Hoy tengo la necesidad de expresar mi gratitud a Jesús Rodríguez Arias por su magnífico pregón del Corpus en San Fernando.
Yo no suelo ir a
determinados actos en los que hay que ir trajeado, o cuando sospecho que va a ser más un espectáculo donde se fuerzan las
palabras y los gestos para dar una sensación máxima de lo que sea, pena o alegría.
En esta ocasión, querido Jesús, ha sido un auténtico placer, espiritual y estético,
el acudir a escuchar tu pregón del Corpus 2012 en San Fernando.
Como un auténtico
caballero cediste todo el protagonismo al Exaltado, el Santísimo Sacramento, y
comenzaste por situarte en un escalón inferior para tener que mirar hacia
arriba cuando te dirigías al Señor, a la vez que te situabas a nuestra altura como
representante nuestro ante el Señor.
¡Qué bien escogieron tu
nombre, Jesús, y qué bien te encargas tú de no desmerecerlo ni con tus palabras
ni con tus actos! El pregón se merece un montón de elogios que me atrevo a
resumir en uno: presenta un equilibrio extraordinario entre tu espiritualidad y
tu compromiso.
Es un auténtico
testimonio de cristiano comprometido, huiste de quedar bien con un bonito
discurso y te metiste en profundidades, hablaste en público de tu íntima relación
con Dios, y construiste tu discurso fiel a las verdades de la fe católica, a la
vez que nos recordabas que de nada
serviría la fe sin las obras.
Me emocionó tu sentido recuerdo y
agradecimiento a los cristianos que están dando su vida por defender la fe en
tantas partes del mundo, así como tu insistencia en que no nos olvidemos de los
que padecen la crisis; nos viniste a decir que no hay otra manera de ser un
verdadero cristiano que la de estar
dispuesto a dar la vida por quien la dio primero por nosotros, y ser sensible
al sufrimiento y las necesidades del prójimo.
Con este mensaje nos
invitaste a acompañar a Jesús por las calles de San Fernando, para dar
testimonio de nuestra fe y nuestro compromiso frente a los males que aquejan a
esta sociedad: el egoísmo, la indiferencia, el relativismo y los intentos de
expulsar a Dios de la vida pública.
Ten por seguro, Jesús,
que tu pregón no ha caído en saco roto, que tus palabras seguirán escuchándose
mucho tiempo, porque eran sinceras, claras y convincentes.
Mi querido Octóvilo:
ResponderEliminarDecirte que tu post me ha emocionado profundamente. Las palabras que dices de mi están guiadas, sin lugar a dudas, por el enorme cariño que nos profesamos.
No sabes lo que agradecí que asistieras ayer al acto de la Exaltación de la Eucaristía porque sé que no te prodigas mucho en estos tipos de actos y viendo tu artículo me alegro doblemente porque supiste captar el mensaje que ayer quise compartir con el Señor y con todos vosotros.
Un fuerte abrazo, mi querido hermano, y que Dios te bendiga por todo el bien que estás haciendo.