miércoles, 15 de enero de 2014

Nuestra Señora de Fátima y Lenin



Por Gonçalo Portocarrero de Almada
publicado em 18 Maio 2013 - 07:00

Nuestra Señora de Fátima, por otro nombre María de Nazaret, y Vladimir Ilitck Ulianov, más conocido como Lenin, tienen algunas curiosas afinidades, que, si no fueran meras coincidencias, son inquietantes manifestaciones de un designio trascendente.

El primer hecho que los relaciona es la “conversión de Rusia”, que ambos, aunque de forma diametralmente opuesta, se propusieron realizar. Lenin, a través de la revolución de noviembre de 1917, convirtió el imperio ortodoxo de los zares en la atea URSS. María, el 13 de julio de 1917, también se propuso convertir a Rusia… ¡pero en un sentido contrario! No es extraño que un revolucionario quiera convertir un estado cristiano en un país ateo, ¡pero tiene que saber que alguien quiere convertir en una sociedad cristiana un país que ya lo es, porque sabe que, entretanto, va a dejar de serlo! Por esto, ¡a estas alturas nadie podía suponer necesaria la conversión de Rusia, para volver a ser lo que en otro tiempo había sido! ¡¿Habrá sido mera casualidad que, antes de aparecido el mal, ya hubiese sido anunciada la cura?!

La segunda coincidencia se produce el 13 de mayo de 1917, día de la primera aparición en Cova de Iria y fecha en que Lenin proclama el “credo ateo”. Esta su profesión de fe atea –Dostoieviski dice que los rusos tienen tanta fe que incluso algunos son ateos-  fue provocada por el asesinato en Sanpetersburgo, la futura Leningrado, de una profesora y de los niños a quienes daba catequesis.

¿Meras coincidencias? Tal vez. Pero para la ciencia como para la fe, no hay casualidades. Lo que la razón humana no consigue explicar científicamente, la fe entiende que puede ser una manifestación de la providencia que, como alguien dijo, es Dios  cuando viaja de incógnito por los caminos de los hombres, haciéndolos divinos.

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