecienta cada día, y el escaso número de voluntarios para soportarla.

Terminaré como siempre, optimista, aunque no sé si tanto esta vez, diciendo que no importa, que los que estamos valemos, y mientras sigamos convencidos Cáritas de San Fernando seguirá haciendo un papel muy decente en la sociedad, y más ahora con esa buena noticia de la apertura de la Oficina Jurídica, una oferta extraordinaria para aliviar  a quienes son presa de esta crisis tan insensible y persistente (iba a poner “pertinaz…como aquella sequía”…).

PS. Lo he pensado mejor, el P. Félix me ha dado la clave para definir este encuentro, ha sido el encentro de la esperanza, pues nos  dio la medicina adecuada para curar nuestros posibles achaques o dudas y el baremo para saber si estamos actuando bien o no tan bien como esperan de nosotros. OM

viernes, 7 de diciembre de 2012




El Niño Dios, que para salvarnos nace humildemente, nos enseñe a afrontar la vida con esperanza,  nos mantenga  siempre atentos a su mensaje y dispuestos para socorrer al necesitado.