José luís Nunes Martins
Hay algo muy bello y casi divino en quien dedica su vida a ayudar a otros. Porque el contraegoísmo de estas personas marca la diferencia en el rumbo que sigue el mundo.
¡Pero hay algo por lo menos tan noble como ayudar a otros, es dejarse ayudar por ellos, presentándose como necesitado y aceptando que otros sean tanto buenos como importantes!
No me refiero a los que creen que l mundo gira en torno a sí y que los demás les deben servir. Se creen de condición superior, pero, en verdad, son peores, mucho peores.
Todos somos débiles, así como todos somos fuertes en otros aspectos o tiempos. Vivimos en conjunto y deberíamos aprender a ser mejores uno para los otros, en la medida en que no tuviésemos vergüenza de ninguna de nuestras debilidades y pidiésemos ayuda para ellas.
El miedo embota el espíritu e impide la felicidad. A veces, basta una sola palabra para que la persona no se sienta sola frente a lo que le atormenta. Y hace diferencia, llega a ser opuesto. De repente, con la ayuda de otro, nos hacemos héroes y sentimos que la desgracia nos vino para revelarnos las fuerzas y el valor de los que nos ayudan.
Dejarse ayudar es muy difícil. Pedir ayuda es una debilidad todavía mayor.
Todos sabemos que ayudar es muy bueno, por lo que aquellos que piden y reciben ayuda son medios para que los que nos ayudan puedan crear bondad a través de sus obras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario