domingo, 29 de septiembre de 2013

A la lucha por la supervivencia total, física y espiritual

                         

Los días malos son cada vez más frecuentes, hoy es uno de esos en los que las malas noticias se suceden de manera que hacen desear que termine el día, a ver si el día siguiente amanece con un sol deslumbrante.

“Esta noche han robado el Pan Nuestro”, esta fue la noticia que me asaltó al llegar a la oficina, que junto a una petición posterior: “¿puedes hacer algo por un chico que se ha ido de casa porque su padre lo amenaza si no se pone a vender droga?”, me afianzó en la conclusión que ya había comentado en otra ocasión parecida. El malestar social empieza a manifestarse de manera violenta e irracional en los sectores más desfavorecidos, en los que la capacidad de subsistencia depende total y absolutamente de la caridad, o, si a alguien le molesta el término, de que los que tienen, den de lo que tienen, porque a muchos de los que suelen dar, ya no les sobra.

Y  esta reflexión me lleva a otra, que pudiera ser la causa: “Es el reino de la confusión, un Babel”, lo que no sé es quién es el nuevo Nemrod, si es uno solo o son varios, una persona o un grupo. Lo cierto es que el sentido común se enfrenta a un combate muy desigual y confuso, y por tanto incierto; por eso la incertidumbre forma ya parte de nuestro vivir diario.


El pobre sentido común lucha contra unos políticos contradictorios, mentirosos; contra los poderes económicos, más y más voraces; contra los jueces, cuyas sentencias judiciales disculpan o protegen a los culpables y dejan a las víctimas desprotegidas. Y todo esto lo hacen a las claras, con apariencia de que hacen lo que deben, o de que es el mejor servicio que pueden ofrecer… Han creado un mundo de locos…mucho consumo, mucho cachivache, que a algunos les lleva a creerse especiales, los mejores, en esto o lo otro, manejando con destreza los artilugios informáticos.

En este mundo de locos se destruye más que se construye, y lo que se construye es disparatado o para disfrute de unos pocos… ampliable a aquellos que se rinden, se adaptan y sirven dócilmente al nuevo poder.

Alguien pretende crear un hombre artificial, un superhombre, contra el propio ser humano natural, como el de todos los tiempos, desde la creación o su aparición como homo sapiens. Pretenden así instaurar una nueva creación, pero una creación artificial, que no parte de la nada y por amor… sino que se gesta desde un  poder oculto, misántropo, egocéntrico, un genio de la división y la magia que hace ver las cosas al revés, lo que era bueno ahora es malo, lo que antes era justicia, igual para todos, ahora es discriminatoria a favor de quien convenga; lo que antes era un hombre, una mujer, un matrimonio, un niño, ahora son no sé cuantos tipos pueden ser de cada uno… el abecedario entero. Lo que antes era misterio, Dios, y permitía al hombre vivir con cautela y seguridad para evitar males mayores, ahora esa forma de pensar y vivir es motivo de desprecio, se le acusa de fomentar la intolerancia, incluso de ser culpable de las guerras.


¿Quién tiene tanto poder para haber impuesto sin coacción semejante cambio de mentalidad y actitud en millones de personas? ¿Quién es ese Gran Manipulador? Ha conseguido, contando sin duda con la ayuda de colaboradores necesarios y culpables,  destruir la educación clásica y el humanismo, los frutos del Renacimiento y la ilustración;  ha lavado las mentes de tantas generaciones, impidiendo que se llenaran de conocimientos necesarios para labrar su personalidad original y libre. El grupo sustituye al individuo, y el individuo cada día está más solo, más débil, sin capacidad para saber lo que realmente le conviene, y sometido a múltiples  señuelos que lo conducen por caminos sin salida, que agotan sus fuerzas y lo dejan sin esperanza. 

sábado, 28 de septiembre de 2013

Amar no es ser feliz



Por José Luís Nunes Martins
publicada el 28 de septiembre 2013 - 05:00



Entre mil sufrimientos, amar y sentir el cielo en el corazón. Siempre que alguien lleva a los otro motivo de alegría verdadera su acción es virtuosa y, por lo tanto, feliz.

El camino del bien y la felicidad pocas veces sigue la misma dirección.

La felicidad no es un sueño ni una tentación. No es imposible. No es un premio de productividad ni una recompensa por obediencia… No se trata de un placer o de una alegría común, sino de algo más profundo, no pasajero. Será un don que aumenta con cada gesto bueno.
Esta bienaventuranza no es un estado en que se olvida todo el resto… se revela, sí, en cada vida plena, en la cual cada pedazo tiene vida, significado,  valor. No es una existencia extraordinaria, sino aquella donde vive el sujeto, vivida de forma humilde, grata y concentrada en lo esencial: el amor. Abrazando de la misma forma las alegría y los sufrimientos, como pilares fundamentales de la vida en este tiempo… que es parte de otro tiempo, mayor… o Eterno.

La idea de felicidad nos remite a algo que traspasa un límite previsible, por eso, sólo somos felices cuando nuestras expectativas son superadas. Pero, no se piense que la única variable a tener en cuenta es la generosidad del mundo y de los otros… al final, una de las formas que tenemos para ser felices es la de reducirnos a nuestros deseos… la maldición de la infelicidad, en los días de hoy, se debe más a la multiplicación de ganancia que a la de cualquier otra pobreza. ¿Cuantas veces la obtención de aquello que se deseaba trae en cambio una angustia aún mayor?

La felicidad es considerada como algo excesivo… es raro que aparezca en una página del prensa o cualquier programa de televisión … ahí sólo hay espacio  para las tristezas y alegrías efímeras, y cuando aparece alguien feliz es tomado por un loco, ingenuo o ridículo… alguien que se rindió ante un devaneo sensiblero y que no tiene siquiera noción  del mundo en que vive…

Hay muchos en este mundo que se resignan a ser definitivamente infelices, aunque también hay quien percibe que se puede construir una vida de otro mundo aquí, entre frustraciones y fracasos, guerras y dolores.

En vez de esperar pasivamente a que la felicidad  venga a nuestra vida, es posible que cada hombre, a su manera, se vuelva protagonista y consiga hacer que la felicidad abrace su propia vida.

Nadie tiene derecho a la felicidad, sino el deber de ser digno de ella a través del amor. Entre mil sufrimientos, amar y sentir el cielo en el corazón. Siempre que alguien lleva a los otros motivo de alegría verdadera, su acción es virtuosa y, por tanto, feliz. Entre mil sufrimientos…
Lejos de los miedos existe una dimensión donde nuestros frutos pueden tocar nuestras raíces. Ahí hay paz, y es esa paz la que permite que podamos, amando, construir nuestro ser a partir de nada. Sí, sin amor, nunca seremos más que polvo.

Amar no es ser feliz – es construir un camino de aquí hacia el cielo


Livro Filosofias
Foi lançado ontem o livro Filosofias, sob a minha autoria e com as ilustrações (a cores!) do Carlos Ribeiro em todas as 79 reflexões escolhidas... esta obra é uma honra pela qual me sinto grato a cada um dos leitores das minhas crónicas. Obrigado a si.
 José Luís Nunes Martins





miércoles, 25 de septiembre de 2013

«La Iglesia es única y es en sí misma unidad, aunque esté esparcida por todo el mundo y haya muchas diversidades”.

De la AUDIENCIA GENERAL. S.S. PAPA FRANCISCO .Plaza de San Pedro Miércoles 25 de septiembre de 2013:



Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

En el «Credo» decimos «Creo en la Iglesia, una», pero si miramos a la Iglesia católica en el mundo descubrimos que abarca a cerca de tres mil diócesis repartidas en todos los continentes: ¡muchas lenguas, muchas culturas! ¿Cómo puede suceder esto?

1 . Una respuesta concisa la encontramos en el (Compendio del) Catecismo de la Iglesia Católica, que afirma: la Iglesia católica extendida en todo el mundo "tiene una sola fe, una sola vida sacramental, una sucesión apostólica única, una esperanza común, la misma caridad" (n. 161).

Es como en una familia: se puede estar muy lejos, esparcidos por todo el mundo, pero los profundos lazos que unen a todos los miembros de la familia permanecen intactos sea la que sea la distancia. Pienso, por ejemplo, en la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro.

Preguntémonos todos: yo como católico, ¿siento esta unidad? Yo como católico, ¿vivo esta unidad de la Iglesia? ¿O no me importa, porque estoy encerrado en mi grupo pequeño y en mí mismo? ¿Soy de aquellos que "privatizan" la Iglesia para su propio grupo, su nación, sus amigos?

Cuando oigo que tantos cristianos en el mundo están sufriendo, ¿soy indiferente, o es como si sufriera uno de mi familia?

Déjenme preguntarles, pero no respondan en voz alta, sino solo en el corazón: ¿cuántos de ustedes están orando por los cristianos que son perseguidos?

2. Vayamos un poco más allá y preguntémonos: ¿hay heridas a esta unidad? ¿Podemos herir esta unidad? Lamentablemente, vemos que en el curso de la historia, incluso ahora, no siempre vivimos la unidad.
Hay que buscar, construir comunión, educar en la comunión, a superar malentendidos y divisiones, comenzando por la familia, desde las realidades eclesiales, también en el diálogo ecuménico.
Nuestro mundo necesita unidad, es un momento en el que todos necesitamos unidad, tenemos necesidad de reconciliación, de comunión, y la Iglesia es la Casa de la comunión.
San Pablo decía a los cristianos de Éfeso: "Los exhorto, pues, yo, prisionero por el Señor, a que vivan de una manera digna de la vocación con que han sido llamados, con toda humildad , mansedumbre y paciencia, soportándose unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz" (4, 1-3 ).

Y Pablo continuaba: un solo cuerpo, el de Cristo que recibimos en la Eucaristía; un solo Espíritu, el Espíritu Santo que anima y continuamente recrea la Iglesia; una sola esperanza, la vida eterna; una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios, Padre de todos (cf. vv. 4-6). Esta es la verdadera riqueza: lo que nos une, no lo que nos divide.

¿Soy motivo de división, de malestar? ¡Ustedes no saben el mal que le hace a la Iglesia, a las parroquias, a las comunidades, el chisme! ¡Hacen daño! Los chismes hacen daño. ¡Un cristiano antes de chismear tiene que morderse la lengua!

3. Finalmente, un último paso más en profundidad. Y, esta es una buena pregunta: ¿quién es el motor de esta unidad de la Iglesia? Lo es el Espíritu Santo que todos hemos recibido en el Bautismo y también en el sacramento de la Confirmación. Es el Espíritu Santo. Nuestra unidad no es principalmente el resultado de nuestro acuerdo, o de la democracia dentro de la Iglesia; Él que hace la unidad en la diversidad, porque el Espíritu Santo es armonía. Es una unidad armoniosa en medio de tanta diversidad de culturas, lenguas y pensamiento.

Por esta razón, es importante la oración, que es el alma de nuestro compromiso de hombres y mujeres de comunión, de unidad. La oración al Espíritu Santo, para que venga y realice la unidad en la Iglesia.




lunes, 23 de septiembre de 2013

Del Encuentro del Papa Francisco en la Catedral de Cerdeña, con los pobres y encarcelados asistidos por Cáritas, en su peregrinación del 22 de setiembre a la Virgen del Buen Aire.



Queridos hermanos y hermanas, 

Gracias a todos por estar aquí, hoy. En sus rostros veo fatiga, pero también veo esperanza. Siéntanse amados por el Señor, y también por tantas personas buenas, que con sus oraciones y con sus obras, ayudan a aliviar los sufrimientos del prójimo.

Querría compartir con ustedes  justamente esta alegría de tener a Jesús como Maestro, como modelo de vida. ¡Mirémoslo a Él! Esto nos da tanta fuerza, tanto consuelo en nuestras fragilidades, en nuestras miserias y en nuestras dificultades.

Él ha elegido el camino de la humildad y del servicio. Es más, Él mismo en persona es este camino. No fue indeciso, ni fue indiferente: hizo una elección y la llevó adelante hasta el final.

Por ello la caridad no es un simple asistencialismo para tranquilizar conciencias ! El amor es gratuito. La caridad, el amor, es una elección de vida, un modo de ser y de vivir; es el camino de la humildad y de la solidaridad.

Esta palabra, “solidaridad”, en esta cultura del descarte corre el riesgo de ser suprimida del diccionario. Porque es una palabra que da fastidio, porque te obliga a mirar al otro y a darte con amor.

Nosotros ¡no!, nosotros decimos: ¡éste es el camino! La humildad y la solidaridad ¿por qué? ¿La inventamos nosotros los sacerdotes? ¡No! ¡Es de Jesús, Él la dijo!

Pero atención, ¡no es una ideología! Es un modo de ser y de vivir que parte del amor del corazón de Dios Padre. 

Miremos a Jesús: Él es nuestra alegría, pero también nuestra fuerza, nuestra certeza; es el camino seguro: humildad, solidaridad, servicio. En la estatua de Nuestra Señora de Bonaria Cristo aparece entre los brazos de María. Ella, como buena madre, nos lo indica, nos dice que tengamos confianza en Él. 

¡Sigamos teniendo fe en Él; Él donará a su corazón esperanza y alegría! Quiero agradecerles a todos ustedes que se dedican generosamente, aquí en Cagliari y en toda la Cerdeña, a las obras de misericordia.

Conservar ante todo la caridad entre ustedes. No podemos seguir a Jesús en el camino de la caridad si no nos queremos, si no nos esforzamos en colaborar, en comprendernos recíprocamente y en perdonarnos.

Seguir a Jesús en el camino de la caridad, ir con Él a las periferias existenciales. “¡La caridad de Jesús es una urgencia!”, escribía San Pablo (Cfr. 2 Co 5, 14) Para el buen Pastor lo que está lejano, periférico, lo que está apartado y despreciado es objeto de un cuidado mayor, y la Iglesia no puede menos que hacer suya esta predilección y esta atención.

Siguiendo a Cristo en el camino de la caridad, nosotros sembramos esperanza. Algunos miembros de la comunidad cristiana son llamados a empeñarse en el campo de la política, que es una forma alta de caridad, como decía Pablo VI. Pero como Iglesia todos tenemos una responsabilidad fuerte que es aquella de sembrar la esperanza con obras de solidaridad, buscando siempre de colaborar en el mejor modo con las instituciones públicas, en el respeto de las respectivas competencias.

La Caritas es expresión de la comunidad, y la fuerza de la comunidad cristiana es hacer crecer la sociedad desde dentro, como la levadura. Pienso en sus iniciativas con los detenidos en las cárceles, pienso en el voluntariado de muchas asociaciones, en la solidaridad con las familias que sufren de más a causa de la falta de trabajo. Les digo: ¡Coraje! ¡No se dejen robar la esperanza y vayan hacia adelante! ¡Gracias, queridos amigos! Los bendigo a todos, junto con sus familias.



sábado, 21 de septiembre de 2013

La verdad y las mentiras



Por José Luís Nunes Martins
publicado em 21 Set 2013 - 05:00



Ni la contradicción es señal de falsedad ni la coherencia es señal de verdad. El futuro está abierto y forma parte de la verdad. La verdad está viva. Se hace. Aún no ha terminado.

Engañar a los demás es una de las peores cosas que nos podemos hacer a nosotros mismos. Menospreciamos nuestra capacidad de comprender, aceptar y crear un mundo en el que nos es dado vivir y ser felices.

Unas veces son los prejuicios, otras por carencia de la capacidad de comprender que el otro también es un yo, nunca perfecto, que precisa de ser amado más que ser impresionado, mentimos, la mayor parte de las veces para intentar crear con la lengua lo que nos cuesta crear con las manos…fingimos, y es así, con falsedad, como nos hacemos débiles y nos condenamos al fracaso. No pensamos que la mentira pudiera ser una promesa, un  proyecto que mañana pudiera ser verdad. Muchos son los que califican sus sueños como imposibles para no tener que luchar para levantarse de la almohada donde yacen.

La verdad es única y cruda, las mentiras son múltiples y parecidas.

La verdad es el camino. Ser feliz pasa por descubrirnos, ir encontrando la coherencia profunda de nuestra existencia. La verdad es la esencia de la vida. Cada uno de nosotros es llamado a crear un mundo, no su verdad,  sino la verdad que hay dentro de nosotros. La esencia.

La mentira es siempre digna de perdón. Siempre. Nadie quiere ser infeliz. La culpa de la mentira pasa por una especie de inclinación natural que limita el entendimiento del bien. Mentir es errado y moralmente condenable. No perdonar una mentira también lo es. No hay nadie que no sea digno de nuestro amor. Nadie. El amor es para quien lo necesita y quiere, no para quien lo merece.

Ni la contradicción es señal de falsedad ni la coherencia es señal de verdad. El futuro está abierto y forma parte de la verdad. La verdad está viva. Se hace. Aún no ha acabado.

En este mundo hay poco de absoluto: no hay el libro, sino varios, no hay la música, no hay la belleza, sino migajas de ella… el tiempo concede algunas aproximaciones a quien sabe esperar, a quien comprende que se puede diseñar una circunferencia con líneas rectas. Como si la vida fuese un número infinito de caminos por donde se puede, poco a poco y en cada uno, ir admirando más y más detalles de los contornos de la verdad.

La verdad es un compromiso que resulta de la perfección interior de alguien que se decide por el bien. Las mentiras son imposturas.

Nadie puede ser quien es alejado de la verdad. Debemos asumir nuestro pasado tal como fue, nuestros pensamientos y sentimientos, manifestar con sinceridad todo cuanto queremos… Estos gestos de verdad son sencillos y se iluminan unos a otros.

La humildad y la inteligencia aconsejan que no tomemos nuestras convicciones por la verdad. Nos engañaremos menos si comprendemos que, con frecuencia, estamos equivocados. Es preciso aprender a resistir a los primeros impulsos a la hora de juzgar, sabiendo que la verdad es mucho más que una ausencia de mentira y que hay siempre, para lo mejor y para lo peor, alguna verdad en las mentiras…

El silencio es la expresión sublime de la verdad.

La verdad es amor y cabe toda dentro de una mirada… en los ojos de quien está dispuesto a dar su vida en un sentido pleno.

Ser auténtico es ser verdadero, celebrar el don de la vida… en cada pensamiento, palabra y gesto.

La verdad se revela en el tiempo, a través del amor en nosotros.

investigador

domingo, 15 de septiembre de 2013

La verdad es tranquila





 
 La verdad es tranquila. El árbol crece sosegadamente, al ritmo de su paz…

“La paz es algo que ningún hombre puede dar a otro. Uno de los fines más importantes para quien se arriesga ser quien es, será el de construir su propia paz. Esta resulta de un trabajo duro, del equilibrio de las voluntades, de una armonización ardua de las diferentes dimensiones interiores, como el pensar y el sentir, es un a estado ágil y dinámico, que, al final, permite traspasar y vencer cualquier adversidad.

La paz no es el estado de quien vive una ausencia de conflictos, es el resultado de la conciliación corajuda de las diferentes fuerzas que, dentro y fuera de cada hombre, tratan de prevalecer sobre las demás, menospreciándose mutuamente.
Muchos creen haber encontrado la paz cuando se libran del sueño del amor. Están engañados, el camino hasta la felicidad es aún largo para quien, cansado, se contenta de este modo, descansando de una lucha que ni llegó a comenzar. La paz es un punto del camino de quien aspira a la plenitud de la vida. La paz es n punto de partida para el amor, que a su vez  lanza al hombre hacia la felicidad.

La paz es el punto de llegada de los que sufren los dolores más profundos. La verdad es tranquila. El árbol crece sosegadamente, al ritmo de su paz, dependiendo muy poco de lo que acontece a su lado. Sin paz puede haber pasión, pero no hay amor. El amor brota y se alimenta del suelo firme y rico donde vive la paz, por encima del mundo a su espalda, sin incomodarse con el juicio de nadie, incluso el de aquellos que allí ven sólo un sosiego de muerte. Silencio. Así es la verdad de quien consigue ser quien es. En paz, así ama quien vive de forma auténtica.”











¿Un rebelde sin causa?



“No sé lo que me pasa…pero cuando creo que ya he conseguido recuperarme y tengo todo lo que se necesita para una vida normalizada, vuelvo a caer”; así se expresa J., y mientras le escucho llego a la conclusión de que es como si estuviera bajo la tiranía de un   instinto irrefrenable…o como si fuera un Sísifo moderno condenado a escalar la montaña con la bola del mundo a cuestas una y otra vez, y vuelta a empezar…o como un rebelde romántico contra su propia felicidad… Le digo un poco en broma esto mismo “tú eres un rebelde sin causa”, y le hizo gracia pero a la vez lo aceptó como una explicación satisfactoria, quizá nadie se lo había dicho en cambio le habían dado miles de razones científicas, médicas o sicológicas.

En realidad está algo angustiado, sonríe porque es una persona agradable, cortés, elegante incluso, pero se le ve cierta resignación ante esa vida circular de caídas y superaciones…O quizá así recibe los cuidados que requiere para sentirse persona mientras lucha por ser eso, una persona… Pero, no ve la necesidad, o no ve cómo puede dar el paso para ser él una persona autónoma, alguien capaz de comprender a cualquier persona, y de darse plenamente a otros, conscientemente, para ser feliz de verdad.

¿Ha encontrado en la dependencia y en las terapias para librarse de ella un modo de vida? …Hoy menos que nunca me arrepiento de haber dado a este blog el título que tiene, porque nuestro amigo, de momento, espero y deseo, sólo de momento, se encuentra en la caverna, creyendo que la realidad más apetecible a la que puede aspirar son las sombras que ve reflejadas en la pared. La luz del sol, la luz de la verdad exige un compromiso para el que no se siente preparado, o al que le teme por algún motivo o trauma.

Ojalá que llegue a ver la luz, y seguro que la encontrará porque la está buscando, lo importante es que no retroceda, que no mire atrás, que siga adelante, que rompa el círculo por alguna parte, y que “desconfíe” de su exceso de confianza…


sábado, 14 de septiembre de 2013

Anclados en el pasado




Por José Luís Nunes Martins
publicado em 14 Set 2013 - 05:00



La existencia humana implica que comprendamos que no fuimos creados para cualquier especie de inmutabilidad, antes al contrario, para una incesante creación de nosotros mismos.

Son muchos los que sufren hoy los dolores de lo que les aconteció en el pasado. Se angustian porque visitan y revisan tantas veces los mismos tiempos y espacios, sienten y re-sienten el dolor de las mismas espinas clavándoseles en los pies… viven en una especie de noche eterna donde parece no haber voluntad de mañana… y mañana es ahora.

Juzgan que estarán para siempre condenadas a acarrear el peso de lo que pasó, desconocen que su hoy está abierto y que puede, eventualmente, servir para redimirse, para traspasarlo…para volar bien alto. Finalmente, ninguno de nosotros es lo que fue.

Los sucesos y fracasos de cada día pertenecen más a ese día que a quien los protagonizó. El hombre existe en cuanto lanzado en el tiempo, sigue a una velocidad constante en dirección a todos los horizontes posibles, a un futuro abierto. Hace este viaje en el que no se puede demorar más en un lugar que en otro… vive el vértigo radical de no pertenecer a un lugar ni tiempo alguno.

Amamos… y podemos permanecer junto a alguien para siempre… pero nunca de forma estática ni definitiva. Seguimos los dos lanzados, entre espacios, tiempos, alegrías y sufrimientos… en una expedición en que el fin es el hoy de cada uno. La mayor parte de las relaciones no soportan el tiempo, sucumben a la necesidad de renovar cada día la atención y el cuidado, porque,  hoy, yo soy ahora mismo diferente – y el otro también.

Las alegrías y tristezas más valiosas son las de hoy. Aquí y ahora. Son las únicas de las que somos responsables. Cuánta gente se da cuenta demasiado tarde cada día… creen que un presente arruinado es lo que merecen por el pasado que aún no los dejó, así nunca se dejan redimir, nunca se perdonan, nunca miran hacia delante…abortan los sueños. Se anulan… y, de este modo, encuentran poco. Agarrados a lo que ahora mismo no existe sufren con su pasado como si fuese real, pero no lo es. Las frustraciones del pasado asesinan las esperanzas.


Otros infelices hay que viven agarrados a las alegrías de otrora… no se dan cuenta que la felicidad es una forma de vivir cada día como único. Y que el verdadero heroísmo consiste en crear siempre nuevas formas bellas de ser en el mundo. Sin herencias ni anclas. Navegando tempestades con una sonrisa de fe en el fondo del corazón. Atracando en puertos siempre nuevos, nunca demorándose en mar alguno.

La infelicidad se alimenta de los recuerdos. Los distorsiona y los hace peores. Lo mismo ocurre con los buenos recuerdos, pronto el pesimismo nos grita que son… inaccesibles e irrepetibles. Ahora bien, realmente, son los más, pero,  esos, quiere la falta de fe que nos vuelvan a visitar en cualquier momento, haciéndonos daño, más y más.

Aprender del pasado no significa tener que permanecer en él.

La existencia humana implica que comprendamos que no fuimos creados para cualquier especie de inmutabilidad, sino para una incesante creación de nosotros mismos… en la sublime certeza de que seremos tan felices cuanto quisiéramos ser. En la estricta medida de lo que hiciéramos de nuestros días.

El pasado no existe. Pasó.

Por lo que hiciéramos y por lo  que dejemos de hacer… el arrepentimiento es siempre una certeza. Es preciso comprender la importancia y la urgencia de existir. De tratar de ser quien queremos ser, sin retrasarnos nunca.

Sólo se vive hacia delante… en dirección al infinito.



jueves, 12 de septiembre de 2013

Dos placeres diferentes, opuestos, excluyentes



Hoy ha sido un día bastante especial, y no es porque hayan ocurrido cosas malas a mí alrededor, que sí han sucedido, sino porque de todo ello estoy en condiciones  quedarme con estas dos anécdotas, bueno algo más que anécdotas, dos reflejos de la realidad.

No puede renunciar al momento de placer que le proporciona la droga, confiesa un usuario de este servicio,…enganchado desde los catorce años y van otros tantos, con intervalos en centros de desintoxicación…Si no hubiera centros de acogida, ayudas estatales, regionales,  municipales, personales…¿qué pasaría? ¿qué sería de tantas personas que han renunciado a su libertad por la dependencia…creyéndose libres?
Pero, ¿sobrevivirán a la crisis estas ayudas, o en nombre de la economía se irán suprimiendo, sin tener en cuenta a las víctimas, cada día más y más desesperadas, que dependerán de su propia voluntad y recursos?

“Megalomanía místico religiosa”, así, con toda naturalidad, nos confiesa que le han diagnosticado los médicos del centro donde la metieron a la fuerza, o engañada; y lo dice con una sonrisa irónica, como diciendo: “sí, a mí me vais a vosotros a doblegar”. “Son todos ateos”, recalca, mirándome directamente a los ojos para buscar mi complicidad.

No puedo evitar que me impresione mi amiga A., es como una niña, que dice la verdad si cortarse un pelo, con gracia además; ella habla constantemente de Dios, y no se mete con nadie, al contrario, tiene una sensibilidad extraordinaria ante la desgracia ajena, y enseguida se ofrece para ayudar. Responde así, yo creo, con fidelidad “perruna” (en el mejor sentido de la palabra) al gesto que tuvo con ella hace mucho tiempo un buen samaritano que la recogió muy maltrecha e indefensa. Ella insiste en que todo lo bueno que le ocurre a ella, o cualquiera otra persona, es porque Dios lo quiere, lo mismo que los inconvenientes.


Hoy me emocionó al decirme mientras conversaba con ella: “sí, es que tú tienes ojos para ver que lo que digo es verdad, y que es Dios quien lo dice por mí, yo no soy nada, nada más que un instrumento suyo”… Y no puedo evitar mirarla ahora como quien ha sido descubierto… Es un misterio cómo nos habla Dios, que llegó a decirnos que si no nos hiciéramos como niños no entraríamos en su reino, o que de la boca de los niños (tengan la edad que tengan) sólo puede salir la verdad.

lunes, 9 de septiembre de 2013

De la Vigilia de Oración por Siria, palabras del Papa Francisco. 7 septiembre de 2013




Y vio Dios que era bueno» (Gn 1,12.18.21.25) … dice Dios cuando contempla la creación. Nos introduce así en el corazón de Dios y, de su interior, recibimos este mensaje:

Nuestro mundo es "casa de armonía y de paz", un lugar en el que todos pueden encontrar su puesto y sentirse "en casa", porque "es bueno"…

Sobre todo, los seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios, forman una sola familia…

El mundo de Dios es un mundo en el que todos se sienten responsables de todos, del bien de todos…

Pero también hay "violencia, división, rivalidad, guerra". Esto se produce cuando el hombre, vértice de la creación, pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad, y se cierra en su propio egoísmo…

cuando se pone en el lugar de Dios, entonces altera todas las relaciones, arruina todo; y abre la puerta a la violencia, a la indiferencia, al enfrentamiento...

Por el pecado, el hombre entra en conflicto consigo mismo, se da cuenta de que está desnudo y se esconde porque tiene miedo (Gn 3,10), tiene miedo de la mirada de Dios; acusa a la mujer, que es carne de su carne (v. 12); rompe la armonía con la creación, llega incluso a levantar la mano contra el hermano para matarlo. ¿Podemos decir que de la "armonía" se pasa a la "desarmonía"? No, no existe la "desarmonía": o hay armonía o se cae en el caos, la violencia, la rivalidad, el enfrentamiento, el miedo…

«¿Dónde está Abel, tu hermano?». Y Caín responde: «No sé, ¿soy yo el guardián de mi hermano?» (Gn 4,9)…

Cuando se pierde la armonía, se produce una metamorfosis: el hermano que deberíamos proteger y amar se convierte en el adversario a combatir, suprimir…

Esta actitud va a más: hemos perfeccionado nuestras armas, nuestra conciencia se ha adormecido, hemos hecho más sutiles nuestras razones para justificarnos.

¿Es posible seguir otro camino? ¿Podemos aprender de nuevo a caminar por las sendas de la paz? :

Invocando la ayuda de Dios, bajo la mirada materna de la Salus populi romani, Reina de la paz, quiero responder: Sí, es posible para todos. …

quisiera que cada uno de nosotros, desde el más pequeño hasta el más grande, incluidos aquellos que están llamados a gobernar las naciones, dijese: Sí, queremos…

Mi fe cristiana me lleva a mirar a la Cruz. ¡Cómo quisiera que por un momento todos los hombres y las mujeres de buena voluntad mirasen la Cruz! Allí se puede leer la respuesta de Dios: allí, a la violencia no se ha respondido con violencia. En el silencio de la Cruz calla el fragor de las armas y habla el lenguaje de la reconciliación, del perdón, del diálogo, de la paz.

Que nosotros, cristianos, los hermanos de las otras religiones, todos los hombres y mujeres de buena voluntad gritasen con fuerza: ¡La violencia y la guerra nunca son camino para la paz!

Mira el dolor de tu hermano y no añadas más dolor, detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha perdido;

¡Que se acabe el sonido de las armas! La guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad. Resuenen una vez más las palabras de Pablo VI: «Nunca más los unos contra los otros; jamás, nunca más… ¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!» (Discurso a las Naciones Unidas, 4 octubre 1965: AAS 57 [1965], 881). «La Paz se afianza solamente con la paz; la paz no separada de los deberes de la justicia, sino alimentada por el propio sacrificio, por la clemencia, por la misericordia, por la caridad» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1976: AAS 67 [1975], 671).         Amén




sábado, 7 de septiembre de 2013

Caminar sin suelo firme


Por José Luís Nunes Martins
publicado em 7 Set 2013 - 05:00



Nuestra inteligencia puede no comprender que la complejidad que cree ver es solamente fruto de sus propios límites.

¿Puede alguien tenerse por bueno sin demostrarlo en la práctica, con su vida?
¿Puede alguien, sin fe en Dios alguno, ser, en ningún momento, digno de elección para reclamar una salvación?

Nos realizamos mediante nuestras acciones, en sentido estricto del término: hacen realidad algo que antes era mera hipótesis. Nuestra vida es una permanente y dinámica construcción de nuestro ser, un viaje que nos lleva desde una casi nada, con potencial, a algo bien concreto: un ser humano definido en plenitud, absolutamente suya.

Los caminos que escogemos marcan nuestra existencia, pero nuestras decisiones se fundamentan en aquello que sostenemos, en aquello en que confiamos de verdad. Sin duda, la fe  siempre motiva para el bien… pero, muchas veces, no conseguimos practicar el bien en que creemos porque elegimos dar prioridad a otros deseos y apetitos aparentemente más agradables… por razones tanto más mundanas.

No tiene sentido que la fe sea el criterio cuando ella no se hace concreta.
Tal vez en la existencia haya muchos caminos errados y sólo uno cierto: el del amor. El egoísmo se reviste de innumerables formas. El amor, cuando es auténtico, es simple, perfecto, único.

Cuando nos damos a alguien, en una palabra o gesto, comenzamos a construir felicidad en esa persona. Nos colocamos, de forma integral, allí. En sus manos. Y es cuanto más nos damos, cuanto más nos perdemos por nuestro vecino que, paradójicamente, nos hacemos más conscientes y valiosos, nos llenamos de una profunda alegría, tan profunda que comparte hasta las lágrimas de sufrimientos más íntimos.

Fe es confianza. Vivir teniendo por cierto lo que a penas es una promesa de posibilidad, siguiendo adelante aunque sea sin comprender… aceptando cada cosa con una sonrisa, profunda.

Unos creen que es en los egoísmos donde encontrarán la felicidad y la paz, y luchan por eso… otros no… estos, comprenden que es dándose como se alcanzan a sí mismos; que es amando como encuentran el camino de la paz, aquel que permite que se sea feliz en cualquier lugar.

Amar es abdicar de sí mismo a favor de otro e implica duras y crudas consecuencias…durísimas. Pero es el camino cierto… porque sólo ese da verdaderamente sentido. Por más irracional que parezca. Nuestra inteligencia puede no comprender que la complejidad que cree ver es únicamente fruto de sus propios límites… puede no estar a la altura de abarcar y abrazar la simplicidad del todo.

Un hombre es la fe de que fuera capaz. La dureza y el peso de la tristeza que se abate sobre aquel que perdida la esperanza le invade el vacío de los sueños que dejó que se volviesen imposibles, por los prejuicios del egoísmo que lo paralizó y le llevó a la pérdida de sí mismo.

Solamente por las acciones concretas podemos alcanza el cielo de la existencia, pero el camino para llegar a ella pasa por muchos puntos donde somos llamados a dar pasos adelante  por encima de nada, por donde no se ve claro… por donde no hay suelo firme.

Mas, el camino cierto es aquel donde, en paz profunda, se es feliz en cualquier lugar…

No es fácil. Nada. Pero valdrá la pena, cualquier pena, por más penosa que sea…los mayores dolores son los que obligan a algunos hombres a superarse y hacer frente y seguir adelante… de la generosidad nace la fuerza.

Los sufrimientos filtran las voluntades y los méritos… y, claro, no todos se hacen dignos de ser felices.