Por José Luís
Nunes Martins
publicada el 28 de septiembre 2013 - 05:00
publicada el 28 de septiembre 2013 - 05:00
Entre mil
sufrimientos, amar y sentir el cielo en el corazón. Siempre que alguien lleva a
los otro motivo de alegría verdadera su acción es virtuosa y, por lo tanto,
feliz.
El camino del bien y la
felicidad pocas veces sigue la misma dirección.
La felicidad no es un
sueño ni una tentación. No es imposible. No es un premio de productividad ni
una recompensa por obediencia… No se trata de un placer o de una alegría común,
sino de algo más profundo, no pasajero. Será un don que aumenta con cada gesto
bueno.
Esta bienaventuranza no
es un estado en que se olvida todo el resto… se revela, sí, en cada vida plena,
en la cual cada pedazo tiene vida, significado,
valor. No es una existencia extraordinaria, sino aquella donde vive el
sujeto, vivida de forma humilde, grata y concentrada en lo esencial: el amor. Abrazando
de la misma forma las alegría y los sufrimientos, como pilares fundamentales de
la vida en este tiempo… que es parte de otro tiempo, mayor… o Eterno.
La idea de felicidad
nos remite a algo que traspasa un límite previsible, por eso, sólo somos felices
cuando nuestras expectativas son superadas. Pero, no se piense que la única
variable a tener en cuenta es la generosidad del mundo y de los otros… al
final, una de las formas que tenemos para ser felices es la de reducirnos a
nuestros deseos… la maldición de la infelicidad, en los días de hoy, se debe más
a la multiplicación de ganancia que a la de cualquier otra pobreza. ¿Cuantas
veces la obtención de aquello que se deseaba trae en cambio una angustia aún mayor?
La felicidad es
considerada como algo excesivo… es raro que aparezca en una página del prensa o
cualquier programa de televisión … ahí sólo hay espacio para las tristezas y alegrías efímeras, y
cuando aparece alguien feliz es tomado por un loco, ingenuo o ridículo… alguien
que se rindió ante un devaneo sensiblero y que no tiene siquiera noción del mundo en que vive…
Hay muchos en este
mundo que se resignan a ser definitivamente infelices, aunque también hay quien percibe
que se puede construir una vida de otro mundo aquí, entre frustraciones y
fracasos, guerras y dolores.
En vez de esperar
pasivamente a que la felicidad venga a
nuestra vida, es posible que cada hombre, a su manera, se vuelva protagonista y
consiga hacer que la felicidad abrace su propia vida.
Nadie tiene derecho a
la felicidad, sino el deber de ser digno de ella a través del amor. Entre mil
sufrimientos, amar y sentir el cielo en el corazón. Siempre que alguien lleva a
los otros motivo de alegría verdadera, su acción es virtuosa y, por tanto,
feliz. Entre mil sufrimientos…
Lejos de los miedos
existe una dimensión donde nuestros frutos pueden tocar nuestras raíces. Ahí
hay paz, y es esa paz la que permite que podamos, amando, construir nuestro ser
a partir de nada. Sí, sin amor, nunca seremos más que polvo.
Amar no es ser feliz –
es construir un camino de aquí hacia el cielo
Livro Filosofias
Foi lançado ontem o
livro Filosofias, sob a minha autoria e com as ilustrações (a cores!) do Carlos
Ribeiro em todas as 79 reflexões escolhidas... esta obra é uma honra pela qual
me sinto grato a cada um dos leitores das minhas crónicas. Obrigado a si.
José Luís Nunes Martins
“Nadie tiene derecho a la felicidad, sino el deber de ser digno de ella a través del amor. Entre mil sufrimientos, amar y sentir el cielo en el corazón. Siempre que alguien lleva a los otros motivo de alegría verdadera, su acción es virtuosa y, por tanto, feliz. Entre mil sufrimientos…”
ResponderEliminarLa verdad es que pocos escritores muestran tal capacidad de discernimiento sobre la realidad presente, ni se expresan con tal claridad y sencillez, capaz de hacer entendibles al común de los mortales los temas más elevados y las inquietudes humanas más nobles y provechosas para su bienestar espiritual y material. Hoy son muchos los que dan consejos y prometen beneficios sin cuento para los que sigan sus remedios… pero, pocos aciertan, otros ni convencen… Hoy disponemos de mucha información pero crecemos de la educación necesaria para seleccionar, asimilar y personalizar tantas y tan excelentes propuestas. Esto lo dices tú, José Luis, y mucho mejor, en otra crónica de tu precioso libro…