Son especialistas en
provocar división. Y no se conforman con declaraciones, no, llegan a plasmarla
en leyes que no se pueden aplicar sin ofender a la justicia. Han querido hacer
un “código de familia” para destruirla, acompañándolo de leyes como las de género,
la del aborto…
Voy a proponer un caso basado
en la realidad: Hasta hace poco era una persona “respetable”, pero al separarse,
y después divorciarse, sin que nadie le haya amparado, ni ningún juez sepa
donde estaba la causa, lo castigan, con pensiones, con alejamiento, sin tutela
de los hijos, etc. Pero lo peor es cuando el hijo también se convierte, a ojos
de la justicia, en un delincuente, sin haber hecho las averiguaciones pertinentes. Aquí basta una denuncia, amparada por la
discriminación positiva.
¡Cuánto tendrá que
luchar esta persona con su conciencia para no caer en el desánimo! Para
convencerse de que la justicia humana no es justicia, hoy menos que nunca, refiriéndonos a las leyes de familia, la de
adopciones, las que defienden ocho tipos o más de familia. A la vista está que no son capaces de regular
eficazmente, y recomponer, las
relaciones familiares; de aportar paz a la sociedad.
Tú escuchas esto de boca
de un político novato y aspirante a primer ministro, del segundo partido del país: “Haré que las víctimas de terrorismo machista sean también reconocidas
con funerales de Estado con la presencia del Gobierno y del presidente del
Gobierno en el momento en el que se produzcan esos asesinatos viles". Y te quedas de momento aturdido, no sabes si es
una genialidad o una barbaridad, pero en seguida caes en la cuenta de que busca
desesperadamente votos, y es tan insensato, tan inmoral, que utiliza la
desgracia de los demás para hacerse cercano, y pasar por bueno.
“Terrorismo machista”. Han
creído que con esas leyes inicuas, con los cambios de denominación de la
familia, el aborto, y otras sutilezas nefastas, iban a arreglar el mundo, pero
la violencia doméstica crece sin parar, porque la ruina económica y moral
de tantas familias lleva a la desesperación. Y además es el reflejo o el preámbulo
de lo que le ocurrirá a una sociedad que se ha dedicado con afán a socavar sus
cimientos, alejándose de la justicia universal y eterna, del concepto de patria, y
mandando callar a la Suprema conciencia, que conoce al hombre mejor que el mismo hombre.
Quizá sea una forma más
de llevar a cabo esta tercera guerra mundial que asola el mundo, sumándo lo que llama terrorismo
machista, al terrorismo político tradicional, impaciente por
ocupar el poder para acabar con el enemigo, que en la actualidad ha logrado
el poder en varios países del mundo, y al terrorismo más cruel y con aspiración
universal, representado en el infame Estado islámico.
¿Dónde no hay guerra; dónde
se vive en paz; dónde no hay miedo al
futuro; dónde no se ha instalado la miseria justo a nuestro lado? Campos
inmensos de refugiados en todo el mundo, diariamente náufragos en el estrecho,
siguiendo un espejismo; familias, separadas o no, que pierden sus casas, y han
de ser socorridas… campañas para alimentar a los niños...
Pero frente a la violencia
y la destrucción, son muchos también los que se revelan, y luchan, y colaboran
voluntariamente a favor de las víctimas. No le será fácil al mal acabar con el
bien. Gracias a Dios, y a muchas personas sanas que creen en la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario