domingo, 26 de mayo de 2024

El amigo que quiero ser



Me gustaba ser un amigo verdadero. Aquel a quien se recuerda en un momento de sufrimiento o desgracia. Incapaz de alegría si tuviera un amigo que estuviera pasando por el valle de la tristeza.

Me gustaba tener siempre el coraje de decir la verdad a mis amigos, por más desagradable que fuera, si eso les fuera útil. Pero siempre y solo en tiempo seguro, sabiendo escogerlo y esperando por él.

Me gustaba apoyar a mis amigos cuando les fuese mal. Sin importan de quien sea la responsabilidad. Quería ser el que está presente, respetando la distancia. En silencio, solo afirmando mi lealtad a través de la presencia.

Me gustaba ser capaz de dar abrazos que fuesen mejor que las casas de aquellos a quien los diese. E ir donde fuese preciso para entregarlos.

Me gustaba ser un sembrador de alegrías y un matador de miedos en el día a día de aquellos cuyas vidas se cruzaran con la mía.

Me gustaba tener siempre presentes los sueños de mis amigos y contribuir a su realización, en la medida de lo posible, como si fuesen míos.

Me gustaba ayudar de cerca, en vez de aconsejar desde lejos. Y que mi ayuda fuese una certeza. Tan cierta como la vida quiere vivir.

Me gustaba pedir ayuda, de agradecer y pedir perdón. Sin esperar nada a cambio, no reclamando lo que agradecen ni por los males que no asumen.

Me gustaba se aquel que es capaz de perdonar hasta las deslealtades de sus amigos.

Me gustaba ser amigo de algunas personas que no me conocen, y no pasarían a conocerme, aun así.

Me gustaba a mar a mis amigos siempre. No por sus cualidades, sino tan solo por ser amigos que escogí.

Me gustaba colmar las necesidades de otro, más que procurar eliminar mis vacíos

Me gustaba que mi abrazo pudiese ser un abrigo seguro en medio de cualquier tempestad.

¡Y, entre ser amigo de muchos o de pocos… creo que si fuese de pocos ya sería alguien extraordinario!