viernes, 31 de enero de 2014

Lo que verdadera mente mata Portugal…(es válido para cualquier país del mundo)

(No sólo mata a Portugal, lo mismo se puede aplicar a cualquier país en estos momentos de crisis, y describe magistralmente a la clase politica, de cualquier país del mundo. Ojalá lo leyeran los políticos y se vieran como son, o como los vemos la población que los sufre. Es un artículo extraordinario, en el contenido y en la forma, porque también la crítica debe estar bien expresada, argumentada, ajustarse a la verdad y aportar claridad. Con el permiso de su autor lo publico en castellano,por si por aquí alguien lo lee y actúa.)

Eça de Queirós, in 'Distrito de Évora'

Lo que verdaderamente nos mata, lo que torna inquietante esta coyuntura, llena de angustia, estrellada de luces negras, casi luctuosas, es la desconfianza.

El pueblo, simple y bueno, no confía en los hombres que hoy tan espectacularmente están meneando la púrpura de ministros; los ministros no confían en el parlamento, a pesar de tenerlo suavizado, calentado con todas las dulces cantigas de  empleos, rentables canonjías, pingues sinecuras; los electores no confían en sus mandatarios, porque les gritan en vano: “Sed honrados”, y nos miran a pesar de eso adormecidos desde el seno ministerial; los hombres de la oposición no confían unos en otros y van al ataque, lanzándose unos a otros, amigos combatientes, una torva mirada de amenaza. Esta desconfianza permanente lleva a la confusión y a la indiferencia. El estado de expectativa y de demora cansa a los espíritus.  No se presentan soluciones ni resultados definitivos: grandes torneos de palabras, discusiones aparatosas y sonoras; el país, viendo los mismos hombres pisar el suelo político, las mismas amenazas del fisco, la misma gradual decadencia. La política, sin actos, sin hechos, sin resultados, es estéril y adormecedora

Cuando en una crisis se alargan las discusiones, los análisis reflexivos, las lentas cogitaciones, el pueblo no tiene garantías de mejoramiento ni el país esperanzas de salvación. Nosotros no somos impacientes. Sabemos que nuestro estado financiero no se resuelve en bien de la patria en el espacio de cuarenta horas. Sabemos que un déficit arraigado, inoculado, que es un vicio nacional, que fue criado en muchos años, sólo en muchos años será destruido

Lo que nos duele es ver que sólo hay energía y actividad para aquellos actos que nos van a empobrecer y aniquilar; que sólo hay reposo, laxitud, sueño beatífico, para aquellas medidas fecundas que podían venir a endulzar la esperanza del camino. ¿Se trata de votar impuestos? Todo el mundo se agita, los gobiernos preparan largos relatos, eruditos y de primorosa forma; sus áulicos afinan la lámina reluciente de su argumentación para cortar los obstáculos erizados: Las minorías se reúnen en concilios para jurar la uniformidad servil del voto. ¿Se trata de un proyecto de reforma económica, de un gasto a eliminar, de un buen mejoramiento a consolidar? Comienzan las discusiones, creciendo en sonoridad y lentitud, comienzan las argumentaciones arrastradas, flojas, que se extienden por meses, que se agarran a todo incidente y a toda suerte de explicaciones frívolas, y duran así una eternidad ministerial, inmensa y diáfana.

El país, que tiene vista mil veces la repetición de esta dolorosa comedia, está cansado: el poder anda en un cierto grupo de hombres privilegiados, que se investirán de aquel sacerdocio y que a nadie más ceden las insignias y su secreto de los oráculos. Repetimos las palabras que hace poco Ricasoli decía en el parlamento italiano: “La patria está fatigada de discusiones estériles, de la debilidad de los gobiernos, de la perpetua mudanza de personas y de programas nuevos.”



jueves, 30 de enero de 2014

La humildad no es una virtud


Por José Luís Nunes Martins
publicado em 20 Abr 2013 - 03:00

La mayor parte de nuestras opiniones no resultan de años de análisis racional y objetivo, sino de un proceso duradero en que se presta atención a todo lo que confirma aquello en que se cree, al mismo tiempo que se ignora lo que contradice o cuestiona aquello que se opone a nuestras creencias.

Nos gusta escuchar y leer lo que ya sabemos. Como si la novedad fuese incómoda… Las noticias con más sucesos son las que confirman las sospechas, una completa novedad choca con toda las resistencias de las mentes que así se limitan, prefiriendo siempre las viejas novedades.

El problema de esta discordancia de nuestra estructura lógica es que, así, no se conocen –por no querer conocerlas- otras perspectivas, se dedica el tiempo a profundizar aquello en que se cree en vez de ponerlo a prueba de forma seria. Tal vez sea el riesgo de perder las creencias (donde juzgamos que reside la identidad) lo que nos impide ponerlas a prueba…

Por más extraña que sea una teoría, quien quiere encontrar pruebas que la sustenten acaba siempre por encontrarlas, de manera más o menos extraña, en un camino cuya ley es ignorar las evidencias de lo contrario.

Bastará una o dos décadas para que alguien, juzgando así el mundo y a  sí mismo, se vuelva tan confiado en su análisis que nada ni nadie lo podrá desengañar.

Quien busca Verdad debe considerar las pruebas de las posiciones contrarias a la suya. Asumimos más la responsabilidad de nuestros éxitos que la de  nuestros fracasos… más aún, cuando fallamos, consideramos  siempre que toda conjetura y cualquier pequeño detalle extraño a nuestra voluntad es visto como un condicionante determinante… si vencemos en cualquier juego, eso se debe a la excelencia de nuestras capacidades; pero, si perdemos, entonces habrá sido por una conjunción grande de factores, donde casi nunca entra la hipótesis de que nuestras capacidades sean, o hubieran sido, insuficientes.

Casi todos nos creemos por encima de la media, no será nada extraño que un cuarto de la población se crea formando parte del 1% superior… también, si preguntáramos individualmente a cada miembro de una pareja cual es el porcentaje de su contribución en las tareas domésticas, la suma de respuestas será, muy probablemente, por encima del 100%...
  
El mayor problema de este error común es que genera y alimenta optimismos malignos… Pueden estos orgullos librarnos de depresiones, aliviarnos tensiones, permitirnos continuar viviendo con alguna confianza, pero, en verdad, todo eso tiene un precio, alto, muy alto: el aislamiento y la discordia. La arrogancia precipita la caída.

La humildad no es una virtud, no es siquiera una cualidad. La humildad es la verdad.

Se trata de la luz con la que podemos vernos tal como somos y la que ilumina los caminos para ser mejores;  la verdad con la que podemos ver a los otros tal cual son, reconociendo sus talentos y sus necesidades específicas. La humildad es la base del amor. Solamente se ama con la verdad. Aprender aquello de lo que el otro precisa, o lo completa, no es algo natural y espontáneo, supone un duro trabajo olvidarnos de nosotros, y de nuestras teorías, para concentrarnos en aquellos otros que queremos que sean felices.


Las grandes vidas, las grandes obras, son creaciones de los que arriesgan todo, de los que tienen fe más allá de lo que saben y de lo que imaginan… De los que abdican de la comodidad de sus egoísmos. Hombres y mujeres que andan por los cielos, y a veces, también, por los infiernos… se atreven a olvidarse de sí mismos, a abrirse y perderse, dan un paso adelante cuando no hay seguridad, se vencen a sí mismos y pueden más que ninguno… lo imposible.

Santa Inquisición



Por Gonçalo Portocarrero de Almada
publicado em 16 Nov 2013 - 05:00

Están de moda los sondeos de opinión pública, por lo que no es muy de extrañar que, también en la Iglesia, se recurra a este tipo de consulta popular. Sin embargo, es con alguna sorpresa y bastante sensacionalismo como la comunicación social transmite la noticia, en la letra impresa de los diarios, en la voz de las radios y en las imágenes de las televisiones, del cuestionario que el Papa Francisco ha hecho llegar a las diócesis.

No es más  que una consulta, sin otro propósito que la mera información, pero hay quien sueña con reformas copernicanas de la moral católica. Un sínodo o un Papa, no pueden alterar los principios básicos de la doctrina cristiana pero, consultados los fieles pueden mejorar su atención pastoral.

Dos mil años antes del Papa Francisco, ya Jesucristo, en Cesarea de Filipo, hizo un sondeo de opinión pública: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” – preguntó Él a sus discípulos. Las diversas respuestas – “Unos dicen que Juan Bautista, otros que eres Elías, otros que Jeremías o alguno de los profetas”- fueron todas amables… ¡pero todas erradas! Sólo
Pedro, interrogado por el Maestro, respondió de forma acertada: “¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo!” No porque Simón fuese más inteligente, o perspicaz, que los otros apóstoles – “no fue la carne ni la sangre que te lo revelaron”- sino porque fue a él a quien le fue dada la misión de confirmar a sus hermanos en la fe.


Sean cuales fueren los resultados del actual cuestionario a las Conferencias Episcopales de todo el mundo, una cosa es cierta: por la palabra del sucesor de Pedro nos llegará, más de una vez,  la respuesta verdadera, porque sólo él es, como su antecesor, la piedra sobre la cual, también ahora, Jesucristo edifica su Iglesia.

miércoles, 29 de enero de 2014

La política de Nuestra Señora de Fátima


 Por Gonçalo Portocarrero de Almada
publicado em 6 Jul 2013 - 05:00


Habrá quien no aprecie a Nuestra Señora de Fátima por achacarle a esta “santiña”, que al contrario de otras homónimas suyas, es muy “política” e, incluso, una anticomunista un poco primaria.

Es verdad que las apariciones en Cova de Iria desestabilizaron a la ya muy inestable primera república portuguesa. Hubo, en el inicio, quien temió que todo fuese un montaje anticlerical, para desacreditar a la Iglesia y desencadenar nuevas persecuciones. Una Nuestra Señora que, más que interferir en la Republica, se pronuncia sobre la Guerra Mundial y el fin del comunismo soviético parece, en consecuencia, demasiado política, sobre todo para quien sólo tolera los santos en los desvanes de las sacristías.

Para poner término al conflicto internacional y evitar la expansión del comunismo, María no se dejó ver por los políticos, no se mostró a los ejércitos, no intervino en los parlamentos, no envió mensajes a los jefes de Estado. Se apareció a tres niños analfabetos y les pidió un imposible, sin otros medios que la oración y el sacrificio.

No son sólo los titulares de cargos públicos, los jefes de los partidos, los agentes económicos y los dirigentes sindicales los protagonistas de la política: todos lo somos, porque todos tenemos el derecho y el deber de participar en lo que a todos merece respeto. Algunos, es cierto,  actuando directamente en las estructuras del poder; otros, interviniendo directamente a través de su acción social; casi todos, participando en los actos electorales. Pero, para un ciudadano creyente, más allá de estos medios humanos, que no debe descuidar, hay una intervención más eficaz: la oración. Para un cristiano, pedir a Dios por los gobernantes y agradecer su servicio es un deber religioso y una actuación política muy importante.


Certezas momentáneas


José Luís Nunes Martins
publicada el 27 de abril 2013 - 03:00



Hay cada vez más gente llena de certezas. Tienen teorías para todo… Sin darse cuenta, construyen así sus propias desgracias, porque así se hacen siempre grandes ilusiones a las que  siguen, invariablemente, las terribles desilusiones.

Casi toda las ideas y teorías tienen su validez condicionada al tiempo, son aceptables solamente y sólo hasta que aparezca otra mejor. Erramos mucho. El conocimiento humano funciona por mejoras continuas. Así evolucionan las ciencias y así, también, deben mejorar nuestras creencias respecto a todo.


Este perfeccionamiento pasa por la capacidad de descubrir los errores y problemas en las soluciones existentes para así encontrar soluciones diferentes, mejores, más cerca de la verdad… nunca dando por bueno o suficiente lo que se sabe.


Claro que hay todavía aquellos que se consideran fuera del tiempo, se consideran el corolario de toda evolución, como si el universo se hubiese aliado para criarlos y servirlos… ¡el apogeo de la humanidad! Tienen siempre caídas tremendas… justas.

Nuestro conocimiento evoluciona a medida que vamos subiendo la escalera de la torre que vamos construyendo… sin prisas ni presunciones. Nadie descubre la verdad, vamos, sí, construyendo modelos temporales que nos aproximan a ella.


Cuando, con una actitud humilde, navegamos en los mares de nuestras inseguridades, dudas y fracasos, hay momentos en que una simple palabra, una mirada o un pequeño detalle, nos permiten presentir la verdad absoluta de la existencia, la eternidad toda en un segundo: la absoluta certeza de un mañana que nos espera.

Esos momentos valen más que una vida entera, porque son instantes de vida eterna.


¿Tiene la Iglesia un problema con las mujeres?



P. Gonçalo Portocarrero de Almada
no PÚBLICO (Domingo, dia 14-4-2013):


Hay quien piensa que a Iglesia tiene un problema con las mujeres. El tópico, que no llega siquiera a un argumento, era recurrente en la voz de las feministas del 68, que hoy son, por cierto, muy respetables abuelas. Sin embargo, como el prejuicio persiste, merece algunas consideraciones sumarias.

Desde los principios del Cristianismo, mujeres y hombres gozan de la misma dignidad. La distinción funcional no excluye esta igualdad fundamental de todos los fieles porque, como enseña el Concilio vaticano II, todos somos llamados a la perfección de vida cristiana. Lucas enaltece a la Madre de Jesús y aclara que, a la par del grupo masculino de los doce apóstoles, también un conjunto de mujeres seguía al Maestro, con igual dedicación. No extraña, por tanto, que los relatos bíblicos de la Resurrección de Cristo tengan como protagonistas a las mujeres. De  hecho María Magdalena se anticipó a todos en el anuncio del resucitado, hasta fue denominada “apóstol(a) de los apóstoles”.

En la Iglesia, desde siempre fue así. Son mujeres las superioras de los conventos y de las órdenes femeninas, sin ingerencia de ningún poder masculino, salvo el del Papa, a quien todos los católicos, sean hombres o mujeres, están sujetos. Hasta hubo abadesas que fueron
tenidas  por preladas, porque ejercieron un poder casi episcopal. Las reinas cristianas, que lo fueron por derecho propio, ejercieron un poder en todo igual al de los reyes. Nótese que, en pleno siglo XXI, la mujer del monarca marroquí no sólo no reina sino que ni siquiera es reina, sólo es princesa y, como tl, inferior y subalterna a su augusto cónyuge. Pero esto no incomoda a las feministas, que parecen más interesadas en atacar a la Iglesia que en defender lo derechos de las mujeres de otras religiones.

No consta que la religiosa Beata Teresa de Calcuta, la lega C. Lubich, o la médica Santa Juana Beretta Mola, casada y madre de varios hijos, hubiesen tenido, por razón de su condición femenina, ningún problema con la Iglesia de su tiempo, que es el nuestro. Al contrario, más y mejor que muchos hombres, enriquecieron la institución eclesial con la alegría de sus vidas santas y, las dos primeras, también con el dinamismo de las entidades que crearon.

El movimiento creado por Chiara es incluso un caso de saludable feminismo cristiano: aunque es mixto, sólo las mujeres pueden llegar a la presidencia. Sería un caso para decir que la Iglesia tiene un problema con sus fieles de sexo masculino, ya que nunca podrán ascender a la cima de esa meritoria organización…
  
Sobre la cuestión de la mujer en la Iglesia, como otras análogas, considérese un aspecto hacia el cual el Papa Francisco ha llamado la atención y va mucho más allá del pormenor,  de lavar los pies a dos adolescentes: la necesidad de entender la Iglesia como servicio y no como poder. Quien ve aún a la Iglesia como un poder,  no puede asimilar que, para un cristiano coherente, sea hombre o mujer, lo único que importa es el servicio y que, al efecto, tanto da la condición masculina como femenina, ser lego o sacerdote, vivir la vida contemplativa o ser religioso o ciudadano del mundo.

Decididamente, no es la Iglesia quien tiene un problema con las mujeres, sino algunas mujeres las que tienen un problema con la Iglesia. Unas cuantas –María de Nazaret, María 
Magdalena, Isabel de Portugal, Alexandrina de Balazar, Joana Beretta Mola, Teresa de Calcuta, Chiara Lubich, etc.- lo resolvieron. Otras, por lo visto, aún no, pero están a tiempo de hacerlo, como alguien dice de Teresa de Lisieux, el rostro de Cristo en la cara de una mujer.





martes, 28 de enero de 2014

Ciencias, más o menos ocultas, hay muchas…



Gonçalo Portocarrero de Almada
No Público de 15-7-2013:


Los estudios científicos valen lo que valen los que los hacen.

Es infalible como el destino: siempre que se abre, en la sociedad portuguesa, una cuestión  que provoca una fractura social, no sólo surgen unos incógnitos sabios a testimoniar convincentemente la normalidad de esa nueva anormalidad, sino que  también aparecen, venidos de la nada, gran cantidad de estudios científicos de prestigiosas instituciones internacionales, a atestiguar que la pretendida reforma es de lo mejor que hay. Aquí y allá.

Dicen academias extranjeras y dicen bien. Por supuesto, no tiene ningún impacto mediático un eventual Gremio de los Psicoanalistas de Moscavide, o una hipotética Asociación de Veteranos de Psicoterapia de Bolhão. Como dice la Biblia, nadie es profeta en su casa, o en su tierra. Pero le viene bien una opinión de una imaginaria Psychiatric Scientific Academy americana, un veredicto de una organización ambientalista con sede en los fiordos de Noruega, o un estudio exhaustivo de un famosísimo especialista birmanés. Famosísimo aquí, claro, porque en su tierra y alrededores tal vez nadie lo conozca.

La gran ventaja de las referencias más o menos eruditas  es que dan luego un aire “científico” a la cosa. Como el portugués es muy dado a un cierto complejo de inferioridad en relación a lo que “ahora” se hace “a fuera” – tanto da que sea en los Estados Unidos de América o en Manchuria- basta insinuar el prejuicio de nuestro atávico atraso cultural, para que al país le entre aquel nerviosismo infantil de un niño nervioso. Cuando el frenesí llega a ser colectivo, la cuestión pasa a ser urgente y, como tal, sobrepasa todo en la agenda política nacional. Y, entonces, “nos acordamos” de cuan necesaria es una reforma de la que alguien hablaba, hace tan sólo un par  de meses…

En un artículo de Público, de 27 de junio de 29013, Ana Mato Pires defiende que “los afectos no tienen género y la paternidad no está en los gametos”, por lo que debe desconocer, entre otros, el amor de madre. ¡En apoyo de su revolucionaria tesis, invoca nada más y nada menos que diez instituciones! Para muestra, todas norteamenricanas y, seguramente, muy ilustres por esas bandas pero, si cuela, tan creíbles cuanto lo son, por aquí, los “profesores” Karamba, Bambo, Issa, Laminé, Mamadu, Marufe y Sidico, el cual, según él mismo, es “el mejor científico que hay en Portugal y en Europa en Ciencias ocultas”. Muy ocultas, de hecho.

Los estudios científicos valen mucho, como es obvio. Pero valen lo que valen las personas que los hacen. Todos los totalitarismos tienen también sus científicos de servicio, dispuestos a jurar la inevitabilidad científica de las teorías del poder. La tesis de la superioridad de la raza aria y de la inferioridad de los judíos tuvo foros de verdad científica, en la Alemania nazi. También el socialismo soviético tenía pretensiones científicas, por contraste con el socialismo utópico, de los pre-marxistas. Entre nosotros, la “gamberrada” anticlerical de la 1ª República, antes de expulsar a los jesuitas, les midieron los cráneos, para así atestiguar, científicamente, su índole criminosa…

En alguna parte, seria necesario levantar un memorial a las victimas de los estudios de la ciencia, o de la pseudociencia, porque tal vez no sean menos que los mártires de la fe, de la patria y de la libertad.

He nacido en Holanda y estudiado en Lisboa, Atenas, Madrid y Roma, nos soy, ni nunca lo fui, defensor de “orgullosamente solo”, de triste memoria. Pero tampoco me embarco en la palabrería de los políticos que, como monos de imitación, pretenden importar, copiando, todo lo que se hace “a fuera”. La mengua de argumentos racionales no se resuelve con “estudios” extranjeros, tan ilustres como desconocidos son sus autores. Por eso, al estudiante cuya enamorada se mostraba esquiva con la disculpa de los “estudios”, una divertida tuna universitaria portuense aconsejaba: ¡desconfía!



¿Antes todo era malo, y ahora todo es bueno?



Caballeros valientes y princesas encantadas son, por lo tanto, excelentes metáforas que pretenden traspasar la idea de coraje y de nobleza de carácter esenciales a quien ama.
Esta lucha heroica por el valor de la esencia de otro no está al alcance de todos. La mayor parte de las personas son egocéntricas, se alegran al trenzar sus egoísmos en figuras improvisadas de resultado siempre disforme... Tal vez porque así consiguen disfrazar el vacío que es la prueba de cuan frustrante, frívolo, e inútil es su paso por este mundo.” José Luis Nunes Martins

Mientras leía ayer la hermosa y profunda crónica de José Luís Nunes Martins sobre el amor y la vida, o, sobre la vida y el amor, me vino a la memoria un pensamiento que me asaltó en un momento de esos en que oyes tantas y tan malas noticias, y tan variadas, de cerca y de lejos, de todas partes, de ricos y de pobres, y de la gente corriente, que no puedes dejar de ver lo mal que está el mundo, en general, y en el entorno cercano, y quizá en ti mismo, si eres una de esas víctimas de la crisis, directamente, por solidaridad o cercanía.

Como digo, no pude por menos de pensar en aquel momento: “si la gente tuviera miedo, no pasarían estas cosas”.

Nos han hecho creer que los cuentos clásicos eran malos, porque los niños sufrían con los protagonistas sus calamidades y temores. Nos han hecho creer que la religión es mala, porque los curas sólo nos hablaban del infierno. Con el miedo  dominaban nuestras conciencias, los padres y los curas, y nos privaban de ser libres y felices.

Antes todo era malo, y ahora todo es bueno, porque somos “libres”. Realmente hemos escuchado la voz del mal, y nos hemos desprotegido frente a sus adulaciones. Ahora nos tiene en sus manos, y nos cansamos de todo, y nos tememos y nos enfrentamos unos con otros, porque no sabemos utilizar la libertad sólo en nuestro bien y en el de todos.

Y lo peor es que,  muchos  han quemado las naves, o han olvidado el camino de regreso a la seguridad de la casa, de la familia, de la fe en Dios Todopoderoso, para poder aprender a vivir como corresponde en cada etapa de la vida. Como niño experimentando los sinsabores que ofrece la vida con juegos, bajo la protección paterna, para pasar entrenado a las pruebas verdaderas que se le  pueden presentar en la adolescencia y la juventud,  sabiendo bien que nuestros actos tienen consecuencias, y así ir eligiendo el camino mejor entre tentaciones, aspiraciones y deberes. Y así  llegar a la madurez en condiciones de dar lo mejor de sí mismo como persona particular, como ciudadano y profesionalmente.

Entregarse, hasta dejarse absorber por el bien. Renunciar al egoísmo en beneficio del bien común. Con estos mimbres nos saldría otra sociedad, más acogedora.


lunes, 27 de enero de 2014

Todo hombre tiende naturalmente al amor.


José Luis Nunes Martins


Sucede que el concepto común de amor corresponde casi de manera universal a una idea genérica, ambivalente y, tantas veces, errada, por tan irreal.

Amar es darse. Entregar la esencia propia a otro, luchando a favor de él. De forma pura y gratuita, sin esperar otra recompensa que la de saber que conseguirá ser lo que se es. Amar, al contrario de lo que opinan muchos, no es una fuente de satisfacción… Amar es algo serio, arrebatador y tremendamente desagradable. Quien ama sabe que eso más se parece a una especie de maldición de cuento infantil con un final invariablemente feliz…

Caballeros valientes y princesas encantadas son, por lo tanto, excelentes metáforas que pretenden traspasar la idea de coraje y de nobleza de carácter esenciales a quien ama.

Esta lucha heroica por el valor de la esencia de otro no está al alcance de todos. La mayor parte de las personas son egocéntricas, se alegran al trenzar sus egoísmos en figuras improvisadas de resultado siempre disforme al que insisten en llamar amor. Tal vez porque así consiguen disfrazar el vacío que es la prueba de cuan frustrante, frívolo, e inútil es su paso por este mundo.

Cuando alguien ama verdaderamente, se pierde. La búsqueda de una felicidad propia no tiene sentido. Sin tiempo ni espacio para reposar la cabeza, aquel que ama se ofrece generosamente al otro en un camino por donde casi nunca es  mañana. El sufrimiento aparece como el puente por donde se debe entrar en un mundo donde la felicidad no tiene nada en común con los amores de aquí.

Amar es vivir con fuerza, sentido y valor.

La paz que sirve de base al amor nace y se alimenta de la certeza de que la vida que vivimos no es nuestra, nos ha sido ofrecida con la condición y el propósito de amarnos. Cuando se ama, se camina sobre la nada. Pero si, en un instante, se deja de creer y se busca la firmeza de un suelo, se cae inmediatamente en el abismo sobre el cual antes se volaba, en un milagro que la inteligencia no concibe ni abarca. El amor no es racional, ni humano. Es la verdad pura que no se entiende con la inteligencia común. Las palabras dicen poco, enseñan poco, entretienen a quien no quiere vivir… es precisa una gran humildad para comprender que no todo  puede ser comprendido. Creer en el amor, con el corazón, es sentir la fuerza de una mano intangible, que nos lleva, nos eleva y, a veces, nos alienta… otras nos prueba por el dolor profundo.

 Amar es escoger un camino por entre infinitas encrucijadas. La elección de una es la renuncia de todos y de cada uno de los demás, a través de una fe que es substancia de esperanza y tiene forma de sueño. Amar es escoger un camino y hacerlo… a partir de nada.

Solamente por la angustia del amor es como el espíritu humano se torna digno de enseñorearse de sí mismo. La raíz del mal está en la inercia de los espíritus que tientan con bastarse a sí mismos… en la pereza –que es el mayor de todos los pecados, porque hace que el hombre se contente con lo que tiene - , dejando de querer ser lo que es.


Amar es dar la propia vida. Con los brazos extendidos. En una actitud ante el mundo semejante a la de un mendigo que extiende su mano a la caridad del extraño que pasa… la soledad profunda de quien siente temblar la tierra por debajo del alma que le sujeta los pies.

Es la mayor de todas las riquezas: ser pobre por haberse dado todo.

Amar a pesar de la voluntad de ser feliz.

domingo, 26 de enero de 2014

Los males de la omnipotencia y de la autoestima



Por José Luís Nunes Martins
publicado em 11 Maio 2013 - 07:00

No nacemos solos ni para estar solos. La base de nuestra infelicidad es el deseo de no hacernos a nosotros mismos felices.



Hoy día existen  dos ideas que van ganando fuerza en el mundo y que amenazan con destruir toda nuestra estructura interior. Una idea es que todo está al alcance de todos, o sea, que cualquier persona puede hacerlo todo;  otra, la de que una cosa a la que llaman autoestima es la base esencial de nuestro bien estar. Se trata de embustes tan sutiles que no nos damos cuenta del mal que contraeríamos  al seguir estas líneas de pensamiento tan aparentemente inocentes …

Nadie puede hacerlo todo. No tengo capacidad o posibilidad para decidir llevar mi vida por una infinidad de opciones, soy un ser limitado en el tiempo, en el espacio, con un contexto más o menos definido … Pensar que yo puedo ser quien yo quiero ser es, de hecho, un disparate tremendo, en la medida en que eso establece un horizonte engañador, una ilusión mala. Es claro que no podemos hacer todo, ¡ni la mitad! Pero podemos y debemos ser felices dentro de  nuestras posibilidades reales, porque se puede siempre vivir feliz. Siempre. Incluso y principalmente en los días y las noches en que es la propia tristeza la que nos aborda y adormece…

La autoestima no es la base de la identidad ni de cualquier relación. Tal vez la base, sí, pero de algo maléfico… porque aquel que se basta a sí mismo anda en sentido opuesto a lo que debía. El ser humano sólo se encuentra a través de compartir, de ayudar al prójimo, del amor… nunca en actividades de autosatisfacción donde el placer propio es el fin que se desea.

Hay cada vez más gente que procura la autoayuda por aquello que llaman problemas de autoestima… ahora, más allá de la evidente contradicción que aquí se manifiesta (procurar echar a la autoestima), eso merece una reflexión ligeramente más profunda. ¿Será que la raíz de este mal hecho de soledades no es la idea de que podemos todo? ¿casi como si fuésemos dioses? Alguien que se convence de que tiene todo a su alcance y  después se da cuenta de que tiene sólo una migaja de eso, ¡se deprimirá necesariamente!

Lo que parece absolutamente perverso es que las personas que así parten en busca de tal auto-ayuda encuentren como línea maestra la idea de que… imagínese: ¡todo está a tu alcance! ¿Tú puedes hacer y ser todo! Tu vida puede llegar a ser solamente una sucesión de alegrías… Comienza por desear y orienta tu vida en ese sentido… ahora, ¡esto asusta! Porque la vida de quien piensa así tenderá, inexorablemente, a empeorar aún más a medio plazo…

Lo que las personas buscan en realidad no es la autoestima sino el amor. Todos tenemos una especie de guarda compartida de nosotros mismos. Necesitamos al otro, precisamos del amor que le podemos dar siempre. Pero, es ahí donde encontramos lo que nos permitirá desbordar el corazón… cuando la felicidad del otro acontece. Cuando él es feliz, ¡¡¡nosotros lo seremos también!!!

No nacemos solos ni para estar solos. La autoestima es un embuste, tan contradictorio como el amor propio… nuestros brazos, abrazos, sonrisas y corazón son para dar… no sirven para nada bueno a nosotros mismos. Si queremos ser felices precisamos de los brazos, abrazos, sonrisas y el corazón de alguien… son nuestras carencias las que nos dan acceso al infinito.

La base de nuestra infelicidad es el deseo de hacernos a nosotros mismos felices. Entreguémonos a quien ama, a Dios y a todos los que con nosotros entrelazan, de las más variadas formas, sus vidas.

Nadie se ama a sí mismo. No podemos todo. Pero podemos, y debemos, se felices olvidándonos de nosotros mismos y amando de forma pura y simple. Sin la lógica de la reciprocidad. Eso es todo cuanto necesitamos para vivir una vida llena de una alegría profunda. Entre muchos días y noches de tempestades…


Cuando nos damos a los otros nos recibimos a nosotros mismos.


Consejos para la Vida.


Fernando Pessoa
http://www.citador.pt/textos/conselhos-de-vida-fernando-pessoa

Como me han parecido tan extraordinariamente útiles estos consejos, me he atrevido a traducirlos al español y quiero comartirlos con los lectores de este blog... como rec0mensa a su paciencia y fielidad...

1 - Haga las menos confidencias posibles. Mejor no hacerlas, pero, si hiciere alguna, haga como si fueran falsas o vagas.

2 - Sueñe tan poco como le sea posible, excepto cuando el objetivo directo del sueño sea un poema o un producto literario. Estudie y trabaje.

3 -Manténgase y sea sobrio cuanto le sea posible, anticipando la sobriedad del cuerpo con la sobriedad del espíritu.

4 - Sea agradable sólo para agradar, y no para abrir su mente  o discurrir abiertamente con aquellos que están prisioneros de la vida interior del espíritu.

5 - Cultive la concentración, atempere la voluntad, conviértase en una fuerza al pensar de forma tan personal cuanto sea posible, en realidad usted es una fuerza.

6 - Considere que son pocos los amigos reales que tiene, porque pocas personas son aptas para ser amigos de alguien. Intente seducir por el contenido de su silencio.

7 - Aprenda a ser diligente en las pequeñas cosas, en las cosas corrientes de la vida mundana, de la vida en casa, de manera que ellas no lo aparten de usted.


8 - Organice su vida como una obra literaria, haciéndola tan única cuanto sea posible.

Una explicación totalmente voluntaria



Hoy por fin creo que estoy en condiciones de dar una explicación de por qué se han producido estos cambios en el blog, sobre todo porque sólo tengo motivos de agradecimiento a lo mucho que he aprendido, tanto de algunos compañeros como de las mismas personas que vienen a pedirnos ayuda. Me explico.

Hace ya algunas semanas que interrumpí mi voluntariado, por pura necesidad, desde luego, y tengo que confesar que, aunque no me encuentro perdido del todo, sí se están removiendo en mi interior algunas cosillas que no quería ver, y algunos recuerdos.

No había tenido tiempo suficiente para pararme a reflexionar sobre mi vida y mi labor como voluntario. Llegué a ser voluntario para casi todo… y claro, eso no hay cuerpo humano que lo resista, bueno, por lo menos el mío, que ahora me pasa otra facturita complicada de resolver, y quizá un poco larga. Dios dirá.

Pues ahora que por fuerza tengo que parar, y hacer un alto incierto, es cuando comienzan a asaltarme algunas dudas, y para compensar esa inquietud también me asaltan algunos recuerdos, que había bloqueado en cierto modo. La sustitución tan brusca de mi trabajo como maestro, de un día para otro,  por la labor de voluntario, poco a poco  casi a tiempo completo, no me ha permitido reflexionar en profundidad. Y yo soy de los que necesita un tiempo de soledad  y tranquilidad para reflexionar.

Bien, pues la primera conclusión a la que ha llegado mi cerebro, dejándolo vagar  libremente, es que uno de los motivos de  mi “cansancio” se debe a lo difícil que resulta la labor en algunos  equipos, los personalismos exagerados, que se entiende menos entre cristianos, pero, es así, y ya se ha encargado el mismo Papa Francisco de llamarnos seriamente la atención sobre este y otros vicios.

Pero esta conclusión vino inmediatamente seguida de un recuerdo, mucho más gratificante para mí, a pesar de las dificultades que encierra la labor de maestro:  por lo menos a los niños y jóvenes se les puede educar, aconsejar, y si se resisten, están en su derecho como jóvenes a experimentar conductas  que le lleven a la madurez; pero algunos adultos están todavía en aquella fase testaruda, sin haber aprendido lo mejor de la vida que es la convivencia, la tolerancia, la cooperación, la capacidad de pedir perdón, y la disposición abierta y sincera, para buscar el bien de todos, y de la Institución a la que sirve, la Iglesia en este caso.


Bueno, al menos he logrado despejar la primera incógnita, no me cabe duda que pronto estará el camino otra vez despejado, y yo habré recuperado las fuerzas que necesito para continuar, más cómodo y aliviado, mejor preparado para mantenerme en servicio permanente hasta llegar a la meta final.

sábado, 25 de enero de 2014

Más allá de la fe y de la esperanza

Por José Luís Nunes Martins



Nadie cree en lo que no espera, ni espera aquello en lo que no cree. Creemos porque queremos y queremos porque creemos.

La fe es algo más que creer en Dios y la esperanza mucho más que esperar sentado que los sueños se hagan realidad. Fe y esperanza implican mudanzas en la vida, exigen que abandonemos el confort y corramos rumbo a algo mayor que aquello que conseguimos comprender.

Creer no es una actitud pasiva que espera que el mundo se disponga para satisfacernos, pero sin una voluntad activa crear lo que se espera. De levantar con las propias manos aquello en lo que se tiene fe.

El hombre tiende naturalmente para los bienes futuros, inciertos, pero cuya realización depende, en la mayor parte de los casos de una disposición determinada y de una serie de acciones concretas. La expectativa es a base de esfuerzo que lucha por el bien.

¿Esperamos porque creemos, o creemos porque esperamos? No tiene sentido. Esperanza y fe son indisociables. No existen como realidades distintas. Contienen elementos irracionales, pero nadie cree en lo quo espera, ni espera aquello en lo que no cree. Creemos porque queremos y queremos porque creemos.

El amor promete y garantiza una vida que ha de ser vivida, pero también que, a lo largo del recorrido hasta ella, cada paso será apreciado  y sufrido… el sufrimiento forma arte de la prueba del amor. ¿Hasta qué punto se cree? ¿se espera? ¿se sigue adelante sin suelo debajo de los pies? Duele. Mucho. Pero valdrá más que todas y cada una de las penas.

La esencia de eternidad es: la inagotabilidad del amor. Hay siempre (más) Amor, hasta el punto de vencer el tiempo y sobrepasarlo.

La vida valiosa existe más allá de lo visible. Tal vez por eso la esperanza sea desesperante y la fe angustiante, al final el Amor precisa ser ciego a las cosas que pasan… Porque el Amor y la vida, en su sentido último… aquella fuerza que lucha contra lo que existe, para dar más calor y luz al mundo, que hace brotar la simiente de la tierra, crecer al árbol, el animal procura siempre una forma de sobrevivir, esa misma fuerza que lleva al hombre a soñar ser tan grande como infinito es aquello que espera y en lo que cree.

El que ama.

El amor se extiende al futuro. Por eso es esperanza. No hay amor sin mañana. Ni mañana sin amor. Esperar es propio del amor. Siempre. Más allá de la desesperación. A pesar del mayor de todos los dolores, el Amor confía, espera y cree. El Amor es Amor, y sólo en él todo tendrá sentido.

Fe y esperanza implican la existencia de razones más allá de las que la humana inteligencia consigue abarcar. Al final, la verdad puede reposar en aquello que hoy parece no tener ningún sentido. Es la mayor de las bellezas: una luz, que aunque escondida, ha de iluminar la más tétrica de las oscuridades.

La humildad es la llave que abre los sueños al mundo, en la medida en que sólo una consciencia que comprenda que no hay nada que dependa sólo de la voluntad de quien espera poder lanzarse en el designio de hacer el cielo en la tierra.

Es en la fragilidad del momento presente, cara a la felicidad que se entrevé en un futuro incierto y vertiginosamente libre, donde el hombre establece el claro sentido de su fe, de su esperanza: Arrodillándose delante de los sueños y amando con todo su ser, a pesar de los pesares.

Tal vez  esperanza y fe sean solo formas más concretas de andar el Amor en este mundo.

Sin amor la existencia es un agujero negro, vacío de luz, contradictorio y privado de lo esencial: la eternidad.

Lo contrario de la felicidad es el miedo. Caminar con rumbo a la incertidumbre del mañana implica un abandono confiado que, contra toda desesperanza, ama lo que no conoce y para ello camina entre infiernos. Una voluntad simple e infinita de ser feliz. La fe. La Esperanza. El Amor.




La Escuela es una Caja de Mil Espejos

Por José Matías Alves

En Católica Porto Educação


Hoy sustento la tesis de que la realidad no es independiente del sujeto que la observa y crea. Hasta cierto punto, la realidad es una (re)creación del sujeto, es lo que pensamos que ella es. Porque, en gran medida, nos hacemos en función de lo que pensamos y de lo que sentimos).

Y cuando miramos para la escuela, ¿qué es lo que vemos? ¿Qué es lo que nosotros pensamos? ¿qué es lo que sentimos? ¿Qué actitud y disposición asumimos? Tendremos, ciertamente, mil razones y sentimientos para ver la escuela como un local de soledad, sufrimiento, fuga y hasta expiación. Pero esta visión nos devuelve un malestar que nos agobia, nos entristece, nos agota, y, al final nos destruye.

Precisamos ver en la escuela pequeños oasis que reconforten. Gestos que nos animen. Oportunidades que nos encantan y alientan. Poderes que nos gratifican. Precisamos de tiempos de encuentros y de celebración. Precisamos de felicitarnos unos a otros. Porque estos motivos también pueden existir. Y son ellos los que nos pueden animar y ampliar una disposición generada por estos mil espejos de alegría.


Precisamos de estas imágenes de alegría. Necesitamos verlas. Necesitamos construir y reconocer. Porque nuestra felicidad –y nuestra realización profesional- pasan por ahí. Esto no significa, obviamente, distorsionar la realidad, ignorar lo que nos degrada y oprime, devaluar espeso del sistema. ¡No! Esa cara de la realidad tiene que merecer nuestra respuesta. Pero tenemos que situarnos en la construcción de márgenes de alegría. Sobre todo en estos tiempos críticos y de amenaza.

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Un comentario:

No puedo hoy por menos de hacer un comentario a este artículo, me ha hecho recordar con fuerza que fui maestro.
Hace casi seis años que tuve que dejar la enseñanza, por  fuerza. Confieso, y lo he manifestado ya en público varias veces, que me cuesta cada día más tratar con las personas adultas que militan como voluntarios en algunos grupos de gran consideración social, que me costaba tratar con los alumnos de todas las edades. Lástima que me fallaran las fuerzas, añoro los niños, las clases. Las actitudes de los niños, frente a las de los mayores... aquellas pueden tener remedio con bastante probabilidad si no fueran buenas, pero a los mayores, muchas veces,  no hay quien les sugiera el más mínimo cambio... se les cae todo el andamiaje que han construído en torno a sí.

El derecho a tener padre y madre


Gonçalo Portocarrero de Almada
jornal i, 25 janeiro 2014
http://www.ionline.pt/iopiniao/direito-ter-pai-mae


La cuestión de la co-adopción por el compañero, del mismo sexo, de un hijo menor, regresó a la plaza pública y podría ser, en breve, objeto de un referéndum nacional. Entre otros argumentos a favor de la referida co-adopción, se dice que las uniones de dos personas del mismo sexo, siendo una de ellas progenitora de hijos la custodia de ambas, es una realidad que el derecho no puede negar.

Es verdad que el ordenamiento jurídico debe conocer la realidad social que pretende regular y que dos personas del mismo sexo pueden ser excelentes educadoras de un hijo menos de una de ellas. También es cierto que la ley no debe obedecer a prejuicios discriminatorios, ni a exigencias religiosas, aunque la sociedad se reconozca cristiana en su mayoría. Pero, de estos principios no deduce la absoluta autonomía del derecho en relación al orden natural, ni a la servidumbre en relación a cualquier fenómeno social emergente.

La ley no crea la realidad, sino que la ordena para el bien común, según los principios de la justicia social. No es el ordenamiento jurídico el que crea al ser humano, tan sólo verifica su existencia y debe reconocerle los derechos y deberes inherentes. La generación es un proceso natural, por el cual una mujer y un hombre se convierten en padres de un hijo. El derecho debe reconocer esa filiación y puede, por la adopción, imitar ese procedimiento, dando una madre y un padre a quien no los tiene.

La condición de progenitor es personal, no extensiva al cónyuge, ni a su compañero en unión de hecho, sea esta entre dos personas del mismo sexo o de diferente sexo. Sólo el ser femenino puede ser madre, sea progenitora o adoptante; como solamente puede ser padre el ser masculino, progenitor o adoptante.

Cada hijo sólo tiene, verdaderamente, un padre y una madre, naturales o adoptivos.¡¿Qué realidad fundamentaría la aberrante noción jurídica de “segunda madre”, o de “segundo padre”?! Que el derecho atribuya la maternidad y la paternidad a una pareja que no es progenitora del menor, pero que lo quiere adoptar, es razonable, porque esa mujer y ese hombre tienen, respectivamente, una aptitud natural y, por lo tanto, jurídica, para la maternidad y para la paternidad. También es aceptable que se atribuya al cónyuge del padre, siendo mujer, la condición de madre adoptiva, o madrastra; o al cónyuge de la madre, siendo hombre, el estatuto legal de padre adoptivo, o padrastro. Pero ninguna mujer puede ser padre o padrastro, ni ningún hombre puede ser madre o madrastra, ni hay lugar, en la naturaleza o en el derecho, para una segunda madre, o un segundo padre simultáneamente, necesariamente serían una falsa madre y un falso padre.


Alegan los defensores de la pretendida co-adopción que la existencia, aunque muy minoritaria, de uniones de personas del mismo sexo, que cohabitan con los hijos de una de ellas, es una realidad a la que el derecho no puede ser ajeno. La verdad es, sin embargo, que no todo lo que es debe ser como es. La maternidad de algunas adolescentes y el incesto son también reales. Pero tales realidades no convierten en razonable la anticipación de la edad exigida para el matrimonio, ni la legalización del casamiento entre parientes próximos. Si el derecho permitiese tales uniones precoces o incestuosas, no sólo estaría reconociéndolas sino que estaría, sobre todo, promoviéndolas, considerado el presupuesto de que la ley es un referencial ético. Hay embarazos de madres jóvenes y uniones incestuosas, pero es justo que el derecho no las legitime, principalmente porque los hijos de esas uniones, prematuras o consanguíneas, serían las principales víctimas del reconocimiento jurídico de esas indeseables realidades sociales.

Más que cualquier otro principio, interesa al derecho la defensa de los más necesitados, o sea, de los niños. Es sobre todo por ellos y por su bien por lo que no se puede permitir esta co-adopción. No está en cuestión la bondad, ciertamente excelente, de los eventuales co-adoptantes, sino el interés superior  de los niños. No se consienta que los menores, que sufren la infelicidad de no tener madre y/o padre, sean también privados del amor materno y paterno, que sólo una mujer y un hombree, respectivamente, les pueden dar.


La perfección posible

Por José Luís Nunes Martins




Quien tiene esperanza no queda a la espera. La esperanza es poética, pero exige acción. El valor de un hombre depende de lo que su voluntad libre fuera capaz. No de lo que piensa o de lo que dice, sino de lo que hace. Cada gesto es una creación que expresa, construye y define… a su autor.

 La esperanza de un hombre es siempre la fe en sí mismo, una confianza en lo mejor de sí, una convicción de que hay una perfección posible… en  un mundo más allá de la apariencia.

Es una respuesta a una llamada de bondad, a un designio que sobrepasa las barreras del tiempo y del espacio y que es, al final, nuestra razón de ser, nuestro último final… lo infinito en nosotros. Hay un coraje que, emerge de la firmeza del alma ante todos los sufrimientos del camino, nos lleva desde donde estamos a donde queremos, debemos y merecemos ser. La virtud de la creación humana, encaminada a la perfección.

La espada de amor que se yergue contra el miedo… la esperanza. Cada hombre es una voluntad de ser verdad y amor. Pero, son muchos los que, tendiendo  la felicidad interior a su alcance, la sustituyen  por los placeres del momento de este mundo engañador… después, desconfían de los otros, porque no confían siquiera en sí mismos… son consumidores.

No edifican nada, sólo se destruyen, porque sus sueños son finalmente pasajeros, mentiras, no las verdades que les darían alas para  franquear las montañas de su egoísmo.

Feliz el hombre que, habiendo sido llamado por su esperanza, obedece.

Salió, sin saber a donde iba. En la certeza absoluta de que ese era su camino. El camino para sí. El camino para el cielo.

viernes, 24 de enero de 2014

¿Familias de plástico? No, gracias


P. Gonçalo Portocarrero de Almada

No PÚBLICO, de 27-6-2013:


En el centro de la cuestión sobre la adopción está la noción de familia. Algunos la entienden como una realidad natural, irreformable en su esencia, pero para otros la familia es un producto esencialmente cultural y, por lo tanto, susceptible de adaptación a nuevas realidades sociales y políticas.

De hecho, la Familia romana no coincide con la medieval, ni ésta con la actual. La familia pagana, por ejemplo, admite el divorcio y el aborto, pero la cristiana exige la indisolubilidad del vínculo y el respeto por la vida humana desde su concepción.

A pesar de todo, tanto en la Roma pagana, como en la Edad Media cristiana, como más modernamente, la familia es siempre entendida en función del matrimonio, o sea, de la unión estable de un hombre y una mujer. En la antigüedad clásica, aunque la homosexualidad fuese aceptada y hasta socialmente prestigiada, nunca se admitió que la unión de dos personas del mismo sexo fuesen matrimonio. No por un preconcepto cultural, o religioso, que no lo había, sino por una razón de orden natural. Tampoco el resto del mundo y desde siempre, no obstante la diversidad de las culturas y religiones, la familia surge de la unión de personas de diferente sexo. Por eso, el 97% de uniones estables son entre hombre y mujer, mientras que sólo alcanza el 3% entre personas del mismo sexo.

¿Por qué? Porque sólo la unión del hombre con la mujer es conyugal y principio de vida. No se trata, por tanto, de una característica de una época o de un lugar, ni de una imposición ideológica o trascendente, sino de un imperativo de naturaleza humana, que es perenne y universal. En consecuencia, es la naturaleza la que exige la complementariedad de femenino y masculino, para el bien de los cónyuges y de la procreación. Esto es el matrimonio natural, que es e fundamento ecológico de la familia.

Otra cosa son las uniones no naturales, que son, de por sí, infecundas. Pero, como pretenden ser como las familias, quieren tener hijos y, por eso, recurren a la adopción. Es humano dar un padre y/o una madre a quien no lo tiene, porque es natural tener un padre y una madre. Pero no es natural tener dos madres o dos padres, como tampoco es natural tener un niño a quien opta por una unión que, como es obvio, necesariamente excluye la procreación. Más todavía, la procreación médicamente asistida no es, precisamente, lo mismo que un método de inseminación artificial.

¿Cómo se han de llamar, entonces, estas familias? Si naturales no son, sólo pueden ser artificiales. Pero, una “familia artificial” es como una “flor de plástico”: si es de plástico, no es una flor. Una familia artificial no sólo no es natural, como tampoco es una verdadera familia, sino un sucedáneo o una imitación. Por el contrario, lo que es genuino, como el casamiento y la familia natural, es verdadero y, por lo tanto, necesariamente bueno.

jueves, 23 de enero de 2014

Benito y Farmville



Por Gonzalo Portocarrero Almada
publicado el 15 de diciembre de 2012 - 03:00


Andan por ahí unos improvisados teólogos muy preocupados y con razón: entonces no es que, en su último libro, el Papa Benedicto XVI, se callara  a cuenta la ley de arrendamiento, ¿dio orden de despejar del establo a la vaca y al burro? Hay quien dice también, tal vez al abrigo de la generosa ideología de igualdad de género, que la vaca al final era buey. Pero el burro, pormás que le llamen jumento, de burro no pasa. Y hasta ahora bien.

Este murmullo de los diablos –¡y nunca mejor dicho!- sería irrelevante si no fuese la maliciosa intención de pervertir lo que Joseph Ratzinger afirma en el último volumen de su magnífica trilogía sobre Jesús de Nazaret. Peor aún: se intenta influir en los ánimos menos aviados la idea de que nada es cierto, ni histórico, en los relatos bíblicos del nacimiento de Cristo, y por tanto todo se puede poner o quitar, según el gusto del consumidor. Si todo fuese discutible, no pasaría en  realidad de una piadosa leyenda, de un cuento digno de los hermanos Grimm o, a cuenta de la vaca y el burro, de una fábula de La Fontaine.

Desengáñese los agitadores de las conciencias cristianas. Benedicto XVI no lanza a Farmville el establo de Nuestro Señor y por eso, muy al contrario afirma que los relatos evangélicos no refieren –ni niegan, añádase- la presencia de las dos bestias, entiende que la misma se justifica en términos hermenéuticos, bíblicos y de la más genuina tradición católica. Hasta el punto de concluir que por eso “ninguna representación del establo prescindirá del buey y del jumento”. También dice, como la Iglesia siempre dice y la ciencia histórica confirma, que es verdadero y real el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios y de la Virgen María, esposa de José, en Belén de Judá, hace poco más de dos mil años.

Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad… y a los burros de costumbre, que también este año, podrán contemplar, aún sin entender, la encantadora belleza de la Navidad.





El Papa al Foro Económico de Davos: Es intolerable que miles mueran de hambre cada día

El Papa al Foro Económico de Davos: Es intolerable que miles mueran de hambre cada día

VATICANO, 22 Ene. 14 / 10:35 am (ACI).-

El Papa Francisco envió un mensaje, al 44º Foro Económico Mundial de Davos, que se celebra en Suiza del 22 al 25 de enero, donde participarán cerca de 40 jefes de Estado y de Gobierno:

  • …"la nuestra, es una época de grandes cambios y avances significativos en diversas áreas, y esto tiene consecuencias importantes para la vida humana".

  • … “son de alabar los avances que contribuyen al bienestar de la gente, en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación” así como en muchos otros sectores de la actividad humana, y

  •  "hay que reconocer el papel fundamental desempeñado por la economía moderna en estos cambios, a la hora de fomentar y desarrollar los recursos inmensos de la inteligencia humana.

  • "Sin embargo, los objetivos logrados –aunque hayan reducido la pobreza– a menudo llevan aparejada una amplia exclusión social"; "la mayor parte de los hombres y mujeres de nuestro tiempo siguen experimentando la inseguridad cotidiana, y no raramente con consecuencias trágicas".

  • El Papa Francisco resalta la importancia que tienen los distintos sectores políticos y económicos "en la promoción de un enfoque inclusivo que tenga en cuenta la dignidad de toda persona humana y el bien común".

  • "Es intolerable que todavía miles de personas mueran cada día de hambre, a pesar de las grandes cantidades de alimentos disponibles y, a menudo, simplemente desperdiciados", advierte el Papa.

  • "no pueden dejar de impresionarnos los innumerables refugiados que, no solo no consiguen encontrar hospitalidad, sino que a menudo mueren trágicamente mientras se desplazan de un lugar a otro".

  • Tras reconocer que estas son palabras fuertes y dramáticas, al mismo tiempo "quieren reafirmar y desafiar la capacidad de este Foro para marcar la diferencia", exhorta en su mensaje el Pontífice.

  • Francisco apunta que los que han demostrado la capacidad para innovar y mejorar la vida de muchas personas a través de su creatividad y experiencia profesional, "pueden ofrecer una contribución adicional poniendo sus capacidades al servicio de los que aún viven en medio de una terrible pobreza".Hace falta "un renovado, profundo y amplio sentido de responsabilidad por parte de todos".

  • Francisco subraya que el crecimiento de la igualdad requiere algo más que el crecimiento económico, "una visión trascendente de la persona" porque "sin la perspectiva de una vida eterna, el progreso humano en este mundo se queda sin aliento”, ha dicho tomando las palabras de su predecesor, Benedicto XVI, en la Caritas in Veritate.

  • Además, "necesita decisiones, mecanismos y procesos encaminados a una   mejor distribución de la riqueza, la creación de fuentes de empleo y la promoción integral del pobre, que va más allá de una simple mentalidad de asistencia",


El Foro de Davos:  en total más 2.500 participantes procedentes de casi 100 países, entre los que se incluyen más de 1.500 líderes empresariales de las mil compañías que forman parte del Foro, además de representantes de organizaciones internacionales, la sociedad civil, los medios de comunicación, la educación y las artes.

El Foro Económico Mundial fue fundado en 1971 por Klaus Schwab, profesor de economía de Suiza, quien ha asegurado que este año el encuentro se produce con el mundo en un "momento crítico", ya que la reducción de crisis económicas en el corto plazo da lugar a la necesidad "profunda" de nuevas reformas estructurales en los mercados emergentes.



Portugal y España en las Américas: refutación de una tentación iberista



Por Gonçalo Portocarrero de Almada
publicado em 8 Dez 2012 - 03:00


La reciente cumbre ibero-americana, la conmemoración nacional del 1º de Diciembre, así como las tensiones independentistas de Cataluña, no obstante el desaire de las elecciones, sugiere algunas notas en relación a la siempre presente tentación iberista.

Es verdad que Portugal nunca perdió formalmente su independencia, porque se mantuvo siempre como reino soberano y en plano de igualdad con Castilla pero, durante la dinastía filipina, con un monarca común. Con todo no es menos cierto que nuestro vecino –un mosaico de varios reinos re fundados en una potencia supranacional- siempre deseó ensanchar sus fronteras políticas hasta los límites naturales de la península. La religión común dominante, la historia y lenguas paralelas, entre otros factores de menor importancia, parecen sugerir la conveniencia de un único país ibérico.

También de este lado de la raya se hizo sentir la utopía de la unidad: los republicanos del siglo XIX y principios del XX eran iberistas y, por eso, la bandera de la República es expresiva de la anhelada unión política de Portugal, la verde, y España, el encarnado.

Importa preservar y desarrollar la buena vecindad con “nuestros hermanos”, pero la historia prueba que sería inviable una posible unión ibérica. De hecho, los dos Estados peninsulares, a pesar de compartir la misma plataforma natural, tienen muy diferentes idiosincrasias, que se dan también más allá del mar.

Recientemente, la nación catalana se manifestó por una más amplia autonomía, amenazando la unidad de España. Otras comunidades regionales españolas no esconden análogas pretensiones independentistas, a caso nostálgicas reminiscencias de otros tiempos y eras en que esas regiones eran reinos soberanos. Esa multiplicidad de naciones, aunque sean un obstáculo a la unidad del Estado español, es también un enriquecimiento de su patrimonio cultura.

Por lo contrario, en Portugal ni siquiera el regionalismo amenazó, como dejó claro el esclarecedor resultado del referendo del 8-11-1998, en que el 60% de los electores rechazaron claramente una artificiosa partición del territorio nacional que, pese a algunos particularismos locales, es jurídica y políticamente uno hace casi nueve siglos.

A este propósito, es significativo el reflejo de Portugal y España en las Américas. La excolonia portuguesa es un solo país, Brasil, inmenso en su extensión, plural en sus muchas etnias y la asombrosa variedad de sus gentes, pero único en su configuración política.

España, por el contrario, dio origen a una multitud de Estados centro y sur americanos que parecen reflejar su propia multinacionalidad.


Es posible que esa actitud más inclusiva y cosmopolita, que parece definir la presencia portuguesa de aquí y al otro lado del mar, tenga también expresión en un pormenor urbanístico que, igual no se puede exagerar su importancia, pero parece cargado de significado. Quien conoce España sabe también que sus “plazas mayores”, generalmente lindísimas, como la de Salamanca, son por regla general cuadriláteros cerrados que circunscriben un espacio definido y limitado. Al contrario, nuestro “Terreiro do Paço” (Plaza del Comercio), tal vez la más bella y expresiva (ex libris)de la capital de Portugal, está abierta al río y al mar.


Sin olvidar la condición peninsular y europea de Portugal ni caer en vanos nacionalismos, importa afirmar su vocación atlántica y universal, tan manifiesta en su historia. Tenía razón Fernando Pessoa cuando, en un inspirado lance de su “Mensagem”, escribió: Y al inmenso y posible océano, enseñan estas Quinas, que aquí ves, que el mar con fin será griego o romano: el mar sin fin es portugués.”

Quinas, Heráldica. Cinco proyectiles que vienen en cada uno de los brazos del escudo portugués.