José Luís Nunes Martins
Si alguien cree
que es una carga para su familia, solo puede estar equivocado. Porque no lo es,
a pesar de que a él le parezca que sí lo es, o, en verdad, porque no tiene una
verdadera familia.
La vida es dura.
Puede ser incluso muy dolorosa y, también, por mucho tiempo. Desde que nacemos
vamos contando con el apoyo de otros, que nos socorren en caso de necesidad.
Después, hay quien deposita en nosotros su confianza para que seamos su soporte,
en el caso de que se encontrara en cualquier estado de carencia.
Cuando somos
parte de una familia, entonces tenemos el deber de cuidar y el derecho a ser protegidos.
Debe imperar el respeto por la libertad del otro, pero siempre con atención a su
recorrido, porque puede estar más despreocupado cuando todo le vaya bien, cuando
tropieza y cae en la desgracia… necesita de nosotros. Y nosotros necesitamos de
él.
Hay muchos que
piensan que su familia es un encargo que no han elegido y que, por eso, no se
sienten en el deber de cumplir con sus obligaciones familiares.
También están
aquellos que solo son familia cuando todo está bien, mientras reciben más de lo
que se les exige. Así que alguno de los suyos necesita ayuda, huyen. Siempre con
disculpas que solo son excusas que esconden su egoísmo.
Ser familia es
ser más fuerte qué el miedo a amar a otro. Es ser feliz, no de forma
superficial, solitaria e interesada, sino de una manera profunda, compartida y
gratuita.
Hay personas que
sufren y son condenadas a sufrir más porque las hacen sentirse una carga en la
vida de los otros. Es peor aún porque es corriente que sean aquellas que
hicieron y dieron todo… y, más de una vez ahora, les vuelven a exigir más de sí
mismos: que se aguanten sin incomodar.
Los egoístas no
viven. Sobreviven, porque no saben que solo hay vida en abundancia cuando se
vive en varios corazones al mismo tiempo.
Quien es familia
sabe que nunca se está solo.
¿Qué tipo de
persona puede tener paz y sentirse bien mientras su prójimo experimenta el
dolor en abandono?
Aquellos que se sienten
próximos a mí, esos sí, son mi familia. Y si tengo una familia, entonces tengo
razón para vivir, porque por mayor que sea la fuerza del dolor que me ataque y
por más oscuro que sea el hoyo donde estoy, sé que no estoy solo, sé que allí
mismo, conmigo, sufren también aquellos que me aman. Eso me da un ánimo
inmenso.
Una familia, o es
una historian de amor, o es una tragedia.
https://agencia.ecclesia.pt/.../na-familia-ninguem-e-um.../
No hay comentarios:
Publicar un comentario