en, José
Antonio Rodrigues Carmo, quien recoge el siguiente post De Luis Bettencourt Moniz, que me he permito traducir por su claridad, conveniencia y estímulo...
“Hoy tengo que
desahogarme. Tengo grandes amigos abogados de los que me enorgullezco. Una de las
más nobles y milenarias actividades es la abogacía. Muchas veces para un
inocente, un acusado o una víctima es el único interlocutor que tiene. El único
a quien puede socorrer un Estado de Derecho. Que cree o comprende y que está
dispuesto a defender contra todo y contra todos.
Cuando él mismo es víctima de la más pura barbarie primitiva es el propio Estado de Derecho el que es ejecutado en la plaza pública. Somos todos nosotros ejecutados y torturados.
Miramos a otro lado como si no fuese con nosotros, resguardados en nuestro mundo que parece sólido, o en los argumentos sórdidos del relativismo cultural, como si los Derechos Humanos no fuesen universales sino sólo exclusivos de parte de la población. En estos dos siglos que vivimos nunca tantos vivieron tan bien pero nunca tantos fueron ejecutados de forma animal sin la menor contemplación. Por lo que de sagrado tiene la vida humana.
Personas
sacrificadas en nombre de un “dios”, que nada tiene de Dios. De fines y
objetivos políticos, de estados y sistemas totalitarios que niegan la dignidad
de la existencia del ser humano o sólo usados como manipulación frente a la
pantalla. De las carnicerías, de la aniquilación del otro sólo porque es infiel
–Estado Islámico- o de otra tribu (ya no recordamos que en Ruanda murieron 2 millones
de personas ¡a golpe de catana… a golpe de catana!). De bestias que nos quitan
la libertad de existir.
No estoy de acuerdo con aquellos que al abrigo del relativismo dicen que todos nosotros somos culpables. Mi civilización, a la que me honro con pertenecer, cometió sus barbaridades pero siempre sabemos, mejor o peor, evaluar nuestros sistemas. Hoy somos mejores que antaño y mañana mejores de lo que somos hoy. La libertad, la tolerancia, el conocimiento y la justicia, fueron conquistas duras y el tiempo las cimentó.
Hoy no tengo vergüenza de decir, en una red social sin miedo a ser ejecutado, que soy parte y producto de una civilización de espíritus universales superiores: Jesucristo, Sócrates, Platón,
Hay un pensador que me acompaña siempre y que lo descubrí en la filosofía. Pensador renacentista Pico Della Mirandola escribió estas muy actuales y sabias palabras en el ensayo sobre la dignidad del Hombre:
“… tu, por el contrario, no constreñido por ninguna limitación, las determinas para ti, según tu arbitrio, cuyo dominio te entregué. Te coloqué en medio del mundo para que desde ahí puedas mirar mejor todo lo que hay en el mundo. No te hice celeste ni terrestre, ni mortal ni inmortal, a fin de que tú, árbitro y soberano artífice de ti mismo, te plasmases y te informases, en la forma que hubieses seguramente elegido. Podrás degenerar hasta los seres que son las bestias, podrás regenerarte hasta las realidades superiores que son divinas, por decisión de tu ánimo”.”
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