viernes, 29 de junio de 2012

Sobresalto




Puede decirse  sin temor a caer en la exageración que la vida hoy es un sobresalto; tener conciencia, un mínimo sentido de la fidelidad al pasado histórico y familiar, un poco de cultura y formación clásica, aquella que exalta el honor y la nobleza, la renuncia, el respeto sagrado a la vida, lleva a estar de continuo volviendo la cabeza sorprendido al escuchar ciertas conversaciones, o a abrir los ojos como platos, o a bajarlos, si quien habla es un conocido tuyo o un personaje con influencia en la sociedad, en los niños, en los ancianos, en los necesitados.

Digo esto porque esta mañana tras la sorpresa agradable de volver a ver a R. después de cerca de dos años, al que recordaba como un trotamundos con clase, en pocos minutos la conversación me produjo una sorpresa inquietante, y no quiero decir con ello que ya no me agradara la visita, al contrario. Lo primero que hablamos después de los tópicos de costumbre fue de la crisis, una crisis que vive toda Europa, y que está haciendo la vida más difícil a los sin techo, pero de manera más acusada en los países del centro y norte, por eso él ha venido a España.

En pocos minutos ya nos habíamos metido en la crisis moral y religiosa y provocó un ataque generalizado a la Iglesia y al Papa. Mi buen amigo me habló de Erich Von Dänicken, de los iluminados, de los templarios, del calendario Maya, vamos, para echarse a temblar. Se terminó la conversación de repente porque tuve que irme, pero a mi me produjo una gran inquietud, porque me asaltó el fantasma de una gran revolución alentada por masones, revolucionarios neomarxistas, movimientos esotéricos e iglesias diversas, unidos contra la Iglesia, a la que culpan de todos los males que afectan a esta sociedad en crisis, decadente y sin rumbo.

En este mundo de locos la globalización ha llevado a algunos a intentar la resurrección de viejas utopías de gobiernos universales, rebuscan en la historia proyectos fracasados y justifican su fracaso por la represión de los reyes, los papas, es un auténtico dislate que muchas mentes fantasiosas y vacías de cultura y criterio razonable se dejan seducir, lo mismo les da gritar a la vez contra los banqueros, el gobierno (si es de derechas ya para qué...) el Papa, la iglesia, contra Franco, como si estuviera vivo, etc.

Los enemigos del hombre, de Dios y de la Iglesia están a toda máquina, contra la Iglesia católica, (las iglesias reformadas están tan desprestigiadas que no ofrecen peligro), y en pro de una falsa tolerancia, de una unión o alianza de civilizaciones, o de cualquier opinión que pueda engrosar el simplón concepto de progre o moderno.

Por más que me esfuerzo no logro detener esta avalancha de pensamientos negativos, podría callármelos, pero me causan mayor deasosiego, por eso prefiero escribirlos.

miércoles, 27 de junio de 2012

Una despedida muy sentida


Quién me iba a decir a mí que me vería en esta circunstancia. Hace ya muchos meses, va para un año, que escribí un post titulado “De Tetuán a Nanclares de Oca”, bueno, pues el protagonista de aquella historia se nos va a una residencia. El hecho en sí es perfectamente normal, pero tratándose de nuestro amigo Rafael, la cosa cambia.

Se ha sujetado a vivir en un hogar durante un año, en espera de que le concedieran una plaza en una residencia pública, y esto lo ha logrado después de haber vivido en la calle la mayor parte de su vida, y solo, sin familia. Sinceramente, ni la trabajadora social, ni yo ni nadie las tenía todas consigo, pero nos fuimos acostumbrando a ver a Rafael a diario en el servicio y él llegó a sentirse, creo que interpreto su sentir con toda exactitud, parte de una “familia”, una familia formada por todos nosotros, tanto el equipo de cáritas como las personas acogidas en larga estancia en el hogar, así como las hermanas y la mayoría de las personas (en toda familia hay un garbanzo negro) que atienden el albergue.

Digo esto además basándome en que él siempre se lamenta de no haber podido formar una familia, y porque se pasa el día mirando los cochecitos de los niños que pasan por la calle, improvisando piropos entusiastas y animosos tanto a los niños como a los padres. Pero además no puede reprimir el deseo de quedarse en San Fernando, e intenta alargar la partida buscando excusas; al fin se resigna y dice frases de agradecimiento la trabajadora social. “si no es por usted yo no tendría esa plaza”, “¡hay que ver lo que ha trabajado!”, “no le puedo fallar ahora”. 

Comenzaba diciendo que quién me iba a decir a mí que me vería en esta circunstancia, porque lo voy a acompañar a la residencia y le he pedido a mi hijo que nos lleve él para regalarle a Rafael un recuerdo familiar.

Él, que ha vivido solo toda su vida, es capaz de mantener viva esa ilusión. Ojalá que en la residencia encuentre también un ambiente familiar que le ayude a soportar la disciplina de la residencia, y si encontrara otra alma solitaria deseosa de formar pareja o familia, sería una justa recompensa a su esfuerzo para acomodarse a vivir como cualquier persona, y olvidarse de que fue una persona sin hogar.

Acabo de regresar de dejar a Rafael en la residencia y me atrevo a asegurar que va a estar muy bien allí, que le ha causado una impresión muy buena y la acogida ha sido inesperada pero fantástica, han salido a recibirlo la trabajadora social y tres trabajadores más de la residencia para darle la bienvenida. ¡Ah!, y me dijo también que iba a decirles a todos que lo habían llevado un hermano y un sobrino suyo... ¡Ha merecido la pena!

martes, 26 de junio de 2012

¿Cómo puede ser que Tú estés en todos?




Esta mañana no estaba yo en mis cabales, me atreví a sugerirle al Señor, delante del sagrario, - ¿Cómo puede ser que Tú estés en Fulano, en Mengano, en tantos y tantos que de Ti no quieren saber nada, o que su comportamiento deja mucho que desear?

Pero, a pesar de mi impertinencia, no tardó en responderme una claridad interior, sugerida por las visiones de Santa Ana Catalina Enmerich: - Porque Tú asumiste todos los pecados del mundo, de todos los tiempos y de todos los hombres. Satanás te acosaba en el Huerto de los Olivos para ver si sucumbías ante la visión de nuestras traiciones, a ver si te rendías ante un espectáculo tan horrible y tan enorme, quería que vieras sólo el fracaso de tu sufrimiento y no la fidelidad a toda prueba de muchos hasta el momento presente.

Yo también sufrí, sin duda, una tentación de orgullo y de egoísmo, fruto del cansancio, de la debilidad o de la rutina; o de un deseo incontrolado de disfrutar de tranquilidad, de reposo, en buena compañía, prescindiendo para ello de los que molestan; y en vez de arreglármelas solito para despejar mis dudas, se me ocurre preguntarle a Dios mismo por qué es como es: Bondad infinita, misericordioso, Providencia, fuente del mayo consuelo, la casa permanentemente abierta a donde pueden regresar todos los hijos pródigos.

Se me olvidó que no soy quién para juzgar, y juzgué, puse en duda la Justicia del Juez todopoderoso y magnánimo. Fui tan ruin como el hermano mayor del hijo pródigo, sentí celos, menos mal que fue una sensación pasajera y no llevé mi rebelión hasta el final. Señor, estoy muy a gusto en tu casa, la de todos.



domingo, 24 de junio de 2012

“Voluntarios forzosos”




Hoy quiero recordar y agradecer el paso por nuestro servicio de atención a personas sin hogar a los “voluntarios forzosos”, aquellas personas que se han visto obligadas a desarrollar un trabajo social para redimir una pena de cárcel por multas, generalmente multas de la DGT.

En ninguno de estos voluntarios por condena social he apreciado un solo gesto de desagrado o una queja mientras estuvo con nosotros, es más, yo diría que competían en servicialidad y amabilidad, hasta el punto de que esto me hace dudar si algunas de nuestras leyes son tan justas o si se aplican correctamente.

Pudiera parecer, por tanto, que esta condena supusiera una pérdida de tiempo irreparable para estas personas; no ha sido así, aún estoy oyendo las palabras de uno de ellos que expresan muy bien el sentir de la mayoría de ellos: “Yo no tenía ni idea de que esto existiera; casi me alegro de lo que me ha pasado para conocer este servicio y haberos conocido”. 

Pero, aunque esto es así, ningún de estos voluntarios ha pasado a ser voluntario sin más, quizá sea por falta de tiempo. Yo los echo de menos porque como no hay muchos voluntarios para este servicio se agradece la presencia de otras personas dispuestas a echar un cable, y también como testigos de una realidad que gran parte de la sociedad desconoce.

Toda ayuda es poca, porque esta tarea es permanente, unos hombres caen y otros se levantan, y así camina la humanidad, por mucho que haya progresado; pero ha progresado demasiado rápido, no a ritmo humano, o al menos no se ha tenido siempre al hombre como medida, más bien nos hemos imprimido un ritmo mecánico, frío, contundente, caiga quien caiga; se sustituyen los hombres como meras piezas, o se reciclan, ya en términos más ecologistas, que no humanistas. Y no digamos a la hora de recibir el salario, cada vez más exiguo, más individualista, no alcanza para una familia, es la familia la que tiene que buscar diferentes fuentes de ingresos, si puede, o si se entienden sus miembros, o si queda algo de ella.

Quizá es por eso por lo que no hay tantos voluntarios para ayudar a los demás, porque no hay tiempo más que para trabajar, o porque muchos que quisieran están en una situación de recibir más que de prestar ayuda. Todo el mundo está buscando, no sé si en el camino adecuado, buscamos un bien escaso, un trabajo, y después un salario mínimo, para mantenerse en el sistema. Igual era más acertado planearse si el tipo de vida que uno llevaba le compensa, y empezar a buscar por otros caminos marginales, pero más seguros, con otro tipo de actividad y con otra remuneración más satisfactoria, bien ganada y más gratificante como ser humano.





miércoles, 20 de junio de 2012

Desmanes de esta sociedad



No soporto la burla o el menosprecio hacia alguien que sufre de enajenación mental; el que menosprecie o manifieste desagrado y rechazo hacia una persona que no sabe ni puede controlar sus actos porque su mente no rige sino que fantasea, y no como la noble y generosa mente de Don Quijote, sino más vulgarmente, ese no tiene tampoco una mente bien dirigida y no muestra en absoluto sabiduría, tampoco puede presumir de sentimientos de humanidad y piedad.

La verdad es que es otro de los grandes desmanes de esta sociedad, el haber dejado en la calle, a su libre albedrío, o a cargo de los familiares en el mejor de los casos, a las personas con problemas mentales. Mucho se ha abusado de la palabra “integración”, en los colegios con los niños con problemas, y ahí está el resultado: la educación es el mayor fracaso de esta sociedad; en el caso de las personas con problemas mentales también se les ha querido “integrar” en la sociedad, y el resultado es que muchas familias tienen que suplicar ayuda, y cuando no, estas personas terminan en la calle de la peor de las maneras, abandonadas en su propio caos mental.

Hoy es uno de esos días en los que compruebas las reacciones humanas en toda su crudeza, porque, efectivamente, la actitud ante una persona que sufre enajenación mental, pone a prueba nuestro grado de humanidad. He visto que unos huyen de estas personas por miedo, ya tienen bastante con vivir en la calle, sólo les faltaba a ellos eso. Otros se lo toman a broma, y los hay que muestran cierto rechazo, y hasta los que tratan de hacer que esa persona piense, con lo cual aumentan su suspicacia y recelo hacia el "cuerdo"; otros observan cautelosamente y esperan que se vaya pronto. En este ambiente no es fácil ayudar a esa persona.

La conclusión mejor sería que hay que proteger a estas personas, librarlas de las burlas, el menosprecio y el recelo, librarlas de sí mismas ofreciéndoles un entorno adecuado, seguro y estable.

No pretendo presumir en absoluto, las condiciones de vida que sufren los enfermos mentales es bastante triste y requiere una solución adecuada de toda la sociedad, pero recuerdo con cierta emoción mi primer voluntariado, hace muchos años, en el Sanatorio Mental de los Hermanos de San Juan de Dios, en Palencia. Aún recuerdo con total claridad ciertas escenas dantescas, en las que los hermanos de San Jan de Dios tenían un comportamiento sobrehumano, me admiraba aquel talante de los hermanos, siempre alegres, hablándole a cada enfermo según su lógica y sus fantasías. Humildemente acepto la lección que me dieron, hace más de veinte años, y que me es tan útil en estos tiempos.

Entonces era muy joven, íbamos más bien de visita un día a la semana, y nos esperaban todos, hermanos y pacientes, algunos se agarraban a ti y era difícil librarte de ellos, otros te miraban insistentemente como un bicho raro, y se reían. Las escenas eran tan fuertes muchas veces, que las tengo totalmente vivas en mi memoria, como aquel día que pasé no sé cuanto tiempo dando vueltas y vueltas al enorme jardín, con uno que tenía un plan extraordinario para repoblar de árboles media España y mejorar extraordinariamente la producción de los campos. Ahora creo darme cuenta dónde aprendí yo a escuchar, les debía esta lección también a los hermanos y a los enfermos agradecidos, porque yo procuraba hacer como los hermanos hacían y nos decían, simpre agradecidos y amables.

sábado, 16 de junio de 2012

Humildad y voluntad




Vuelvo sobre la inutilidad de las grandes discusiones y las críticas, siempre hacia arriba, a diestra y siniestra, en cualquier sitio y a cualquier hora, y como en muchas ocasiones se desconoce a las personas o instituciones objeto de discusión, perdonar la expresión, pero me parece una actitud semejante a la del que escupe hacia arriba... Y vuelvo porque esta mañana, hablando con un antiguo amigo y colega de voluntariado, me preguntó si no creía que todos estábamos un poco locos, que esta sociedad estaba crispada en su totalidad y de manera habitual. Yo le contesté que naturalmente, que era la consecuencia de nuestros propios errores, y de haber renunciado a cualquier tipo de autocontrol y todavía más, la consecuencia de haber combatido y despreciado cualquier concepto de autoridad.

Tanto resaltar las diferencias y fomentar las discusiones sin fundamento restan eficacia y calidad a la solución de los problemas y sobre todo perjudican a quienes sufren de manera inmisericorde carencias tan elementales como poder fumar un cigarrillo para calmar los nervios y la ansiedad, tomarse un desayuno, disponer de ropa limpia o poderse lavar las manos, etc.

Por eso es urgente fomentar las palabras amables, una mirada franca y amistosa, que eleve a las personas, cualquiera que sea, a la categoría de ser humano, sin adjetivos ni diferencias, ni de sexo, ni de raza, ni de nacionalidad, ni económica. Es urgente combatir las diferencias que nos han tratado de dividir y enfrentar, porque todo lo que divide sucede por error, o peor aún, procede de muy mala intención, de alguien que trata de utilizarnos en su provecho.

Tenemos que recuperar la humildad para reconocer nuestros errores y la voluntad y el deseo de aprender buenas maneras, de ser mejores. La mayoría de las personas no necesitamos saber de los grandes temas de la política y la economía; a los más desfavorecidos les afecta el egoísmo y la indiferencia de las personas que tienen esas cosas de las que ellos carecen, pero no tienen esas otras cosas que hemos dicho: palabras de afecto y comprensión, una mirada franca, y una mano tendida, para dar y para recibir, porque recibir agradecimiento de alguien es el mejor regalo.

No quiero decir con todo esto que no haya que criticar las cosas que están mal en la sociedad, y en la política y en los poderosos, pero también creo que es justo criticar a cualquier persona que sin ser tan rico ni tan poderoso se comporta egoístamente.

lunes, 11 de junio de 2012

La nada y la luz




Reconozco que me he acostumbrado a la charla con mi amigo Fermín, ya no es una mera cuestión de gusto o agrado por los temas que tratamos o por su forma de hablar, es que hay un trasfondo más sutil,  una realidad que me atrae y me conmueve: con qué convicción habla de Jesús, cómo sabe llevar su discapacidad en una silla de ruedas manual, con qué naturalidad dice estar en fase terminal; que no guarda rencor alguno a causa de su orfandad desde niño y de haber sido encerrado en un orfanato por sus propios hermanos; que la aparición de la enfermedad degenerativa hereditaria en plena juventud, truncando su vida profesional y comercial, no le hace sentirse fracasado.

A pesar de todo esto, Fermín sonríe continuamente, da gracias a Dios por todas las ayudas que recibe, de él primero y de los hombres después; no se avergüenza ni se queja de dormir en el cajero de un banco, ni por ello ha renunciado a seguir buscando una forma de ganarse la vida por sus propios medios, tiene un proyecto de una generosidad extrema para invertir las ganancias ¡Qué forma tan extraordinaria de devolver bien por mal!, ¡Qué forma tan ejemplar de transformar el sufrimiento en una lucha sin cuartel para alcanzar un bien para compartirlo! ¡Y qué prisa tiene Fermín, en fase terminal, en llegar a su meta para llevar a cabo su misión: crear una colonia digna para discapacitados!

Es tal el entusiasmo que pone Fermín en su empeño, que deja pequeño el desahogo personal que me iba a permitir hoy, y que le había expresado a él. Yo tuve hace cuatro años un fallo cardíaco que hizo temer por mi vida al médico de urgencias y a mis amigos y compañeros de trabajo que me acompañaban en semejante momento. Sólo recuerdo la carrera del médico conduciendo la silla de ruedas en que me habían sentado porque me debilitaba por minutos; cruzando una puerta perdí el conocimiento hasta que desperté en la uci; cómo llegué allí, me desnudaron y me colocaron los cables, no tengo ni idea. Sólo recuerdo una oscuridad total y repentina al cruzar la puerta, como cuando entras en una habitación de noche y sin luz, o peor aún, sólo recuerdo la nada más absoluta, pero no sé por cuanto tiempo.

Estos son los hechos, pero la vivencia me lleva a reprocharle a Dios, de buenas maneras, eso sí, que no me concediera esa visión que muchos tuvieron en circunstancias parecidas y describen como un sendero luminoso, o una luz al final de un camino, o una luz envolvente, en todo caso vieron algo, no cayeron en la nada como a mí me pasó. Le reprocho a Dios entonces que no me concediera ese tenue rayo de esperanza, ese apoyo a mi fe quebradiza, pero esforzada y suplicante.

Por so le he cogido a Fermín cierta querencia, porque es un ejemplo de fe en Jesús: “me pueden quitar la cosas, la vida, pero a Jesús no me lo pueden quitar de mi corazón”, lo repite una y mil veces. “yo no estoy triste por dormir en un cajero, no, ¿por qué?”,”No me falta comida, y cuando me ha hecho mucha falta me han dado dinero para mis necesidades”; ¡y con qué agradecimiento cuenta el día que una señora le bajó un buen puchero cuando estaba hambriento y le acababa de pedir a Dios ayuda!

Admiro la confianza que Fermín tiene en Dios, y pienso que Dios me lo ha puesto en el camino para que yo aprenda.

sábado, 9 de junio de 2012

La “filosofía de las máquinas” contra el hombre.“El retorno de los césares”




La “filosofía de las máquinas” ha sustituido a la filosofía clásica que parte de la realidad del hombre, compuesto de cuerpo y mente; dócilmente hemos dejado ir tomando posesión de nuestra voluntad, de nuestros deseos y aspiraciones al producto de las máquinas, al consumo, sin reparar en causas, consecuencias, conveniencias, procedimientos, lo que importa es la producción constante y novedosa. Mientras, los seres humanos hemos ido perdiendo capacidad de supervivencia, de renuncia, de fortalecimiento de nuestra voluntad y de nuestra libertad por lo tanto.

El reino del materialismo se ha impuesto por fin, como no lo había hecho nunca en la historia de la humanidad, hasta la máxima institución universal, la ONU, toma como modelo esta filosofía y la aplica a los nuevos derechos humanos que pretenden corregir a la misma naturaleza, con ello la idea de universalidad se tergiversa o se descompone en la sede que la representa y se supone que debiera defenderla. Esta atrayente filosofía nos ha ido conquistando por la comodidad, no hay que pensar, y las falsas expectativas, aturdiéndonos con un lema machacón y persuasivo: “a la felicidad por el consumo”.

Consumimos sin parar para que el sistema productivo no se detenga, y con ello se desmonte la “filosofía de la máquina”, como se han desmontado históricamente otras teorías, el comunismo y el totalitarismo, por ejemplo, pero consumimos porque esa felicidad prometida no llega del todo nunca, y creemos que es porque aún es poco lo que consumimos y seguimos, y seguimos…hasta que hemos tropezado con una crisis como nadie se esperaba, de ahí que algunos se empeñaran en disimularla, otros hayan tardado en reconocerla mucho tiempo, y los que la denunciaban eran antipatriotas, fundamentalistas, y qué se yo cuántos adjetivos más.

Las víctimas de la crisis, los parados y los pobres, no han parado de crecer, pero no se les tiene en cuenta más que por el número, porque su número nos aterra, millones y aumentando día a día, hora a hora, y lo repetimos para librarnos de caer en él pero no para acudir en ayuda de los caídos en esta guerra sin armas, para ellos no hay esperanza, porque no pueden consumir; entonces sucede que cada vez sobran más hombres. Las grandes empresas siguen inventando para consumir más, pero no hacen nada para que el progreso llegue a todos y así nos salvemos todos, piensan con la “filosofía de máquina”, pero las máquinas no piensan como un hombre, no saben de cuidar y alimentar una familia, no saben que todos los hombres tienen derecho al trabajo, y que el hombre está por encima de la máquina.

Menos mal que el que sobre tanta gente no nos ha llevado a una guerra, que sería la tercera; ¿o en realidad la vivimos ya?, una guerra difusa, más sofisticada que las dos anteriores y que se lleva a cabo persona a persona, vecino a vecino, para lo cual se inventan nuevas diferencias y divisiones, por ejemplo: entre hombres y mujeres, o el temerario derecho a elegir la “naturaleza” que uno quiera, o la división y enfrentamiento permanente entre los partidos políticos e instituciones, y las disputas soeces y enfrentamientos dirigidos, interesados y pagados, en las cadenas de televisión y las tertulias radiofónicas, las calificaciones extremistas: o eres “progre” o eres “integrista”, no hay término medio, porque no hay cultura, ni respeto; como digo, hay un enfrentamiento minucioso, tenaz, absurdo, es el enfrentamiento por el enfrentamiento, hay como una voluntad irrefrenable de diferenciarse del otro; (hasta en las modas pasa esto: miras al conjunto y ves a todo el mundo igual, más o menos, pero los jóvenes sobre todo hacen notar sus diferencias, que un bolsillo aquí mejor, que si me corto el pelo en círculos o en cresta, la cresta así o asá, etc., etc.)

Pero, ¿Quién puede estar tan interesado en dividirnos a los seres humanos hasta este extremo?, ¿A quién beneficia? Yo creo que nos tiene ya muy dominados.

Hemos cogido el ritmo de las máquinas, pero no de unas máquinas cualesquiera, sino de las más sofisticadas, esas que funcionan sólo con hablarles o tocar un minúsculo botón o tecla. Y así queremos que nos respondan las personas, los niños incluso, los padres, los profesores, los gobiernos; además tienen que responder a nuestro gusto, no hay tiempo para la cortesía, el perdón, la explicación serena y razonada. No sé por qué me repugna tanto la expresión que se ha puesto de moda en todos los ambientes: el “sí o sí”; añoro el uso del subjuntivo, del condicional, del futuro imperfecto de subjuntivo, que demuestran educación, conocimiento, tolerancia y cultura en quien lo emplea.

Muchas veces he comparado el presente, la globalización famosa, con la torre de Babel, no quiera Dios que el momento presente se asemeje a las doce plagas o al diluvio universal y nos ahoguemos esta vez en nuestra propia miseria. Hemos sido muy soberbios, empezó ya en el siglo XVIII una corriente que no ha cesado en sus intentos por imponerse a toda la sociedad, primero eran debates entre sabios, pero luego cayó en manos de políticos e iluminados provocando grandes catástrofes, humanas, se entiende, que condujeron a la sociedad a una guerra civil, cainita, persiguiendo la destrucción total del contrario; despreciando así el derecho internacional se impuso la guerra total, universal por su extensión y porque toda la sociedad quedaba implicada, no se respetaría ni a los niños ni a los ancianos, ni los hospitales, nada, había que erradicar de la humanidad al enemigo.

Hasta el momento hemos sobrevivido a dos guerras mundiales, pero el triunfo de los “buenos” siempre dejó un resquicio por el que de nuevo surge esa corriente destructora que persigue un “nuevo orden”, ahora lo llaman “sistema”, hay que acabar con el sistema, dicen los “indignados” (yo lo estoy, pero no como ellos ni con ellos); ¿pero no estamos en una democracia? ¿hay un sistema mejor?

En estos tiempos esa tendencia a la soberbia se ha instalado en todos, ahora ya es universal, universal en su expansión y universal en cuanto a que la mayoría de las personas nos hemos dejado seducir, queriendo o sin querer hemos desplazado a Dios del primer lugar de nuestra vida y consideración, y así nos hemos cargado la sociedad, los principios que la vertebran y la hacen habitable: el respeto sagrado al bien común, a la justicia y la verdad , el respeto a la herencia recibida. Recuerdo aquí un libro muy ilustrativo sobre la crisis que vivimos y que a mi entender va a resultar profético: “El retorno de los césares”, de Don Manuel Otero Novas.

miércoles, 6 de junio de 2012

Un pregón del Corpus muy convincente



 Hoy tengo la necesidad de expresar mi gratitud a Jesús Rodríguez Arias por su magnífico pregón del Corpus en San Fernando.

Yo no suelo ir a determinados actos en los que hay que ir trajeado, o cuando sospecho que  va a ser más un espectáculo donde se fuerzan las palabras y los gestos para dar una sensación máxima de lo que sea, pena o alegría. En esta ocasión, querido Jesús, ha sido un auténtico placer, espiritual y estético, el acudir a escuchar tu pregón del Corpus 2012 en San Fernando.

Como un auténtico caballero cediste todo el protagonismo al Exaltado, el Santísimo Sacramento, y comenzaste por situarte en un escalón inferior para tener que mirar hacia arriba cuando te dirigías al Señor, a la vez que te situabas a nuestra altura como representante nuestro ante el Señor.

¡Qué bien escogieron tu nombre, Jesús, y qué bien te encargas tú de no desmerecerlo ni con tus palabras ni con tus actos! El pregón se merece un montón de elogios que me atrevo a resumir en uno: presenta un equilibrio extraordinario entre tu espiritualidad y tu compromiso.

Es un auténtico testimonio de cristiano comprometido, huiste de quedar bien con un bonito discurso y te metiste en profundidades, hablaste en público de tu íntima relación con Dios, y construiste tu discurso fiel a las verdades de la fe católica, a la vez que nos recordabas que  de nada serviría la fe sin las obras.

 Me emocionó tu sentido recuerdo y agradecimiento a los cristianos que están dando su vida por defender la fe en tantas partes del mundo, así como tu insistencia en que no nos olvidemos de los que padecen la crisis; nos viniste a decir que no hay otra manera de ser un verdadero cristiano que la de  estar dispuesto a dar la vida por quien la dio primero por nosotros, y ser sensible al sufrimiento y las necesidades del prójimo.

Con este mensaje nos invitaste a acompañar a Jesús por las calles de San Fernando, para dar testimonio de nuestra fe y nuestro compromiso frente a los males que aquejan a esta sociedad: el egoísmo, la indiferencia, el relativismo y los intentos de expulsar a Dios de la vida pública.

Ten por seguro, Jesús, que tu pregón no ha caído en saco roto, que tus palabras seguirán escuchándose mucho tiempo, porque eran sinceras, claras y convincentes.

sábado, 2 de junio de 2012

VI Congreso Mundial de Familias: Declaración de Madrid 2012






El VI Congreso Mundial de Familias aprueba un conjunto de principios para crear un entorno cultural y político que sea compatible con la vida, la libertad y la esperanza para el futuro:

- Afirmamos que la familia natural, no el individuo, es la unidad fundamental de la sociedad.

- Afirmamos que la familia natural es la unión de un hombre y una mujer a través del matrimonio creada con el fin de compartir el amor y la alegría, engendrar niños, proveer su educación moral, construir una economía doméstica, ofrecer seguridad en tiempos de crisis y unir a las generaciones.

- Afirmamos que la familia natural es un elemento fijo del orden creado, arraigado en la naturaleza humana. La familia natural no puede convertirse en una realidad de nueva creación, ni puede ser re-definida por los entusiastas de la ingeniería social.

- Afirmamos que la familia natural es el sistema familiar ideal y verdadero. Si bien reconocemos múltiples situaciones de hecho, los otros “tipos de familia” adolecen de alguna carencia o son meras invenciones del Estado.

- Afirmamos que el vínculo sexual auténtico es la unión matrimonial entre un hombre y una mujer, el único abierto a la natural y responsable creación de una nueva vida.

- Afirmamos la santidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Cada persona recién concebida tiene derecho a vivir, a crecer, a nacer y a compartir un hogar con sus padres naturales unidos por el matrimonio. El aborto, la eutanasia y todas las formas de manipulación de los seres humanos en estado embrionario o fetal, por lo tanto, son ataques contra la vida humana.

- Afirmamos que la familia natural es anterior al Estado y los gobiernos legítimos existen para proteger y apoyar la familia.

- Afirmamos que el mundo es abundante en recursos. El debilitamiento de la familia natural y el fracaso moral y político, y no la “sobrepoblación” humana, han causado la pobreza, el hambre y la degradación del medio ambiente.

- Afirmamos que el verdadero peligro demográfico que afronta la tierra en este nuevo siglo es la crisis de natalidad y el envejecimiento de la población. Nuestras sociedades necesitan más personas, no menos.

- Afirmamos que la familia natural es la principal fuente de prosperidad económica y social y el pilar principal sobre el que asentar la superación de la actual crisis económica mundial.

- Afirmamos que las mujeres y los hombres son iguales en dignidad y derechos innatos, pero diferentes en muchos aspectos. Aunque a veces acontecimientos que escapan al control del individuo (otras veces por una vocación religiosa) lo frustren, la vocación de cada niño es llegar a ser esposo y padre; y la vocación de cada niña es llegar a ser esposa y madre. La cultura, el derecho y la política deberían tener en cuenta estas diferencias.

- Afirmamos que la complementariedad de los sexos es una fuente de fortaleza. Hombres y mujeres presentan profundas diferencias biológicas y psicológicas. Sin embargo, cuando se unen en matrimonio, la combinación se convierte en mayor que la suma de las partes.

- Afirmamos el derecho de los padres a educar a sus hijos para su bien, sin interferencias del Estado.

- Afirmamos que todo ser humano tiene derecho a la libertad religiosa y que la comunidad política debe respetar la libertad de profesar la propia fe, de transmitirla y de educar a los hijos en ella.

- Afirmamos el “salario familiar” ideal que consiste en “una misma remuneración para las mismas responsabilidades familiares”. La compensación por el trabajo, la fiscalidad y la seguridad social deberían fortalecer los lazos familiares naturales.

- Afirmamos el papel necesario de la propiedad privada de la tierra, la vivienda y el capital productivo como fundamento de la independencia familiar y garante de la democracia. En una sociedad justa y buena, todas las familias poseerán bienes inmuebles.

Y afirmamos que las soluciones duraderas a los problemas humanos, incluida la actual crisis económica, provienen de las familias y de las pequeñas comunidades. No se pueden imponer por un decreto burocrático o judicial. Tampoco pueden ser exigidos por una fuerza exterior.