El VI Congreso Mundial
de Familias aprueba un conjunto de principios para crear un entorno cultural y
político que sea compatible con la vida, la libertad y la esperanza para el
futuro:
- Afirmamos que la
familia natural, no el individuo, es la unidad fundamental de la sociedad.
- Afirmamos que la
familia natural es la unión de un hombre y una mujer a través del matrimonio
creada con el fin de compartir el amor y la alegría, engendrar niños, proveer
su educación moral, construir una economía doméstica, ofrecer seguridad en
tiempos de crisis y unir a las generaciones.
- Afirmamos que la
familia natural es un elemento fijo del orden creado, arraigado en la naturaleza
humana. La familia natural no puede convertirse en una realidad de nueva
creación, ni puede ser re-definida por los entusiastas de la ingeniería social.
- Afirmamos que la
familia natural es el sistema familiar ideal y verdadero. Si bien reconocemos
múltiples situaciones de hecho, los otros “tipos de familia” adolecen de alguna
carencia o son meras invenciones del Estado.
- Afirmamos que el
vínculo sexual auténtico es la unión matrimonial entre un hombre y una mujer,
el único abierto a la natural y responsable creación de una nueva vida.
- Afirmamos la santidad
de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Cada persona
recién concebida tiene derecho a vivir, a crecer, a nacer y a compartir un
hogar con sus padres naturales unidos por el matrimonio. El aborto, la
eutanasia y todas las formas de manipulación de los seres humanos en estado
embrionario o fetal, por lo tanto, son ataques contra la vida humana.
- Afirmamos que la
familia natural es anterior al Estado y los gobiernos legítimos existen para
proteger y apoyar la familia.
- Afirmamos que el
mundo es abundante en recursos. El debilitamiento de la familia natural y el
fracaso moral y político, y no la “sobrepoblación” humana, han causado la
pobreza, el hambre y la degradación del medio ambiente.
- Afirmamos que el
verdadero peligro demográfico que afronta la tierra en este nuevo siglo es la
crisis de natalidad y el envejecimiento de la población. Nuestras sociedades
necesitan más personas, no menos.
- Afirmamos que la
familia natural es la principal fuente de prosperidad económica y social y el
pilar principal sobre el que asentar la superación de la actual crisis
económica mundial.
- Afirmamos que las
mujeres y los hombres son iguales en dignidad y derechos innatos, pero
diferentes en muchos aspectos. Aunque a veces acontecimientos que escapan al
control del individuo (otras veces por una vocación religiosa) lo frustren, la
vocación de cada niño es llegar a ser esposo y padre; y la vocación de cada niña
es llegar a ser esposa y madre. La cultura, el derecho y la política deberían
tener en cuenta estas diferencias.
- Afirmamos que la complementariedad
de los sexos es una fuente de fortaleza. Hombres y mujeres presentan profundas
diferencias biológicas y psicológicas. Sin embargo, cuando se unen en
matrimonio, la combinación se convierte en mayor que la suma de las partes.
- Afirmamos el derecho
de los padres a educar a sus hijos para su bien, sin interferencias del Estado.
- Afirmamos que todo ser
humano tiene derecho a la libertad religiosa y que la comunidad política debe
respetar la libertad de profesar la propia fe, de transmitirla y de educar a
los hijos en ella.
- Afirmamos el “salario
familiar” ideal que consiste en “una misma remuneración para las mismas
responsabilidades familiares”. La compensación por el trabajo, la fiscalidad y
la seguridad social deberían fortalecer los lazos familiares naturales.
- Afirmamos el papel
necesario de la propiedad privada de la tierra, la vivienda y el capital
productivo como fundamento de la independencia familiar y garante de la
democracia. En una sociedad justa y buena, todas las familias poseerán bienes
inmuebles.
Y afirmamos que las
soluciones duraderas a los problemas humanos, incluida la actual crisis
económica, provienen de las familias y de las pequeñas comunidades. No se
pueden imponer por un decreto burocrático o judicial. Tampoco pueden ser
exigidos por una fuerza exterior.
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