jueves, 2 de octubre de 2014

Especialistas en provocar división



Son especialistas en provocar división. Y no se conforman con declaraciones, no, llegan a plasmarla en leyes que no se pueden aplicar sin ofender a la justicia. Han querido hacer un “código de familia” para destruirla, acompañándolo de leyes como las de género, la del aborto…

Voy a proponer un caso basado en la realidad: Hasta hace poco era una persona “respetable”, pero al separarse, y después divorciarse, sin que nadie le haya amparado, ni ningún juez sepa donde estaba la causa, lo castigan, con pensiones, con alejamiento, sin tutela de los hijos, etc. Pero lo peor es cuando el hijo también se convierte, a ojos de la justicia, en un delincuente, sin haber hecho las averiguaciones pertinentes. Aquí basta una denuncia, amparada por la discriminación positiva.

¡Cuánto tendrá que luchar esta persona con su conciencia para no caer en el desánimo! Para convencerse de que la justicia humana no es justicia, hoy menos que nunca,  refiriéndonos a las leyes de familia, la de adopciones, las que defienden ocho tipos o más de familia.  A la vista está que no son capaces de regular eficazmente, y recomponer,  las relaciones familiares; de aportar paz a la sociedad.

Tú escuchas esto de boca de un político novato y aspirante a primer ministro, del segundo partido del país: “Haré que las víctimas de terrorismo machista sean también reconocidas con funerales de Estado con la presencia del Gobierno y del presidente del Gobierno en el momento en el que se produzcan esos asesinatos viles". Y te quedas de momento aturdido, no sabes si es una genialidad o una barbaridad, pero en seguida caes en la cuenta de que busca desesperadamente votos, y es tan insensato, tan inmoral, que utiliza la desgracia de los demás para hacerse cercano, y pasar por bueno.

“Terrorismo machista”. Han creído que con esas leyes inicuas, con los cambios de denominación de la familia, el aborto, y otras sutilezas nefastas, iban a arreglar el mundo, pero la violencia doméstica crece sin parar,  porque la ruina económica y moral de tantas familias lleva a la desesperación. Y además es el reflejo o el preámbulo de lo que le ocurrirá a una sociedad que se ha dedicado con afán a socavar sus cimientos, alejándose de la justicia universal y eterna, del concepto de patria, y mandando callar a la Suprema conciencia, que conoce al hombre mejor que el  mismo hombre.

Quizá sea una forma más de llevar a cabo esta tercera guerra mundial que asola el mundo, sumándo lo que llama terrorismo machista,  al terrorismo político tradicional, impaciente por ocupar el poder para acabar con el enemigo, que en la actualidad ha logrado el poder en varios países del mundo, y al terrorismo más cruel y con aspiración universal, representado en el infame Estado islámico.

¿Dónde no hay guerra; dónde se  vive en paz; dónde no hay miedo al futuro; dónde no se ha instalado la miseria justo a nuestro lado? Campos inmensos de refugiados en todo el mundo, diariamente náufragos en el estrecho, siguiendo un espejismo; familias, separadas o no, que pierden sus casas, y han de ser socorridas… campañas para alimentar a los niños...


Pero frente a la violencia y la destrucción, son muchos también los que se revelan, y luchan, y colaboran voluntariamente a favor de las víctimas. No le será fácil al mal acabar con el bien. Gracias a Dios, y a muchas personas sanas que creen en la humanidad.

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