sábado, 4 de noviembre de 2023

Cuáles son tus dolores?

 José Luís Nunes Martins



 ¿Sabes qué te hace sufrir? ¿Sabes por qué razón eso te hace daño? ¿sabes que es posible dar sentido al dolor?

 Puede que haya quien tiene muchos dolores que no sepa identificar, tal vez porque eso implicaría tener que afrontarlos o tal vez porque a veces los dolores se juntan adoptando nuevas formas de dolor las cuales es difícil reconocer o darle nombre.

 Un dolor que se esconde de nosotros o del cual intentamos escondernos acaba por doler aun más. La soledad es un fermento potente de dolores. Puede engrandecérselos hasta el punto de hacerse insoportable.

 Sería bueno que viviésemos en un mundo en el que todos tuviésemos con quien hablar sobre aquello que nos hace sufrir, siendo también, cada uno de nosotros, capaces de escuchar, y así aliviar los dolores del prójimo.

 Pero hoy reina la lógica de una extraña verdad: como solo es bueno compartir las partes buenas de la existencia, las redes sociales se llenan de realidades que, no siendo falsas, son solo verdades a medias, haciendo que quien sufre crea que sus dolores son los únicos que conoce… y, por lo tanto, se debe aislar más todavía, con el fin de no arruinar la felicidad de los otros

 Todos sufrimos, más aún porque lo escondemos incluso de nosotros mismos, y como nadie puede cambiar lo que no acepta, se queda en las mismas o empeora.

 Si los dolores mueren o solo están dormidos, para algún día despertar de nuevo, es un misterio.

 Amar implica sufrir. Los mayores dolores tienen, así siempre, una estrecha relación con lo que cada uno tiene de más noble en su corazón. Si alguien no quisiera sufrir, entonces no puede amar. ¿Habrá algo bueno que haya sido creado sin dolor?

 ¿Quién eres tú? ¿Cuáles son tus dolores? Solo te reconoces después de haber pasado por los valles del sufrimiento.

 Los dolores son lecciones sin palabras, para quien las quiere aprender. Maestros que excavan en nosotros, volviéndonos cada vez más profundos. Y la morada de nuestros grandes dolores es siempre en lo más profundo de nosotros, siendo que aquello que nos puede curar y salvar habita debajo de ese suelo.


 

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