domingo, 17 de marzo de 2013

Dichoso el que se apiada y presta; su recuerdo será perpetuo



El Papa Francisco quiere una Iglesia pobre al servicio de los pobres, desde luego que no está deseando algo que no esté en la raíz del cristianismo y no haya sido la preocupación constante de la Iglesia, como nos lo muestra este texto de San Basilio, padre del monaquismo oriental:

San Basilio (330-379)
  
¿Qué vas a responder al juez soberano, tú que revistes tus muros y no vistes a tu semejante? Dime, ¿qué es lo que te pertenece? ¿De quién has recibido todo lo que usas a lo largo de esta vida? ¿Es que no has salido desnudo del seno de tu madre? ¿Y no volverás a la tierra también desnudo? Los bienes de ahora, ¿de quién te han venido? Si respondes: el azar, eres un impío que rechaza conocer a su creador y agradecerle todo lo que ha hecho por ti. Si estás de acuerdo en que es de Dios, dime por qué razón los has recibido.
¿A caso Dios sería injusto repartiendo de manera desigual los bienes necesarios para la vida? ¿Por qué nadas tú en la abundancia y aquel en la miseria? ¿No es para que llegue el día en que, por tu bondad y tu gestión desinteresada, recibas la recompensa mientras el pobre recibe la corona prometida de la paciencia? El pan que tu guardas pertenece al hambriento; del hombre desnudo es la capa que escondes en tus arcas. Así pues, cometes tantas injusticias cuantas son las personas a quienes podrías ayudar.

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