domingo, 28 de febrero de 2016

Obrigado, ó Bloco!

¡Gracias, Bloque!

http://observador.pt/opiniao/obrigadinho-o-bloco/

Jesucristo, como la mayoría d todos nosotros, tiene un sólo  padre y una única madre, no dos padres sin ninguna madre, ni dos madres sin ningún padre. Esto no es religión, ni ideología; es genética y biología.

Como es sabido, el Bloco de Esquerda está promoviendo, sobre todo en las redes sociales, una campaña con la imagen de Cristo y la afirmación de que “Jesús también tenía dos padres”. Al parecer, esta iniciativa pretende señalar una fecha: 10 de febrero de 2016, el día en que, como también se dice ahí, por cierto en mal portugués, el “Parlamento termina discriminação na lei da adopção”.

En fondo color de rosa, la imagen de Cristo, provocadoramente kitch, parece inspirarse en la tradicional imagen del Sagrado Corazón: Jesús aparece con una mirada tierna, con la mano izquierda sobre su corazón, visiblemente llameante y rematado por la cruz, y  la derecha en gesto de bendición. Sobre su cabeza, la frase: “Jesús también tenía dos padres”.

Esta afirmación tiene dos errores destacados: el primero es la afirmación de una doble paternidad de Cristo, cuando él mismo, luego en el primer discurso que le atribuye la Sagrada Escritura, confiesa claramente tener un único Padre, Dios, y lo hace precisamente cuando responde a María, su Madre, que se había referido a su marido, José, como padre de su hijo. Más aún,  en todos los textos bíblicos restantes, Jesús nunca se refiere a Dios como su otro padre, ni siquiera como uno de sus padres, sino siempre como su único y verdadero padre. Por tanto, Jesucristo, como todos  nosotros, tiene un solo padre y una única madre, no dos madres sin ninguna madre, ni dos madres sin ningún padre.

El otro error es la insinuación de que haya alguien que “también” tenga dos padres. No hay nadie que los tenga porque todos los seres humanos, sin excepción, son hijos de sus progenitores, que son siempre una mujer y un hombre. De la misma forma que es falso decir que Cristo tenía dos padres, es igualmente mentirosa la afirmación de que alguien tenga dos progenitores del mismo sexo. Por más que la ley civil permita tal aberración, sólo es posible la generación habida de un hombre y de una mujer. Esto no es religión, ni ideología; es genética y biología.

La Conferencia Episcopal portuguesa ya manifestó, por su portavoz, su desagrado por lo que se entiende que es una ofensa de muy mal gusto. Según una diputada del Boco, esta iniciativa no pretende ofender a la Iglesia ni a la religión, tratándose sólo de demostrar a las personas que siempre existieron familias diferentes y que esa no es una realidad nueva, ni reciente. Claro que la diputada tiene tanta razón como tenía quien, pegando carteles con la imagen de ella, escribiese en ellos la frase ‘En Portugal hay políticos corruptos’ y después, como disculpa, dijese que no pretendía ofender a la diputada, ni al Bloco de Esquerda, sino sólo mostrar a las personas que siempre existió corrupción entre los políticos y que, por tanto esa no es una realidad nueva, ni reciente…

Sin contradecir al órgano representativo del episcopado portugués, ni a su portavoz, entiendo con todo muy esclarecedora esta iniciativa del Bloco de Esquerda. No porque la considere razonable en el contexto de la libertad religiosa, de pensamiento y expresión, que no es, sino porque evidencia que, no siendo novedad para muchos, tal vez aún no había sido, hasta ahora, manifestado tan clara e inequívocamente. O sea, la naturaleza esencialmente cristiana del Bloco de Esquerda y de su política. Sin demonizar este partido político, ni mucho menos a sus militantes –a algunos, les honra, haberse desmarcado de esta campaña-  es obvio que, después de este incidente, ningún cristiano coherente podrá ser miembro, o votarlo, sin perjuicio de su integridad, o de su inteligencia.

De hecho, esta campaña contra la Iglesia católica, las demás confesiones y, en general, la libertad religiosa, pone al desnudo la ideología anticristiana del Bloc, si no a sí mismo su naturaleza antidemocrática y tendenciosamente totalitaria.
Por otro lado, no será exagerado afirmar, gracias a esta campaña y no sólo, que los católicos portugueses forman, de algún modo, parte de la Iglesia que sufre persecución. ¡Qué gran honor, para nosotros, formar parte del grupo de dos millones de católicos que son perseguidos por los regímenes totalitarios comunistas, como los de China y Corea del Norte, y por el fundamentalismo islámico o laicista! ¡Agradecido, oh Bloc!

Esta ofensiva del Bloco de Esquerda contra los católicos y contra la libertad religiosa, de pensamiento y de expresión, no es siquiera original. Por ahora, es más tonta que sangrienta, más burlona que mortífera, más estética que sangrienta, pero promete resucitar, en futuros episodios, el peor legado del anticlericalismo portugués.

A pesar de nuestras blandas costumbres, es bueno recordar que los jesuitas fueron expulsados de Portugal en el siglo XVIII, por el Marqués de Pombal; que, en el siglo XIX, no solo ellos sino demás todas las demás órdenes religiosas fueron extinguidas por el liberalismo jacobino; y que, en el siglo XX, volvieron a ser perseguidos todos los religiosos, así como los obispos y padres del clero secular, por la primera república. ¿¡En el siglo XXI, será el Bloco de Esquerda quien dé continuidad a esta ignominiosa tradición!?

Avé, Bloco, morituri te salutant!



sábado, 27 de febrero de 2016

Amar no es una locura

  
JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS

http://rr.sapo.pt/artigo/47952/amar_nao_e_uma_loucura

                                               (ilustração de Carlos Ribeiro)

El amor exige atención, cuidado, respeto y una sabiduría que la experiencia de los errores y del perdón construye. No se trata, pues, de un caso cualquiera, coincidencia o destino pre escrito…

Darse es un acto de fe. Quien no tiene fe, no ama. La entrega de sí mismo es un gesto que sólo la generosidad auténtica permite, pero que no es fruto de cualquier falta de consciencia o de algo extraño a la voluntad libre de cada persona.

El amor obliga a que cada uno de nosotros acepte sus límites, de la misma forma que, con tanta facilidad, reconocemos nuestros talentos. Después, es importante aceptar los del otro, límites y talentos, no como una amenaza ni como un desafío. Se trata únicamente de alguien tan valioso como yo. Al final, aquello que los otros tienen de diferente a mí, puede ser muy bueno.

No siempre podemos cambiar aquello que no está bien… pero tenemos la obligación de garantizar que ese mal nunca nos vuelva malos…

Amar no es una locura. Es el resultado de una decisión serena que, de forma lúcida, acepta al otro como un bien en sí mismo… y se propone defenderlo como tal.

Nuestro tiempo en este mundo es demasiado precioso para que alguien se permita el lujo de perderlo con disparates sin sentido. Más que tener paciencia, lo esencial en la vida es tener la lucidez para aceptar, con humildad, que no siempre acertamos, aún cuando nuestras intenciones son las mejores.

Debemos asumir siempre la verdad de lo que somos. Nuestras fragilidades, tal como nuestras virtudes. Porque aquello que el amor prueba no son nuestras fuerzas… sino nuestras flaquezas.


domingo, 21 de febrero de 2016

El Presente sin Pasado ni Futuro




Fernando Pessoa, in 'Livro do Desassossego' 

(Saber decir las cosas, lo que nos ocurre,  es un privilegio...o una condena, de algunas personas; decirlas es un acto de heroísmo,pues no siempre son bien entendidas, incluso puede que al revelarlas el autor se desprenda de algo de sí mismo. En cualquier caso, tanto agradezco haber encontrado estas palabras verdaderas, que me siento obligado a publicarlas aquí en nuestro idioma. Y pido disculpas si no las transmito bien por mi ignorancia.) 


Vivo siempre en presente. El futuro, no lo conozco. El pasado, ya no lo tengo. Me pesa el uno como la posibilidad de todo, el otro como la realidad de nada. No tengo esperanzas ni nostalgias. Conociendo lo que ha sido mi vida hasta hoy – tantas veces y tan lo contrario de lo que yo desearía-, ¿cómo voy a presumir de mi vida de mañana, si será lo que no presumo, lo que no quiero, lo que me acontece desde fuera, incluso a pesar de mi voluntad? No tengo nada en mi pasado que recuerde con el deseo inútil de repetirlo. Nunca fui sino un vestigio y un simulacro de mí. Mi pasado es todo cuanto no conseguí ser. Las sensaciones de momentos idos no me son queridos: lo que se siente exige el momento; pasado este, hay un pasar la página y la historia continua, pero no el texto.

Un divorcio de mil años



Si en el encuentro del Papa Francisco con el Patriarca de Moscú no se superaron todas las diferencias, se creó un clima de diálogo y confianza, camino de la recuperación de las dos principales iglesias cristianas.

 “Por voluntad de Dios […], nosotros, Papa Francisco y Kirill, Patriarca de Moscú y de toda Rusia, nos encontramos, hoy, en la Habana. Damos gracias a Dios, glorificado en la Trinidad, por este encuentro, el primero en la historia”. No podía ser más solemne el inicio de la declaración conjunta del Papa Francisco y del patriarca de Moscú, Kirill, al término de la reunión que ambos concertaron, el pasado día 12 de Febrero, en el aeropuerto internacional de la Habana, en Cuba.

Que se trató de un encuentro histórico, no hay duda ninguna. Después de mil años de separación, el obispo de Roma, que preside la Iglesia católica universal, se encuentra con el patriarca de Moscú y toda Rusia. Siendo este uno de los principales dignatarios de la Iglesia llamada ortodoxa, al contrario de lo que acontece con los católicos, ningún obispo goza de poder de jurisdicción universal. Mejor dicho, Kirill ni siquiera es el obispo ortodoxo más importante, porque esa primicia, aunque meramente honorífica, corresponde al patriarca de Constantinopla que, con todo, tiene una importancia eclesial diminuta, dado el número residual de fieles de su diócesis, en la cual, como el resto del ex imperio otomano, prevalece, con abrumadora mayoría, la religión islámica.

Desde tiempos que se remontan al histórico encuentro entre el Beato Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras, las relaciones entre la Santa Sede y el patriarcado de Constantinopla discurren por una gran cordialidad, teniendo en cuenta que ambas sedes episcopales se consideran instituidas por dos apóstoles hermanos: San Pedro, primer obispo de Roma, y San Andrés, a quien el patriarcado de Constantinopla atribuye su fundación.

No se puede decir lo mismo de las relaciones entre la Santa Sede y el Patriarcado de Moscú, que está sobre las demás diócesis en territorio ruso, así como de las diócesis sufragáneas que, un poco por todo el mundo, se encargan de la asistencia espiritual de los ortodoxos en la diáspora. Por eso, ya varios pontífices romanos habían querido ir a Moscú o, por lo menos, encontrarse con el Patriarca moscovita, pero sin éxito. Una de las razones para esa actitud de los ortodoxos rusos tiene relación con la cuestión de los uniatas –católicos orientales unidos a Roma, como los ucranianos greco-católicos que Estalin integró, a la fuerza, en la Iglesia ortodoxa – y a la creación de diócesis católicas en los territorios del Patriarcado de Moscú, que los ortodoxos entienden que es un acto hostil de desleal concurrencia. Por otro lado, subsisten las razones teológicas que motivaron, a finales del primer milenio de la era cristiana, el cisma que dividió a la cristiandad en dos grandes universos: el católico, bajo la suprema autoridad del Papa; y el ortodoxo, compuesto por todas las sedes episcopales que no aceptaron la jurisdicción universal del obispo de Roma.

Como expresamente se dice en el nº5 de la declaración conjunta, el papa Francisco y el Patriarca Kirill reconocen que, no obstante la “tradición común de los primeros siglos”, “estamos divididos por heridas causadas por conflictos del pasado remoto o reciente” y por no pocas “divergencias […] en la comprensión y manifestación de nuestra fe en Dios”. De hecho, este primer encuentro no tuvo por objetivo superar esas discrepancias teológicas sino, sobre todo, establecer un clima de confianza entre las dos principales tradiciones cristianas, sobre todo por la confirmación de lo que les es común y, más aún, por la urgencia y “necesidad de un trabajo común  entre católicos y ortodoxos” (nº 3; cfr n º 28, etc.).

Pasando revista a la situación mundial, el Papa Francisco y el Patriarca Kirill estuvieron de acuerdo en deplorar las persecuciones a los cristianos (nº 8), al mismo tiempo que enaltecían el testimonio heroico de los nuevos mártires (nº 12). Ambos pidieron que se restablezca la paz en Oriente Medio (nº 9); llamaron la atención de la comunidad internacional hacia la situación dramática en Siria y en Irak (nº 10); y exigieron una respuesta global al flagelo del terrorismo y ante el peligro de una tercera guerra mundial (nº 11). Los dos obispos cristianos también declararon que el diálogo inter religioso debe recordar que “son absolutamente inaceptables las tentativas de justificar acciones criminales con invocaciones religiosas”, porque “ningún crimen puede ser cometido en nombre de Dios” (nº 13)


Es verdad que este encuentro histórico, el primero entre un papa y un patriarca ortodoxo de Moscú, no ha puesto término a diez siglos de cisma pero, como se suele decir, Roma y Pavía no se hicieron en un día… aunque aún no se han superado todas las divergencias, se estableció un clima de diálogo y confianza recíproca, que abre el camino para la tan deseada reunificación de las dos principales iglesias cristianas. Es preciso ahora que los católicos, sin renunciar a la integridad de la fe que profesan, mantengan una actitud acogedora para con estos hermanos separados, y caminen a su encuentro. Otro tanto se pide a los ortodoxos. Si ambos así hicieran, será posible llegar a la unidad, incluso porque, como enseña la sabiduría popular, ¡todos los caminos van a dar a Roma!

sábado, 20 de febrero de 2016

¿En qué silencio estás buscando?


José Luis Nunes Martins




                                                        (ilustração de Carlos Ribeiro)

Antes de decir a la vida lo que queremos, es importante escuchar  nuestra intimidad, para que, en silencio, el corazón y a razón nos indiquen el sentido que elegiremos para nuestra vida.

Hay el silencio del coraje de aquel que lucha, pero está en paz… y el silencio de la derrota de aquel que calla, cultivando odios y fomentando venganzas, a propósito de maldades que, muchas veces, ni siquiera existen…

Hay el silencio de la contemplación y el del desprecio…

Hay el silencio de los secretos y misterios, y el silencio donde todo se descubre…
Hay el silencio en que con alegría se espera, y aquel en que se desespera, en una angustia donde la ansiedad siembra pesadillas y dolores…

Hay el silencio de la pureza que se guarda para el momento oportuno y el silencio de quien, arrepentido, emplea su pureza en el tiempo equivocado…

Hay el silencio de quien se esfuerza, el de quien descansa, pero también el de quien finge…
El silencio es la luz de las grandes obras. Sólo cuando nos hacemos pequeños podemos comprender la grandeza de lo que nos sobrepasa. Sólo el silencio permite que veamos con atención. Admirando como quien escucha.

Notas sueltas no son melodía… Es necesario acallar las inutilidades si se quiere llegar más adentro. Es tan heroico decir lo que se debe, cuando se debe, como callar lo que no ayuda ni hace bien alguno.

Estamos aquí de paso, pero con el deber de hacer algo con sentido. Sólo en el silencio de la fe se abrazan la pasión y la razón.

Hay quien vive una vida entera sin querer saber nunca la verdad… un día de vez en cuando, como si pudiese comenzar y acabar cuando le parece bien… pero escoger una vida así es como decidir coser sin hilo.


Hay un silencio en el que todo se entrelaza, en que se deshacen los nudos, se cierran las heridas y se cosen todos los pedazos… tejiendo en un yo, entero… una obra perfecta, llena de imperfecciones.

viernes, 19 de febrero de 2016

No es posible recrear el mundo



“Súbete a un monte encumbrado, (…) / Alza tu voz sin miedo, / Di a las ciudades (…): / “Aquí está vuestro Dios.  / Aquí llega con fuerza el Señor Dios; (…) / Conduce a su rebaño como un pastor, / Lo va reuniendo con su brazo; / Lleva en su regazo a los corderos, / Va guiando a las que crían.” Is.40, 9-11

Habíamos creído que podríamos confiar ilimitadamente, siempre, en una sociedad en continuo crecimiento, que garantizaría nuestro futuro  y el de nuestros hijos, pero, ya no es así, y se buscan desesperadamente, en río revuelto,  ideologías que aporten algo de luz y confianza en que el ser humano es capaz por sí solo de garantizar su supervivencia…

Así,  a los rencores presentes algunos  resucitan viejos enfrentamientos, odios, guerras… ignorando completamente la tutela divina, cuando lo que no debemos hacer, por lo que más queramos, por nuestro propio bien incluso, es recurrir a ella, ya que todo lo puede.


Hemos caído de nuevo en el  gran pecado de la soberbia, los nuevos salvadores pretenden ser mejores que los que nos han conducido a esta crisis total, y pretenden imponer su ideología totalitaria (‘tonto y malo el que no adopte sus dictados’) en la que no quepa  ni siquiera la excelsa idea de Dios; Entre unos y otros, por dejación de sus deberes y malos servicios los anteriores,  por prepotencia y orgullo los que  quieren gobernar imponiéndonos a todos su ideología, están construyen  nuestro propio infierno.

Y Dios nos parece que calla, y es que no lo reconocemos, porque nos hemos desacostumbrado a escuchar su voz. Pero, a nuestro pesar incluso, Dios nos juzga silenciosamente, en nuestro interior, y como  hacemos un ruido ensordecedor,  no lo oímos, y mucho menos lo escuchemos… ‘Mas, la voz de Dios no estaba en la tormenta, ni en el fuego, ni en el rayo… es una brisa suave’, humilde y servicial, pues hace lo que dice, no engaña. Me temo que cada vez estemos menos preparados, aunque tampoco dispuestos, a escuchar a la Verdad. 

Antes la cultura clásica nos enseñaba desde niños a entender y aceptar el mundo, para mejorarlo e ir ascendiendo peldaños en la evolución histórica; ahora no entendemos nada, porque todo es  cercano, rastrero y relativo,  le falta perspectiva y estímulo,  no ofrece por tanto confianza tanto en uno mismo como persona como  en los demás como sociedad. A cambio se nos trata de imponer una ideología, halagadora pero  totalitaria.



 “¿No lo sabéis ni lo habéis oído?  / ¿No os lo han dicho desde el principio? / ¿No habéis llegado a entender / cómo se sostiene la tierra? / Él habita en el orbe terrestre / (…) / Despliega el cielo como un toldo / y lo extiende como tienda habitable. / Él convierte en nada a los príncipes  /  y transforma en nulidad a los gobernantes (…) /
¿Con quién me compararéis? / ¿Con quién me asemejaréis? /(…) /

Ved quién ha credo estas cosas /  El que saca a su ejército innumerable  / y llama a cada cual por su nombre. /  Tan sobrado de poder y de fuerza / que no puede fallarle ninguno (…) / 

¿No lo sabes, no lo has oído / que el Señor es un Dios eterno, creador de los confines de la tierra? / No se cansa ni desfallece, / su inteligencia es inescrutable. / Da fuerza al cansado,  / aumenta el vigor de los débiles. / Los jóvenes se cansan y se agotan, / una y otra vez tropiezan los mozos; / Recobran en cambio su fuerza, / Los que esperan en el Señor, / Alzan su vuelo como las águilas; / Corren pero no se cansan, / andan y no se fatigan.  Is. 40, 21-31
Amén.

jueves, 18 de febrero de 2016

‘Esmirnados’


JOSÉ MIGUEL PINTO DOS SANTOS 


El abuso de la bondad y humanidad de quien ayuda ha sido una constante a lo largo de la historia.

Hay muchas formas de co quistar una ciudad, o Estado. Herodoto (485-420aC.), un escritor bastante popular hoy, sea en Grecia, sea en Alemania, escribió hace dos milenios y medio un manual, muy práctico, elaborando las mil y una maneras de hacer. En ellas se incluye la acción política, las campañas militares, la estrategia económica y el culto religioso. Pero la creatividad humana en poner la mano en lo ajeno no se reduce a estas cuatro categorías. Es como él describe la conquista de Esmirna, un Estado Eólico muy próspero:

 “Los eolios perdieron Esmirna por una perfidia. Habían dado refugio en la polis a algunos refugiados de Colofon, que habían sido derrotados por una facción rival y expulsados. Los refugiados esperaban una oportunidad y cuando el pueblo de Esmirna fue a celebrar, fuera de los muros, el festival de Dionisos, cerraron las puertas y tomaron posesión de la ciudad. Los eolios de las otras ciudades vinieron en ayuda de los expoliados. Llegan finalmente al acuerdo que los jonios restituirían todos los bienes muebles pero se quedarían con la posesión de la ciudad. El pueblo de Esmirna fue entonces distribuido por las otras once polis de los eolios, donde se les dio el derecho de ciudadanía.”

Aunque sea sobradamente conocida la visión anti-jónica de Heródoto, no hay que dudar que las cosas sucedieron más o menos como él las describe. El abuso de la bondad y humanidad de quien ayuda ha sido una constante a lo largo de la historia, sea entre individuos, sea entre las polis. Pero lo más lamentable es que los bondadosos dan mal nombre a la bondad cuando no enlazan su sentimiento humanitario con la prudencia. Pasan a la historia, no como benefactores, sino como tontos.
Professor de Finanças, AESE

    https://www.publico.pt/mundo/noticia/esmirnados-1722926

domingo, 14 de febrero de 2016

¿Eutanazis?



http://observador.pt/opiniao/eutanazis/

La legitimación del homicidio de los ancianos y de los enfermos crónicos o terminales significa la caída del modelo social humanista en un abismal retroceso de la civilización.

Un amigo me decía hace ya algún tiempo que, en Alemania, ningún partido se atreve a proponer la despenalización de la muerte asistida porque la eutanasia nazi está aún muy presente en la memoria del pueblo alemán. Si así fuere, es de saludar que los malhadados fantasmas de Hitler, Himler y Mengele sirvan para mantener erguido ese bastión del más fundamental de todos los derechos.

Un país, que cede en el principio de la inviolabilidad de la vida humana inocente, cruza la frontera que lo separa de la barbarie. Permitir la eliminación de los enfermos, de los viejos y de los no nacidos es relativizar el valor de los seres humanos, sobre todo de los más frágiles. La eutanasia y el aborto provocado, por más que eufemísticamente pretendan ser, respectivamente, el ejercicio de un pretendido derecho a una muerte digna, o una mera interrupción voluntaria del embarazo, en realidad son, se quiera o no, homicidios voluntarios.

Hitler fue uno de los precursores de la eutanasia:  al llegar a los campos de concentración, los deportados eran sometidos a un proceso de selección, al que seguía la eliminación de los que fuesen tenidos por no aptos. Tal procedimiento no es comparable con las actuales propuestas relativas a la muerte asistida, porque esta ha de ser siempre, por ahora, voluntaria. ¿Pero, qué hacer en relación a los niños gravemente enfermos y los dementes? Si se admitiera la posibilidad de una eliminación, por una decisión de terceros, como ya acontece en relación a los nasciturus, su muerte ya no sería voluntaria. La eutanasia, como el aborto provocado, son contrarios al humanismo cristiano, que se define por la defensa de la vida humana desde su comienzo, en el momento de la fecundación, hasta su término, o sea la muerte natural.

La aceptación del principio de la precariedad de la vida humana inocente presupone un nuevo paradigma jurídico-político. La doctrina social de la Iglesia y la declaración universal de los derechos del hombre y del ciudadano establecen las bases del ordenamiento jurídico humanista. La eventual legitimación jurídico-positiva del homicidio de los ancianos y enfermos crónicos o terminales y de los no nacidos, así como sanos y concebidos por libre voluntad de sus progenitores, significa la caída del modelo humanista a un abismal retroceso de la civilización. En realidad, implica un regreso a la ley de la selva porque, entonces, los más fuertes prevalecerán sobre los más débiles, siendo estos los enfermos crónicos y terminales, los más viejos y los nasciturus. Ahora bien, el Derecho tiene precisamente  como misión defender a los más débiles frente a la prepotencia de los poderosos: a tal está obligado por un imperativo de justicia social. Caso contrario, como recordaba Benedicto XVI en el parlamento alemán, poco o nada distinguiría a un Estado de un grupo de malhechores.

Es verdad que algunas vidas humanas son penosas, sobre todo en su término, y por eso, no deben ser artificialmente prolongadas. Pero el encarnizamiento terapéutico, que es éticamente condenable y que San Juan pablo II recusaría al final de su vida, no puede servir de pretexto para que se introduzca en el ordenamiento jurídico el principio de que la vida humana es descartable. 

Admitir que el derecho a la vida, por razón de la edad o de las capacidades del sujeto, puede ser relativizado, es crear un precedente para el exterminio de seres humanos políticamente indeseables por razón de la raza, como aconteció en la Alemania nazi, o por motivos ideológicos, como ocurrió en la Rusia soviética y en la dictadura militar argentina.

Portugal puede enorgullecerse de haber sido uno de los primeros países en abolir la pena de muerte, pero puede contravenir su tradición humanista si cediera a la presión de los grupos que promueven abiertamente la eutanasia y que tienen influencia en la vida política, en la comunicación social y en la opinión pública.

No será, por eso, desproporcionado recordar que menos de un siglo nos separa de la barbarie nazi, responsable del exterminio de millones de inocentes.
Ciertamente, ni todos los alemanes eran nacional-socialistas, ni mucho menos asesinos, pero su indiferencia y su complacencia con la política racista y eugenésica de Hitler, y de su pequeño grupo, permitió uno de los peores genocidios que recuerda la historia de la humanidad.

Sacerdote católico


sábado, 13 de febrero de 2016

Los ángeles no desisten


José Luis Nunes Martins

http://rr.sapo.pt/artigo/46759/os_anjos_nao_desistem

                                                      (Carlos Ribeiro Ilustración)

Todos tememos y todos temblamos. Pero aún así, con miedo de abrirnos, creemos estar solos en una isla desierta, fría y oscura, aislada del mundo, donde mares de sufrimiento nos inundan y parece que casi nos ahogan.

Aquellos que eligen ser ángeles saben que lo más importante es la presencia, el silencio y la sencillez. En medio de una tormenta, todo esto parece inútil, pero nunca lo es, menos todavía lo será en ciertas situaciones. Un condenado a vida y a muerte, en una cama de hospital tendrá, a pesar de todo, su presencia, su silencio y su sencillez… las tres manifestaciones esenciales del amor. Siempre marcan la diferencia. Mucha. Aunque muchos no le reconozcan su valor sublime.

Las obras de nuestro amor son las únicas que siempre nos acompañarán. Muchos las comienzan, pocos las llevan hasta el fin. Amar exige una paciencia consciente que no sea una obstinación irracional.

Los peores momentos son aquellos en que el desánimo nos alcanza, no dejándonos siquiera deseos de llorar. Ese es el tiempo en que la fe en el amor nos impulsa a agarrarnos a la vida con toda la fuerza, por poca que sea, y hete aquí que  nuestro corazón sonríe y vuela… sin saber cómo…ni por qué.
Ser ángel es tener voluntad de creer n el amor, aún cuando todo parece una tragedia absurda…

A veces, el bien surge en la más oscura de todas las nubes. Sólo se castiga a quien se quiere bien…

No hay explicación alguna que alivie el dolor a quien lo siente. Pero si el sufrimiento fuese el fin, nada tendría sentido. El amor es el fin. El amor vale la pena, cualquier pena… por más pesada que sea.

Las alas están hechas de penas.



domingo, 7 de febrero de 2016

¡Viva la Venus capitolina!



6/2/2016, 0:20
http://observador.pt/opiniao/viva-venus-capitolina/

Esconder la Venus capitolina y otras estatuas clásicas, que son honra y gloria de la civilización europea, fue una actitud vergonzosa. ¿Qué respeto merece un país que no asume su cultura y valores?

Mucho se dice y se ha escrito a propósito de la reciente visita del presidente de Irán al Vaticano, donde fue recibido por el Papa Francisco, a quien pidió oraciones, y a Italia, donde se encontró con las autoridades italianas. Con todo, más allá de los contratos que el jefe de estado persa logró negociar, lo que más llamó la atención de la prensa internacional fue el ocultamiento de algunas esculturas que, por lo que parece, herían la susceptibilidad religiosa de Hassan Rouhani. La insólita iniciativa habría partido de la delegación iraní y llevó a las autoridades italianas a cubrir la Venus  capitolina y otras estatuas.

Es importante que la Venus desnuda, así como los otros desnudos que fueron púdicamente cubiertos, cuando estuvo el Jefe del Estado iraní en el Capitolio, formaron parte del patrimonio de la Iglesia católica, hasta el momento en que Roma fue invadida por el ejército de Garibaldi y la Santa Sede expoliada de muchas de sus obras de arte por el Estado italiano. ¡O sea, las esculturas clásicas, que ahora tanto escandalizan a los líderes iraníes, fueron coleccionadas por los papas, que celosamente las guardaron, durante siglos, en sus Estados!

Así lo recordó, el 23 de junio de 1974, cerca de un año antes de la muerte, San José maría Escrivá. Interpelado por una actriz, que deploraba la indecencia de ciertas manifestaciones artísticas, el fundador del Opus Dei manifestó su aprecio por la escultura incluso, sorprendentemente, su admiración por el desnudo clásico en general y, en particular, de la Venus capitolina:
 “-Hija mía, yo no tengo ningún inconveniente en decirte que me gusta mucho el desnudo clásico y que me permite ver la presencia de Dios. Hay una Venus, la Venus capitolina, que está en el capitolio, en Roma. No fue Satanás quien la guardó, sino los Papas quienes la guardaron y la pusieron allí, en ese museo. Está expuesta en una sala, sola, sin ninguna ropa. Yo contemplé su casta desnudez y di gracias a Dios por la belleza de las mujeres. No tuve ningún mal pensamiento, ni ningún deseo. […] ¡Hija mía, se artista! ¡Artista del alma y artista de los colores! Con simpatía, di a tus colegas artistas  que no sean ordinarios. Que, pudiendo ser criaturas de Dios, no sean animalescos. ¡Y diles también que estuviste con un padre –que tiene mucha devoción a Nuestra Señora, que es Madre castísima y Virgen Inmaculada- que admiro, con gratitud a Dios nuestro Señor, nada más y nada menos  que… una Venus: la Venus capitolina!”.

La solución encontrada por las autoridades italianas no fue, decididamente, nada feliz. Ni nada romana, por eso, si tuviéramos en cuenta que, en el centro de la plaza de San Pedro, se yergue un magnífico obelisco egipcio, que los papas no solo no han destruido – como ciertamente harían los talibanes o el Daesh, el llamado Estado Islámico- sino que respetaron y dignificaron, no obstante su carácter pagano. Además, otro tanto hicieron, salvo alguna excepción, los pontífices romanos, con los foros y el coliseo, donde fueron martirizados tantos cristianos, sin olvidar el panteón, símbolo máximo del paganismo romano, que la roma papal también conservó. Como se escribe en la biblia, ‘”Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él” (Jo 3, 17), o sea, para redimir todo lo que es genuinamente humano, todo lo que es verdadero, todo lo que es bueno, lo que es bello (cfr. Flp 4, 8).

Es razonable respetar la sensibilidad cultural y religiosa de nuestros más ilustres huéspedes, pero no hasta el punto de negar la identidad nacional, ni ocultarlos monumentos más expresivos de nuestra cultura y religiosidad tradicional. A nadie tenemos que pedir disculpas por nuestra historia, ni por nuestra cultura, ni por nuestros valores. Quien nos viene a visitar debe también aceptar el país que somos. Sería de una cobardía no disculpable ocultar la estatua de Alfonso de Alburquerque, a propósito de una eventual visita de un estadista indio; o el obelisco conmemorativo de la restauración de la independencia, con ocasión de la visita oficial de los monarcas españoles; o aún cubrir la estatua del marqués de Pombal, que tanto persiguió a la Compañía de Jesús, cuando el jesuita papa Francisco quiso bendecir, con su presencia, esta tierra de Santa María.

Esconder la Venus capitolina y las demás estatuas clásicas, que son honra y gloria de la civilización europea, fue una actitud vergonzosa y antipatriótica: no merece respeto un país que no asume su cultura y sus valores. La tolerancia es una actitud a fomentar en las relaciones con otros Estados, culturas y religiones, pero no se debe ser tolerante con los intolerantes.



sábado, 6 de febrero de 2016

La adversidad hace los héroes


José Luis Nunes Martins




                                        http://rr.sapo.pt/artigo/46180/a_adversidade_faz_os_herois
Todo lo que es grande comienza siendo pequeño.
La grandeza de un espíritu comienza cuando reconoce su pequeñez… la insignificancia de su existencia hace el todo donde vive.

Los caminos hacia las alturas son estrechos, escabrosos y conllevan sufrimiento. Al héroe le corresponde descubrir nuevos caminos, por donde otros tienen que pasar. Es en la osadía de ser diferente como se manifiestan los grandes hombres.

Es duro luchar para que la esperanza, sembrada en tierra seca, crezca… pero quien cree y hace todo lo que depende de él, llega casi siempre a alcanzar el fruto de su fe.

Al celebrar el fruto, no se debe olvidar al árbol que lo ha dado y a la simiente de la que ha germinado.


 *Ilustração de Carlos Ribeiro

Una flor sola parece viva, pero está muerta. Una flor viva, oculta en la yema, puede parecer muerta, pero está viva y de ella podrá brotar aún mucha vida. Lo importante no es el movimiento, ni la apariencia… A veces, lo que está oculto y quieto es más fecundo que aquello que se mueve mucho, parece tener mucha vitalidad, pero no es más que una hoja muerta arrastrada por el viento…

Para que pueda ser árbol, el fruto tiene que pudrirse y hacerse tierra. Servir de primer alimento a la simiente que lleva en sí. Tiene que hacerse pequeño para que pueda ser grande a través de aquello que, siendo ínfimo, llegará a ser del tamaño del mundo.

La felicidad egoísta no puede ser felicidad. Sólo quien se entrega al otro vive de forma plena.

El amor es el camino de los héroes.


Si quieres ser feliz, ama. Si el amor no te duele, entonces tal vez aún no estés en tu camino.


jueves, 4 de febrero de 2016

Tensión


¿¡Es el estado normal de esta sociedad, una sociedad provocadora y generadora de tensiones!? Porque, el estado natural de muchos es ese, estar en tensión. Esto se pone de manifiesto en todos los escaparates donde la sociedad se expone ante los demás, sea en las tertulias de las televisiones, en los programas basura, o  cada uno consigo  mismo en el manejo de los cacharros electrónicos, que están presentes, a todas horas del día y de la noche, en las actividades cotidianas, irrumpiendo en la intimidad o interponiéndose en las conversaciones en familia y entre amigos, en el parlamento de los diputados… incluso en las iglesias…

Tanta es la tensión acumulada, que a diario se  producen numerosos estallidos y destrozan, como un látigo infernal, a quien la padece, pero produciendo al mismo tiempo numerosos ‘daños colaterales’… Hasta que un día el eco dañino de esta tensión se expanda como las ondas de un lago, producidas por una gran tormenta, la tormenta total.

La tensión se fomenta desde las instituciones, aunque el pueblo aguanta. Existe un pueblo verdadero, que no se queja tanto como debiera; en su lugar lo hacen ‘profesionales’, ‘políticos oportunistas’, que explotan así la miseria que a otros atormenta y avergüenza, mientras a ellos le aprovecha. Incapaces e impotentes para adoptar los remedios para acabar con la miseria, todavía la incrementan con el odio y las luchas estériles entre ellos. Quizá por eso,  los que forman el pueblo verdadero callan y luchan, sobreviviendo a su miseria, a la incomprensión y a la indiferencia ajenas, así como al desconcierto administrativo  (Administración=Casa que enloquece, como en Asterix y Obelix: ‘vaya a la ventanilla número X, planta X, pida el formulario y entréguelo en la planta X, ventanilla número’… y todo para querer apuntarse a la legión, creo recordar).

Son buenas personas, que quisieran ser unos ciudadanos cumplidores y aportar sólo cosas buenas a la sociedad, pero no hay trabajo para ellos, no hay ayudas suficientes, sean sociales, públicas o particulares, que les permitan vivir con dignidad todos los días de su vida hasta alcanzar la merecida jubilación.
Es cierto que las ayudas no son bien aprovechadas a veces, que hay muchos ‘enganchados’ a algo para los que nunca nada es suficiente, porque su estado habitual es estar feliz siempre y sin compromiso alguno, y a costa de los demás. Creen firmemente que se les debe cuanto necesitan y también lo que no le hace ninguna falta.

Mucha tensión hay en las familias que no se entienden, y producen la nefasta ‘violencia de género’, sea el que sea el culpable, masculino o femenino…;en las familias que no tienen lo necesario para atender a los hijos; en las aulas, donde se consiente la mala educación y sus derivados, empezando por el desprecio hacia el respeto y los buenos modales, entre los mismos alumnos, y entre estos y profesores; tensión en el trabajo, ante todo por el miedo a perderlo, pero también por las largas jornadas y mal remuneradas; tensión en la Iglesia, donde su cabeza, el Vicario de de Dios en la tierra, se siente amenazado.

No hay hoy autoridad, ni civil ni religiosa, capaz de controlar a sus representados. Al grito de ‘No nos representan’, se ha sublevado gran parte de la humanidad, se rebelan y no saben bien contra quien, muchos lo hacen contra sí mismos, incapaces de controlar sus vidas, son espíritus libres en el ejercicio del mal sin freno moral alguno…

Esta tensión es así aprovechada por aquellos servidores del odio, que  han crecido amparados en la libertad de la democracia para, llegado el momento oportuno, dar el zarpazo y enlazarla con  aquella tensión histórica y cainita, que en  tiempo no tan lejano estalló en una guerra civil, un episodio más entre dos guerras mundiales, pero considerada el ensayo para la segunda.

Poco a poco se va alimentando de nuevo el feroz enfrentamiento entre el bien y el mal. Los problemas personales se quedan pequeños, el odio se encrespa y acrecienta, al encontrar un cauce ideológico que arrastra todo el descontento y la ira acumulada.

La paz del mundo está seriamente amenazada. Sólo nos queda invocar a la Piedad y a la Misericordia, como muy oportunamente hace la Iglesia, invitando a todos a que lo hagan, sean cuales sean  sus creencias e ideologías.