Por José
Luís Nunes Martins
publicado em 21 Set 2013 - 05:00
publicado em 21 Set 2013 - 05:00
Ni la contradicción es
señal de falsedad ni la coherencia es señal de verdad. El futuro está abierto y
forma parte de la verdad. La verdad está viva. Se hace. Aún no ha terminado.
Engañar a los demás es
una de las peores cosas que nos podemos hacer a nosotros mismos. Menospreciamos
nuestra capacidad de comprender, aceptar y crear un mundo en el que nos es dado
vivir y ser felices.
Unas veces son los
prejuicios, otras por carencia de la capacidad de comprender que el otro también
es un yo, nunca perfecto, que precisa de ser amado más que ser impresionado,
mentimos, la mayor parte de las veces para intentar crear con la lengua lo que nos
cuesta crear con las manos…fingimos, y es así, con falsedad, como nos hacemos débiles
y nos condenamos al fracaso. No pensamos que la mentira pudiera ser una
promesa, un proyecto que mañana pudiera
ser verdad. Muchos son los que califican sus sueños como imposibles para no
tener que luchar para levantarse de la almohada donde yacen.
La verdad es única y
cruda, las mentiras son múltiples y parecidas.
La verdad es el camino.
Ser feliz pasa por descubrirnos, ir encontrando la coherencia profunda de
nuestra existencia. La verdad es la esencia de la vida. Cada uno de nosotros es
llamado a crear un mundo, no su verdad,
sino la verdad que hay dentro de nosotros. La esencia.
La mentira es siempre
digna de perdón. Siempre. Nadie quiere ser infeliz. La culpa de la mentira pasa
por una especie de inclinación natural que limita el entendimiento del bien. Mentir
es errado y moralmente condenable. No perdonar una mentira también lo es. No
hay nadie que no sea digno de nuestro amor. Nadie. El amor es para quien lo necesita
y quiere, no para quien lo merece.
Ni la contradicción es
señal de falsedad ni la coherencia es señal de verdad. El futuro está abierto y
forma parte de la verdad. La verdad está viva. Se hace. Aún no ha acabado.
En este mundo hay poco
de absoluto: no hay el libro, sino varios, no hay la música, no hay la belleza,
sino migajas de ella… el tiempo concede algunas aproximaciones a quien sabe
esperar, a quien comprende que se puede diseñar una circunferencia con líneas
rectas. Como si la vida fuese un número infinito de caminos por donde se puede,
poco a poco y en cada uno, ir admirando más y más detalles de los contornos de
la verdad.
La verdad es un
compromiso que resulta de la perfección interior de alguien que se decide por
el bien. Las mentiras son imposturas.
Nadie puede ser quien
es alejado de la verdad. Debemos asumir nuestro pasado tal como fue, nuestros
pensamientos y sentimientos, manifestar con sinceridad todo cuanto queremos…
Estos gestos de verdad son sencillos y se iluminan unos a otros.
La humildad y la
inteligencia aconsejan que no tomemos nuestras convicciones por la verdad. Nos
engañaremos menos si comprendemos que, con frecuencia, estamos equivocados. Es
preciso aprender a resistir a los primeros impulsos a la hora de juzgar,
sabiendo que la verdad es mucho más que una ausencia de mentira y que hay
siempre, para lo mejor y para lo peor, alguna verdad en las mentiras…
El silencio es la
expresión sublime de la verdad.
La verdad es amor y
cabe toda dentro de una mirada… en los ojos de quien está dispuesto a dar su
vida en un sentido pleno.
Ser auténtico es ser
verdadero, celebrar el don de la vida… en cada pensamiento, palabra y gesto.
La verdad se revela en
el tiempo, a través del amor en nosotros.
investigador
La mentira es siempre digna de perdón. Siempre. Nadie quiere ser infeliz. La culpa de la mentira pasa por una especie de inclinación natural que limita el entendimiento del bien. Mentir es errado y moralmente condenable. No perdonar una mentira también lo es. No hay nadie que no sea digno de nuestro amor. Nadie. El amor es para quien lo necesita y quiere, no para quien lo merece.
ResponderEliminarLa mentira es siempre digna de perdón…Me quedo hoy con esta frase, José Luis, me da una enorme satisfacción leerla porque es una realidad con el que me tengo que enfrentar cada día en el trato con personas con problemas de identidad, sea por una causa u otra. Yo siempre he tratado de convencer a mis compañeros de que no mienten, mienten por pura necesidad, para seguir viviendo aunque sea una mala vida… al menos se sienten vivos.
Y porque toda la crónica es a la vez una lección de humildad, sin nombrarla, la que nos puede proporcionar la felicidad, o el comienzo para llegar a serlo y alcanzar la meta. Obrigadíssimo