Puede
decirse sin temor a caer en la exageración que la vida hoy es un
sobresalto; tener conciencia, un mínimo sentido de la fidelidad al
pasado histórico y familiar, un poco de cultura y formación
clásica, aquella que exalta el honor y la nobleza, la renuncia, el
respeto sagrado a la vida, lleva a estar de continuo volviendo la
cabeza sorprendido al escuchar ciertas conversaciones, o a abrir los
ojos como platos, o a bajarlos, si quien habla es un conocido tuyo o
un personaje con influencia en la sociedad, en los niños, en los
ancianos, en los necesitados.
Digo
esto porque esta mañana tras la sorpresa agradable de volver a ver a
R. después de cerca de dos años, al que recordaba como un
trotamundos con clase, en pocos minutos la conversación me produjo
una sorpresa inquietante, y no quiero decir con ello que ya no me
agradara la visita, al contrario. Lo primero que hablamos después de
los tópicos de costumbre fue de la crisis, una crisis que vive toda
Europa, y que está haciendo la vida más difícil a los sin techo,
pero de manera más acusada en los países del centro y norte, por eso él ha venido a
España.
En
pocos minutos ya nos habíamos metido en la crisis moral y religiosa
y provocó un ataque generalizado a la Iglesia y al Papa. Mi buen
amigo me habló de Erich Von Dänicken, de los iluminados, de los templarios,
del calendario Maya, vamos, para echarse a temblar. Se terminó la
conversación de repente porque tuve que irme, pero a mi me produjo
una gran inquietud, porque me asaltó el fantasma de una gran
revolución alentada por masones, revolucionarios neomarxistas,
movimientos esotéricos e iglesias diversas, unidos contra la
Iglesia, a la que culpan de todos los males que afectan a esta
sociedad en crisis, decadente y sin rumbo.
En
este mundo de locos la globalización ha llevado a algunos a intentar
la resurrección de viejas utopías de gobiernos universales,
rebuscan en la historia proyectos fracasados y justifican su fracaso
por la represión de los reyes, los papas, es un auténtico dislate
que muchas mentes fantasiosas y vacías de cultura y criterio
razonable se dejan seducir, lo mismo les da gritar a la vez contra
los banqueros, el gobierno (si es de derechas ya para qué...) el
Papa, la iglesia, contra Franco, como si estuviera vivo, etc.
Los
enemigos del hombre, de Dios y de la Iglesia están a toda máquina,
contra la Iglesia católica, (las iglesias reformadas están tan
desprestigiadas que no ofrecen peligro), y en pro de una falsa
tolerancia, de una unión o alianza de civilizaciones, o de
cualquier opinión que pueda engrosar el simplón concepto de progre
o moderno.
Por
más que me esfuerzo no logro detener esta avalancha de pensamientos
negativos, podría callármelos, pero me causan mayor deasosiego, por
eso prefiero escribirlos.
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