José Luís Nunes Martins
No consigo ser feliz solo. Necesito a los otros,
porque mi existencia solo tiene sentido si formo parte de la vida de otras
personas. Puedo estar más o menos presente, puedo necesitar recibir más o dar
más, puedo estar triste o alegre, pero nunca consigo ser yo sin preocuparme por
nadie y sin que nadie se preocupe por mí.
Cada persona es un misterio, un universo casi tan
infinito como bello, y la verdad es que nunca estamos de la misma manera, como
si nos viésemos desde perspectivas diferentes, tiempos y disposiciones…llegamos
a parecernos diferentes a nosotros mismos.
Es un buen principio asumir que los otros tienen algo
bueno, si no fuese posible hacerles bien, por lo menos es importante que no causemos
mal.
No somos iguales a nadie y eso es bueno. Pero en lo
más profundo de cada una de nuestras identidades hay un conjunto de valores que
casi todos compartimos. A cada persona le toca hacer su camino, entre una multitud
interminable de otros que, al mismo tiempo, andan por el mundo en busca de
felicidad, un poco por todos lados.
El encuentro es algo sublime. Reencontrar en el otro
algo que también soy, como si fuésemos hermanos que comparten un código
genético, es extraordinario. Hay muchos sueños y pesadillas que un día descubro
que no eran solo míos. ¡No soy el único inspirado ni el único atormentado en
nada! ¡Y eso es bueno!
Al contrario de las apariencias, las personas son
mucho más parecidas a nosotros de lo que creemos. Consideramos a aquellas que
no conocemos mucho mejores de lo que tal vez sean…lo que implica que tal vez
comencemos a menospreciarnos a nosotros. ¡Algunos se creen mejores que nosotros,
lo que nos da la certeza de que no son! Pero también nosotros, a veces, nos
juzgamos por encima del otro…lo cual es un error y un pésimo punto de partida.
No te preocupe demasiado lo que los otros puedan
pensar de ti. La mayor parte de las veces nunca estamos en sus pensamientos…se
olvidan de lo que somos, decimos o pensamos. ¡Piensan en otras mil cosas, no se
importan…mientras algunos de nosotros sospechamos que están dedicando su tiempo
a pensar mal de nosotros!
Más vale que te preocupes en serio y solo de lo que tú
mismo dices, haces y eres. Eso inspirará a otros y los ayudará sin importar de
qué forma.
¡Nadie es lo que parece, ni tú! ¡A pesar de eso, somos
igualmente hermanos. Y eso es bueno!
¡Que nunca creas que es importante lo que puedan decir
o pensar de ti, sólo lo que tú eres!
Pero no te olvides de que eres parte de la aldea que
los otros necesitan para ser felices.