domingo, 19 de octubre de 2014

Escándalo en el Cielo: Juan Bautista descanonizado




La queja principal contra el dicho Bautista se refiere a su ausencia de sentido pastoral y su falta de misericordia para con el rey Herodes Antipas, a quien acusó de vivir en adulterio.

Gracias al gran lío informático con el Citius, vino a mi computador, procedente del Supremo Tribunal de justicia del Cielo, una copia del acto de descanonización de San Juan Bautista, propuesta por algunos católicos, que se hicieron representar por su abogado. Alega el casuístico que el dicho Juan, hijo de Zacarías y de Isabel, fue precipitadamente elevado a la honra de los altares ya que, a la luz de la misericordia pastoral, recientemente descubierta por los referidos fieles, es muy dudosa su santidad.

La verdad es que dicha madre del referido Juan, Isabel, era prima de María y, por tanto, el hijo de esta, Jesús, era pariente próximo del Bautista, lo que indica favoritismo en su canonización, cuyo proceso, por más señas, no consta en los archivos de la congregación para la causa de los santos. También se teme que el alegado santo haya sido ilícitamente beneficiado por el hecho de que dos de sus discípulos, Andrés y Juan, fueron después seguidores de Cristo (¿trafico de influencias?) Por otro lado, no se conoce ningún milagro, comprobado científica y canónicamente, que sea debido a su intercesión. Además del hecho de vivir en las dunas, de cubrirse con pieles de animales (quizá de especies protegidas), comer langostas (que, desde las plagas de Egipto, están en vías de extinción) y de alimentarse de miel silvestre (producto no autorizado por la ASAE), lo que indica comportamientos antiecológicos y, en consecuencia, dignos de grave censura social y eclesial.

Con todo, la queja principal contra el dicho Juan Bautista se desprende de su ausencia de sentido pastoral y su falta de misericordia para con el rey Herodes Antipas, a quien, públicamente, acusó de vivir en adulterio con  Herodías, mujer de su hermano Filipo y madre de Salomé. Hasta que los autos prueben que es verdadera esa convivencia marital, es absolutamente lamentable que, en vez de acoger misericordiosamente al simpático gobernante, Juan lo tiene condenado éticamente, incurriendo así en la santa ira de Herodías. Ahora bien, en una perspectiva más inclusiva y gradual, no sólo se debería haber abstenido de tales pronunciamientos moralistas, sino que debería haber participado misericordiosamente en el banquete natalicio de Herodes Antipas, según la famosa tesis que afirma que ningún convidado a una cena puede ser legítimamente impedido de comer en ella.

 Aunque los exégetas discutan si este principio teológico-gatronómico, muy en boga en ciertas jornadas, ya constaba en las tabas de la Ley, dadas por Moisés, o si parte de algún sermón de San Agustín, o incluso si se encontraba en la Suma Teológica, nadie duda de que es de fe divina y católica.

Por otro lado, la unión de Herodes con la cuñada era, indiscutiblemente, una relación amorosa y, siendo la cariad la principal virtud cristiana, debe prevalecer la actitud pastoral de valorar ese amor, teniendo también en cuenta el bien de la joven y bella Salomé, que de tan amorosa madre y de su afectuoso consorte recibía, como bailarina, una esmerada educación  artística, que debe ser también estimulada.

Por último, la forma ruda como el dicho Juan tenía por costumbre dirigirse a las autoridades eclesiásticas, como los fariseos o los doctores de la ley, no está de acuerdo con el estilo pastoral postconciliar, el cual, en vez de apelar a la conversión, o juzgar, prohibir o condenar actos objetivamente contrarios a la doctrina cristiana, acoge, bendice y alaba todas las actitudes de cualquier ser humano.

Por todo esto y más que pueda quedar por decir, entienden los demandantes que la sentencia no puede ser otra que la descanonización de Juan Bautista, corriendo a cargo del demandado las costas procesales, sin posibilidad de recurso ni apelación, excepto en sede de juicio final.

Al margen, se lee aún en los autos: se aconseja vivamente que sea también revisado el proceso de un tal Tomás Moro, que se opuso al divorcio de Enrique VIII y fue, por ese motivo, ejecutado, siendo por tanto igualmente sospechoso de actitudes contrarias a la misericordia cristiana. Recomienda además la apertura de los procesos de canonización de Herodes Antipas, de Salomé y de Herodías, patronos del amor libre, así como a Enrique VIII, víctima del fundamentalismo católico. Firmado: el abogado del diablo, suficiente procurador y representante de los referidos católicos*.


*Aviso a navegantes: con este texto irónico no se pretende negar la práctica de la misericordia en relación  todos los hombres y, con mayor razón, a todos los fieles cristianos, cualquiera que sean sus circunstancias personales y familiares, pero sólo recordar que la caridad presupone la justicia, y que no hay peor injusticia que la de tratar a todos por igual. La acogida misericordiosa que a todos los cristianos sin excepción, debe ser dispensada, no puede ser hecha a costa de la verdad moral objetiva, ni del propósito de conversión, al que la Iglesia invita a todos, como requisito necesario para la salvación.

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