sábado, 20 de septiembre de 2014

Omi ki bali pena cresce pelas mãos

domingo, 14 de septiembre de 2014


Muchas veces, todavía, aunque ya estemos jubilados, nos preguntamos si vale la pena lo que hacemos aquí, en esta vida y lo que ahora mismo hacemos… y como respuesta encontré, en facebook, este texto breve, pero suficiente:


“-Padre, ¿cómo crezco? Preguntó dando un salto. ¿Es así?, y dio otro.
El padre sonrió… Omi Garandi, entrenado en los saberes de la vida, llamó al hijo y lo mandó ir con otros amigos.
-Dale las manos, le dice.

Los pequeños se miraron y se dieron las manos unos a otros.
-Es así, hijo. Es así como el humano crece. Sólo el hombre pequeño quiere crecer hacia arriba.Omi ki bali pena cresce pelas mãoscrece para los otros. Ser grande no es llegar donde nadie llega. Ser grande es llegar a mucha gente.”

Esta semana han ocurrido cosas que vienen a demostrar que esa enseñanza que le da un padre africano a su hijo es muy cierta, y que la duda planteada al principio entonces tiene una respuesta muy sencilla. Tender la mano, recibir la mano tendida y darle acogida, como niños, sin prejuicios ni condiciones.

En primer lugar está nuestro amigo F., veterano ya, más un año lleva por las calles de San Fernando. Está emocionado porque se va a su tierra, a ver y abrazar a sus hijos. Pero está preocupado por si le viene alguna carta con alguna denuncia, y viene a dejar un número de teléfono para que le avisemos, pues no quiere ir a la cárcel. Más de una vez ha tenido que coger algo para comer, y en una ocasión  lo cogieron con una cuña de queso (2,30€), por la que le cayeron 60€ de multa, o si lo prefería, según la propuesta del fiscal, podía satisfacer la multa con 15 días de cárcel…

Pero, ¿Es normal, sensato, racional… que un hombre que vive en la calle, sin recursos, tenga que pagar una multa semejante por robar una cuña de queso? ¿Cómo la va a pagar? ¿Es esto justicia? Cada vez hay más leyes injustas, y desproporcionadas si tenemos en cuenta los numerosos casos de corrupción con millones de euros por medio… Hemos creado una sociedad dura, cruel, egoísta, implacable con el ciudadano medio y marginado, y muy lenta, muy condescendiente y generosa  con los que roban millones y no los devuelven.

F. es un hombre de muy buen trato, está muy bien considerado. Es muy sensible, muchas veces se emociona, sobre todo cuando recuerda a su hija o nos cuenta sus éxitos como estudiante. Siempre agradecido por cualquier cosa que le facilitas, o simplemente un saludo, un abrazo. Hoy regresa feliz a su tierra, a su familia, o lo que le queda de ella…

Otro es O.,  lleva entre nosotros varios meses, siempre sonriente, permanece callado la mayor parte del tiempo, o en el ordenador, escucha, escucha mucho.
Vino de Marruecos menor de edad, permaneció hasta la mayoría de edad en un centro de menores, pero tuvo la suerte de jugar durante unos meses en un equipo de futbol profesional, continuando así la afición que tiene desde niño. En Marruecos tenía que pagar una cantidad elevada para jugar. No sé si vendría por esa entre otras causas. Al dejar el centro en Algeciras lo dejaron tirado y ya no pudo seguir jugando.

Animado seguramente por el ambiente favorable, la presencia de otros jóvenes que dan más vida a las tertulias, un día se atrevió a confesarnos su afición y su deseo de volver a jugar al futbol. Pues ni corto ni perezoso, al día siguiente, acompañado de M., otro usuario mayor que él,  al que le pedí que lo acompañara para darle apoyo, se presentaron en el club, y hoy ya está entrenando tan feliz.

Y por último, D., este hombre, de mediana edad, estaba muy desanimado, había sufrido una larga depre, por motivos de desempleo,  separación, etc. vamos, uno de tantos como hoy día sufren estas calamidades juntas y alguna más; pero en su caso  los efectos son más acusados y destructores. Desde que viene a pasar un rato con nosotros y tomarse un cafelito, está más animado y dispuesto a hacer algo, nada menos que estudiar, y prepararse para sacar el acceso a la universidad para mayores de 25 años.


Como le gusta escribir, y además quiere denunciar la marginación en que vive,   le he informado que este blog está a su disposición. Espero que muy pronto publique sus inquietudes y denuncias, que  le sirva para poder encarar la vida con más decisión.

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