domingo, 28 de febrero de 2021

Da ejemplo en vez de dar consejos

 José Luís Nunes Martins


Nunca sabemos a cuantas vidas la nuestra afecta. Hay personas que nos marcan sin que nos demos cuenta, así como habrá mucha gente para quien somos importantes sin que lo sepamos.

Dar ejemplo tal vez sea la única forma de influir en la vida de los otros. Un buen ejemplo puede explicar y entusiasmar, pero solo el ejemplo nos permite pasar a la acción con eficacia.

Las reglas que imponemos a nuestra vida derivan de los sucesos y los (muchos) fracasos de nuestro pasado, no de teorías que nadie ha experimentado, por buenas que puedan parecer.

Desconfía siempre de los sermones de quien no los sigue.

Si solo son palabras lo que tienes para dar, entonces que sean breves y solo para contar tus decisiones erradas y a cuantas desgracias te han llevado. Pero, no pienses en exigir a alguien que haga lo que dices, porque todos, así como tú, tienen el derecho a seguir un camino errado.

Solo si cree en aquello que practica. Debemos ser capaces de dar buenos ejemplos, al mismo tiempo que resistimos a la tentación de los malos.

No des consejos, menos aún a quien no te los haya pedido, e incluso a quien te los pida… tal vez ya haya decidido lo que va a hacer, buscando solo quien lo elogie.

Di la verdad, por más desagradable que sea, más todavía a quien confía en ti. Haz de tu vida una lección que de testimonio vivo de tu amor.

Busca los consejos de quien te dice la verdad y está dispuesto a ayudarte en lo que precises.



https://agencia.ecclesia.pt/.../da-o-exemplo-em-vez-de.../

sábado, 20 de febrero de 2021

¿Puede un pobre ser feliz?

 José Luís Nunes Martins


Para tener paz es necesario que nuestras necesidades básicas estén satisfechas y aseguradas. El dinero es necesario para conseguir llegar a ese punto, pero a partir de ahí tal vez no sea tan importante lo que nuestras convicciones creen.

El desapego es esencial para ser feliz. Quien se aferra a las cosas hace más pesado el bagaje para ser feliz.

En importante dedicarnos a lo que es al mismo tiempo interior y superior. No a todas las cosas que en este mundo prometen darnos felicidad.

Y es así, con los pies descalzos en un pozo de lodo, que alguien eleva su mirada hasta el cielo y sonríe. Porque de lo alto nos viene la felicidad, y desde lo más intimo de nosotros como se hace presente nuestra vida. ¿Pero basta mirar al cielo? No

La falta de amor hace a cualquiera de nosotros un miserable. Un pobre, por más dinero y bienes materiales que posea, de nada le sirven, si no los pone al servicio del bien. Son alimentos para un egoísmo que, sobre todo, trae consigo el miedo a perderlos, propio de quien cree que no es sino lo que posee.

Es necesario que nos hagamos pobres para librarnos de las cosas, para que las consideremos como son: medios que deben servir a alguien y no fines a los que nos agarramos y nos esclavizan.

¿Si doy todo lo que tengo me vuelvo pobre? ¿O así quedo rico?

Muchos ricos descubren que solo tienen paz lejos de sus fortunas, entonces es cuando son felices. ¿Cuánto vale una casa donde la soledad hace de mí su inquilino? ¿No es mejor una casa humilde donde me amen a pesar de todas mis faltas?

Muchos consideran que los pobres son seres humanos inferiores, murmuradores y envidiosos, criminales porque son culpables de sus carencias. La sentencia más común es que son personas imperfectas.

Todos somos imperfectos. Si a alguna le faltan bienes, a otros le falta el bien.

¡Todos sueñan. Unos se engañan creyendo que con más dinero tendrán más razones para vivir, otros conviven, cada uno de sus días, con la divina providencia, aquella que hace milagros tan importantes como simples, ¡pero siempre de forma que parece coincidencia!

Unos desconfían del prójimo, otros confían.

Si los pobres son desgraciados o llenos de gracia, solo al final se sabrá.

Sólo el infinito nos basta y no se llega allí acumulando cosas, sino siento recto.

 



https://agencia.ecclesia.pt/portal/pode-um-pobre-ser-feliz/

domingo, 14 de febrero de 2021

En la familia nadie es una carga

 José Luís Nunes Martins


Si alguien cree que es una carga para su familia, solo puede estar equivocado. Porque no lo es, a pesar de que a él le parezca que sí lo es, o, en verdad, porque no tiene una verdadera familia.

La vida es dura. Puede ser incluso muy dolorosa y, también, por mucho tiempo. Desde que nacemos vamos contando con el apoyo de otros, que nos socorren en caso de necesidad. Después, hay quien deposita en nosotros su confianza para que seamos su soporte, en el caso de que se encontrara en cualquier estado de carencia.

Cuando somos parte de una familia, entonces tenemos el deber de cuidar y el derecho a ser protegidos. Debe imperar el respeto por la libertad del otro, pero siempre con atención a su recorrido, porque puede estar más despreocupado cuando todo le vaya bien, cuando tropieza y cae en la desgracia… necesita de nosotros. Y nosotros necesitamos de él.

Hay muchos que piensan que su familia es un encargo que no han elegido y que, por eso, no se sienten en el deber de cumplir con sus obligaciones familiares.

También están aquellos que solo son familia cuando todo está bien, mientras reciben más de lo que se les exige. Así que alguno de los suyos necesita ayuda, huyen. Siempre con disculpas que solo son excusas que esconden su egoísmo.

Ser familia es ser más fuerte qué el miedo a amar a otro. Es ser feliz, no de forma superficial, solitaria e interesada, sino de una manera profunda, compartida y gratuita.

Hay personas que sufren y son condenadas a sufrir más porque las hacen sentirse una carga en la vida de los otros. Es peor aún porque es corriente que sean aquellas que hicieron y dieron todo… y, más de una vez ahora, les vuelven a exigir más de sí mismos: que se aguanten sin incomodar.

Los egoístas no viven. Sobreviven, porque no saben que solo hay vida en abundancia cuando se vive en varios corazones al mismo tiempo.

Quien es familia sabe que nunca se está solo.

¿Qué tipo de persona puede tener paz y sentirse bien mientras su prójimo experimenta el dolor en abandono?

Aquellos que se sienten próximos a mí, esos sí, son mi familia. Y si tengo una familia, entonces tengo razón para vivir, porque por mayor que sea la fuerza del dolor que me ataque y por más oscuro que sea el hoyo donde estoy, sé que no estoy solo, sé que allí mismo, conmigo, sufren también aquellos que me aman. Eso me da un ánimo inmenso.

Una familia, o es una historian de amor, o es una tragedia.

 


https://agencia.ecclesia.pt/.../na-familia-ninguem-e-um.../

sábado, 6 de febrero de 2021

¿Estás esperando que te agradezcan?

 

José Luís Nunes Martins


No lo estés.

Si hiciste algo bueno, eso vale por sí mismo, a menos que lo hayas hecho a cambio de obtener agradecimiento.

Una buena acción que no es agradecida puede volverse aún más noble si no espera agradecimiento.

Hay quien se cree señor del mundo y que los demás solo están para servirlo. Quien hace su voluntad y le satisface sus apetitos, ese sí, es el mejor.

Después están los que se interesan por los otros, siempre cuidando de mantener un equilibrio entre cuanto da y cuanto consigue recibir. Una especie de sociedad mercantil con contabilidad organizada. Dos egoísmos entrelazados que engañan muchos, porque se esfuerzan por parecer mejores.

La gratuidad es la forma más elevada de relacionarnos con otra persona. La bondad que lleva la recompensa en sí misma.

Es excelente poder dar algo a quien lo necesita. Incluso aunque no lo agradezca. ¿No le dará meso todavía más valor?

La gratitud es una virtud de quien es fuerte y humilde. Los débiles de espíritu son casi siempre orgullosos, gente que piensa en sí mismos en primer lugar, y en los otros solo cuando sobra tiempo y espacio a su egoísmo.

Hay hasta quien agradezca como forma de garantizar que puede continuar pidiendo y recibiendo más.

Yo debo ser bueno y ayudar a mi prójimo, no para que me lo agradezca, sino porque quiero ser mejor de lo que soy, contribuyendo de forma positiva al bien del otro. Si él agradece eso o no, es una cuestión de detalle.

Debo acordarme del bien que me hayan hecho, siempre. Debo olvidarme del bien que hice, siempre.

¿Quieres saber quién es? Basta que repares en la forma como tratas a aquellos que no pueden hacer nada por ti

No esperes nunca que te agradezcan el bien que haces a alguien. No dejes de hacerlo. Ellos necesitan y tu mereces.



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