miércoles, 29 de enero de 2014

Certezas momentáneas


José Luís Nunes Martins
publicada el 27 de abril 2013 - 03:00



Hay cada vez más gente llena de certezas. Tienen teorías para todo… Sin darse cuenta, construyen así sus propias desgracias, porque así se hacen siempre grandes ilusiones a las que  siguen, invariablemente, las terribles desilusiones.

Casi toda las ideas y teorías tienen su validez condicionada al tiempo, son aceptables solamente y sólo hasta que aparezca otra mejor. Erramos mucho. El conocimiento humano funciona por mejoras continuas. Así evolucionan las ciencias y así, también, deben mejorar nuestras creencias respecto a todo.


Este perfeccionamiento pasa por la capacidad de descubrir los errores y problemas en las soluciones existentes para así encontrar soluciones diferentes, mejores, más cerca de la verdad… nunca dando por bueno o suficiente lo que se sabe.


Claro que hay todavía aquellos que se consideran fuera del tiempo, se consideran el corolario de toda evolución, como si el universo se hubiese aliado para criarlos y servirlos… ¡el apogeo de la humanidad! Tienen siempre caídas tremendas… justas.

Nuestro conocimiento evoluciona a medida que vamos subiendo la escalera de la torre que vamos construyendo… sin prisas ni presunciones. Nadie descubre la verdad, vamos, sí, construyendo modelos temporales que nos aproximan a ella.


Cuando, con una actitud humilde, navegamos en los mares de nuestras inseguridades, dudas y fracasos, hay momentos en que una simple palabra, una mirada o un pequeño detalle, nos permiten presentir la verdad absoluta de la existencia, la eternidad toda en un segundo: la absoluta certeza de un mañana que nos espera.

Esos momentos valen más que una vida entera, porque son instantes de vida eterna.


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