domingo, 27 de agosto de 2017

Caná: el milagro que nunca debió haber sucedido




P. Gonçalo Portocarrero de Almada


¡En Caná de Galilea, Jesús y sus apóstoles, en vez de ascetas penitentes, parecían más un grupo de amigos de juerga, gozando de los placeres de la vida!

Es San Juan quien relata el primer milagro de Jesús de Nazaret. Habiendo sido su madre invitada a una boda en Caná de Galilea, así como algunos de sus discípulos, faltó el vino. María comunicó esta carencia a su Hijo, que dice que no importaba, porque aún no había llegado la hora de manifestarse al mundo. Su madre, con todo, no desistió: luego dice a los sirvientes de la mesa que obedeciesen a Cristo. Les indicó que llenaran de agua unos grandes recipientes, y resultó después que estaban, en realidad, rebosantes de buen vino. (Jn 2, 1-11).

Los otros evangelistas -Mateo, Marcos y Lucas- no refieren este acontecimiento y la razón es obvia: ¡este milagro, pura y simplemente, nunca debía haber acontecido! ¡O, habiéndose realizado, debería haber sido silenciado! Por eso, este hecho poco o nada añade en favor de Cristo, por más que Juan lo diga, a modo de happy end, que fue gracias a este prodigio que sus discípulos creyeron en Él (Jn 2, 11)

Se debe hacer una primera objeción a la presencia de Jesús y los discípulos en aquel banquete. Si los fariseos y Juan bautista ayunaban, lo mismo era de esperar de Jesús: su participación en aquella fiesta no va bien con su condición de maestro espiritual. No consta que haya rezado, ni hecho ninguna cura, por lo que su presencia fue, en realidad, innecesaria, si no fútil. Ciertamente, no solo Él sino también sus seguidores fueron, para los fariseos, motivo de escándalo: ¡en vez de comportarse como una santa milicia de ascetas, en busca de arduos caminos de salvación, se comportan como un grupo de amigos de juerga, para gozar de los placeres de la vida!

¡Además, no fue el único caso, porque Jesús va a fiestas que, no solo no eran religiosas, sino en las que abundaban los publicanos y los pecadores que, según el Evangelio, son los mejores compinches para la diversión!( Lo que explica su subida al Cielo, donde se dispensa la presencia de los aburridos y de los ‘beatos’…) A costa de estas malas compañías, Cristo no solo ganó la fama de glotón y bebedor (Mt 11,19), sino que también provocó el muy puritano escándalo de los fariseos de entonces y de ahora.

Tampoco se entiende por qué razón María se entrometió en una cuestión que no le incumbía, por no ser ella madre de ninguno de los novios, ni la anfitriona. ¡Dígase, de paso, que es de mala nota que alguien, faltando el vino en la casa donde ha sido invitado, tratase de arreglarlo y, peor aún, lo consiga de mejor calidad que el que antes había servido! La advertencia de María también pecaba de inconveniente moralmente: el vino no era esencial y su ausencia era más provechosa que perjudicial.

De hecho, el milagro religiosamente correcto era lo contrario: ¡en vez de convertir el agua en vino, transformar el vino en agua! Por eso, está probado que el exceso de agua, excepto en el caso de los náufragos, es menos perniciosa que el vino. Por lo tanto, lo que se esperaba de un hombre de Dios era un milagro inverso: ya que el producto de la vid, aunque produzca una euforia momentánea, es muy nocivo para quien lo consume de forma incontrolada -como ya le aconteció a Noé, a quien la Biblia atribuye su invención- Jesús debería haber cambiado el vino en agua. ¡En aquel caso, venía muy a propósito, toda vez que se trataba, precisamente, de una copa-de-agua!

El milagro tampoco se justificaba con relación a los apóstoles. Es verdad que aumentó en ellos la fe en Cristo, pero también la ilusión de poderse entregar a una vida ociosa, una vez que, por virtud de aquella extraordinaria capacidad del maestro, estaban garantizadas toda las necesidades: gracias a Jesús, no tendrían que ganarse la vida con el sudor de su frente. Más que un ejército de laboriosos trabajadores de la viña, podían convertirse en un conjunto ocioso de parásitos que, a cuenta de ese poder milagroso, se entregasen a una vida de placeres. Peor aún: por vía de la producción industrial y posterior comercialización de aquel excelente vino, los apóstoles podrían sucumbir a la tentación de cambiar su misión espiritual por aquel mucho más rentable negocio que, ciertamente, ningún judío digno de este nombre despreciaría.

Una última pega a este primero y tan desastroso milagro de Cristo: el viaje de ida y vuelta a Caná de galilea fue demorado, así como la ceremonia religiosa del casamiento y posterior banquete. También la operación que antecedió al milagro fue trabajosa: fue preciso llenar de agua seis grandes tinajas de piedra, cada una con capacidad para unos cien litros. Solo después su contenido fue llevado al jefe de mesa, que fue quien probó el buen vino, felicitando al novio por tan excelente caldo. Se pregunta: ¿Pero Jesús no tenía nada más importante que hacer?!¿Va a ser que el Hijo de Dios vino al mundo para hacerse tabernero?! ¿Por qué no empleó ese tiempo tan precioso a curar enfermos, consolar afligidos, resucitar a los muertos, a predicar la palabra de Dios, a resolver conflictos, a alimentar pobres, enseñar a ignorantes, perdonar pecados, o realizar otras obras de misericordia?!

¡Pero, más que el esplendor de la divinidad de Cristo, a los fariseos de todos los tiempos les exaspera la amabilísima humanidad de Jesús! ¡Más que los rigores de la penitencia más exigente o del dogma más incomprensible, les irrita la inmensa alegría de vivir de Jesús y de los cristianos! ¡Por eso, eran tan ácidas y resabidas sus críticas al Nazareno, como ahora son las que los nuevos fariseos hacen a sus discípulos. ¡Eran capaces de perdonar a Cristo su osadía doctrinal, pero no le podían disculpar aquella tan pura e intensa felicidad, que es, al final, la gran novedad cristiana!

Los fariseos de entonces y de hoy no saben que la vida es una fiesta, porque ignoran la alegría del amor de Dios, a la que se accede por el arrepentimiento y el perdón. Son unos tristes, porque n o saben que Dios es amor (1Jn 4,8), ni que el padre del Cielo “no envió a su Hijo al mundo para condenar el mundo, sino para que el mundo sea salvado por Él” (Jn3,17). Jesús no vino a la tierra para complicar la existencia humana con una infinidad de preceptos y prohibiciones, sino para conceder a sus fieles la “la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Rm 8,21) y el don de la vida en abundancia (Jn 10,10)

viernes, 25 de agosto de 2017

Los imprudentes nunca tienen paz





OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


 “Nadie nace bueno. Que seamos buenos es el resultado de una lucha constante, donde al enemigo le basta un desequilibrio para que aquello que ha llevado años construir se destruya en una sola noche.”

Hoy se prefiere el exceso. Se recurre a la exageración como si fuera bueno y la moderación se considera una flaqueza cobarde de quien es incapaz de ir más allá de sus límites.  

Los extremos nunca fueron buenos, ni la imprudencia fue alguna vez un medio eficaz de llegar a un buen fin.

Ser humano implica encontrar el punto de equilibrio en todo. La armonía es una condición de la felicidad que es la paz. El mal es complejo y radical, engaña por medio de la mentira de las apariencias fugaces y deslumbrantes y no combate con armas semejantes, sino con verdad, sencillez y determinación paciente.

Moderar los apetitos y los deseos es el primer paso de quien busca construir y recorrer el camino seguro.

La inteligencia y la experiencia exigen que seamos prudentes, que hagamos del tiempo un aliado, impidiendo que la prisa o la pereza nos lleven a decidir en el momento equivocado. Lo mismo debemos hacer con el espacio, ni demasiado lejos, al extremo de que no podamos siquiera distinguir los contornos, ni tan próximo que no veamos sino un detalle ínfimo, aislado y perdido de su contexto.

Un árbol crece lentamente, pero seguro. Se eleva a medida que enraíza. Un fuerte tronco une las raíces, que buscan sin cesar las mejores fuentes de alimento, a las ramas, que apuntan al cielo.

Lo invisible es la razón de ser de lo visible.

Los que prefieren el radicalismo no tienen paciencia para comprender que jamás la verdad se dejará abarcar por un ciego de corazón y soberbio de inteligencia.

Hay algo extraño en las voluntades temerarias que sobrepasa los límites. Hay quien se permite todo en nombre de una libertad que en manos de un radical no es un bien, sino un mal. Para sí mismo, para los otros y para el mundo.

Ser prudente no es ser neutro ni quedarse inmóvil, implica decir y actuar en el tiempo exacto. No es para débiles, perezosos o cobardes.

Nadie nace bueno. Ser buenos es el resultado de una lucha constante, en la que al enemigo le basta un desequilibrio para que aquello que ha llevado años construirlo se destruya en una sola noche.

Sólo la prudencia nos puede conducir a la paz que es la felicidad.
Imagen Carlos Ribero

viernes, 18 de agosto de 2017

No dependo solo de mí




OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


Necesito tener un espacio propio y reconocer el de los demás. Necesito respetar, ser respetado y respetarme.

Una planta necesita de tierra fértil y de agua, de sol y de mar, de tiempo y de espacio. No consigue desarrollarse por sí sola. Lo mismo ocurre con cada uno de nosotros. La mera esencia de alguien no es suficiente para que se desarrollen todas sus potencialidades.

Necesito de ti para ser yo. Para darme y acogerte. Sin algún otro, diferente de mí, no hay amor y, sin amor, no hay vida personal.

Somos cuerpo, razón, corazón y espíritu. Estas dimensiones dependen unas de las otras y cada una de ellas resulta también de la influencia del mundo que nos rodea.

Necesito de agua y alimento para mi cuerpo. Vivo en un cuerpo y necesito su bienestar y salud.

Necesito el mundo, fe y amor dentro de mí. Los sustentos de mi razón, de mi espíritu y de mi corazón.

Necesito de espacio, de muchos espacios, donde pueda aprender, admirar las bellezas del mundo y hasta de aquellas donde las desgracias me asombran. Necesito tener un espacio propio y reconocer el de los demás. Necesito respetar, ser respetado, y respetarme.

Necesito paz, tiempo y silencio para que la vida pueda realizarse en mí y expandirse.

El intento de una independencia total es, en este contexto, un egoísmo sin sentido, ya que no es siquiera posible una autonomía, a no ser de palabra en los que creen ser quienes no son.

No podemos todos ser todo. Somos diferentes y tenemos contextos diferentes. Ahí está la raíz de nuestra individualidad.

Lo que soy depende del equilibrio entre mi interior y todo lo que está a mi alrededor.

Necesito crecer, querer ser más, Corregirme y, tal como una planta, abrir los brazos y llegar más cerca del cielo… llegar a ser uno, diferente y auténtico.


Ilustración Carlos Ribero


http://rr.sapo.pt/artigo/91389/nao_dependo_apenas_de_mim

domingo, 13 de agosto de 2017

El comunismo y el sarampión




P. Gonçalo Portocarrero de Almada


El comunismo tiene todas las características de las enfermedades: tiene síntomas específicos, provoca reacciones alérgicas, suele ser incurable, y genéticamente transmisible y terriblemente mortal.

La salud es un estado precario que no presagia nada bueno, porque se pierde cuando se enferma. Lo que sea una enfermedad no es fácil decir y, por eso, la comunidad científica no es unánime a este particular. Algunos comportamientos, como zurdo, fueron tenidos por anormales y después dejaron de serlo; hubo enfermedades que, entre tanto, se han extinguido, como parece ser el caso de la peste bubónica; y otras patologías solo fueron diagnosticadas a finales del siglo XX, como el síndrome de Asperger.

Sin querer meter la hoz (¡y nunca mejor dicho!) en cosecha ajena, temo que el comunismo pueda ser en breve reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como enfermedad. En plena ‘silly season’, la propuesta puede parecer disparatada, pero la verdad es que el comunismo reúne todas las condiciones de las fiebres: tiene síntomas específicos, provoca reacciones alérgicas, suele ser incurable, genéticamente transmisible y terriblemente mortal.

Al nivel de los síntomas epidérmicos, esta grave deficiencia se parece mucho al sarampión: los que lo padecen se ponen también, como se suele decir, ¡rojos!

Provoca, en general, una reacción alérgica a las religiones, mórbidas expresiones de la alienación popular (en último término, ¡qué es una beata sino un toxicómano dependiente del ‘opio del pueblo’?!). Este enfermizo efecto sólo se consigue eliminar por la prohibición de creencias, como sucede en Corea del Norte y en China, donde los fieles son perseguidos y exterminados.

Otra alergia que provoca esta nueva enfermedad es la homofobia, como lo prueban la historia y práctica del Partido Comunista Portugués: algunos militantes fueron, por este motivo, expulsados del partido y a los gays no les fue, por esta condición, permitida su adhesión al partido. Como escribía paulo Gaião: “están estudiando a fondo las circunstancias de la expulsión de Júlio Fogaça, que era homosexual, del PCP, donde se pueden haber mezclado cuestiones políticas con cuestiones de homofobia. También está por aclarar la razón por la que PCP anda aún hoy incómodo con el tema dela homosexualidad” (Expresso, 21-1-2013). No se piense que es cosa superada porque muy recientemente el PCP, cuando la Asamblea de la República aprobó un voto de condena de las persecuciones a los homosexuales en Chechenia, se abstuvo (Expresso, 21-4-2017).

Como muestra, ya en 2015, este semanario publicó lo que casi toda la prensa muy púdicamente silenció: dos homosexuales, en plena fiesta del Avante, fueron injuriados, maltratados y ejemplarmente expulsados, a la pura manera estalinista. Siendo así, es claro que, como reza la publicidad, ¡No hay otra fiesta como esta! Curiosamente, no consta que ninguna organización de defensa de los derechos de estas minorías se haya manifestado en Atalaia, o frente a la sede del PCP…

Claro que, si el caso hubiera ocurrido en una institución católica, en una procesión o en una romería religiosa, habría dado mucho que hablar en la prensa, siempre tan atenta a todo lo que pueda servir como arma para atacar contra la iglesia. Pero, como fue en el ‘suelo sagrado’ del PCP – para utilizar la expresión de Henrique Raposo, uno de los pocos cronistas que tuvo el coraje de condenar el incidente – todo quedó en el silencio de los dioses.

En su forma más virulenta, esta enfermedad es incurable. Mientras que la miopía y otras enfermedades tienden a ser menos agresivas con la edad, el cuadro clínico de los comunistas no mejora con el paso del tiempo. Un caso público y que, por eso, puede ser contado sin quiebra del principio deontológico de la confidencialidad médica, es el de Jerónimo, el gran jefe de las pieles rojas que no es por causa del sarampión: no obstante a su provecta edad, la enfermedad no da señales de regresión, aunque hace muchos que la padece horriblemente.

Según estudios científicos fuera de toda sospecha, es muy probable que se trate de una dolencia que se transmite genéticamente: téngase en cuenta la tan “queriducha” dinastía Kim, en Corea del Norte, que ya va la tercera gloriosa generación de queridos líderes y que es una auténtica democracia, según un paciente que, después de varios años en la Asamblea de la República, está ahora interno en la Cámara Municipal de Loures. También los hermanitos bloquistas, retoños de un extremista padre revolucionario, corroboran, a nivel nacional que el comunismo es genéticamente transmisible. Pero la violencia perseguidora y represiva de una encarnizada diputada socialista permite suponer que, también por otras causas, se puede verificar la misma grave intolerancia a la libertad de pensamiento y de expresión.

El comunismo es una dolencia terriblemente letal. Según estadísticas homologadas por la OMS, ya ‘limpió el sarampión’ a cien millones de víctimas: ¡es el cáncer de la democracia, la peste negra de la modernidad! Mata por hambre, con balas y mediante suicidio inducido, profilaxis aplicada, con éxito, a los disidentes e incluso a muchos camaradas de Lenin y Stalin. Otros fueron desterrados a Siberia, cuyas bajas temperaturas son muy saludables, según el saludable principio de que el frío, siberiano o frigorífico, conserva.

El candidato del PSD a la alcaldía de Loures es racista y no tiene perdón, pero los comunistas son inimputables: nunca tienen culpa porque, al final, son enfermitos. Esperemos que, sus correligionarios, no tengan de ellos, por vía de eutanasia, una compasión asesina. Y que, por nuestra rica salud, no sean nunca poder, en cuyo caso nuestro sufrimiento sería verdaderamente terminal.

Moraleja de esta historia inmoral: la razón por la cual políticos, médicos y sicólogos son insultados en las redes sociales, acosados por la prensa y perseguidos por sus asociaciones profesionales, no son sus declaraciones, incluso cuando son polémicas. La razón es otra: no son de izquierdas y, por eso, no tienen derecho a la impunidad, que es exclusiva de la ‘geringonça’. En Portugal, la libertad de pensamiento y de expresión es de hecho un elixir al que solo comunistas, bloquistas y socialistas más rojos tienen derecho. Por razón, precisamente, de este padecimiento. Antes sarampión…

http://observador.pt/opiniao/o-comunismo-e-o-sarampo/

viernes, 11 de agosto de 2017

Felices los que viven cada día


OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


Casi todos buscamos fuera de nosotros mismos las razones de nuestra esperanza, las razones de nuestra paciencia y sentido de nuestro amor. Somos capaces de casi todo en la búsqueda de lo que creemos que es el tesoro más importante de la vida.

Como si nuestro interior no fue más que un monte de basura sin valor.

Pasan los días y las noches, inviernos y primaveras, y nuestros ojos y oídos parecen atender solo al vacío y la distancia de donde, de repente, creemos, surgirá la respuesta, el por qué y el para qué de nuestra existencia.

No vemos todo lo que es sencillo y está a la vuelta, ni escuchamos lo que proyectamos dentro de nosotros.

¿De qué nos vale con quistar el mundo si nos perdemos a nosotros mismos?
No debemos dejar que nuestro corazón se endurezca, que nuestra razón se ciegue ni nuestra voluntad se acobarde.

Vivir lejos de nosotros mismos, en el espacio o en el tiempo, buscando ser quien no somos, es ser infelices por propia elección.

Hay razones aquí y ahora, fuerzas y sentido para nuestra existencia. Así lo sepamos reconocer y asumir con humildad y valentía.

Nuestra esperanza depende de nosotros, el valor de la paciencia depende de nosotros, el sentido de nuestro amor depende de nosotros. Somos libres y estamos llamados a decidir. No tenemos que buscar una solución escondida, sino construir una, la nuestra, única y auténtica.

La felicidad que persigues solo conseguirás alcanzarla cuando te encuentres con lo que tú mismo eres.

Felices los que no se desaniman cuando parece que todo está perdido, y trabajan día a día para cumplir la misión que hayan escogido.

Felices los que saben que su felicidad depende de lo poco que pueden hacer hoy.

Ilustración Carlos Ribeiro

http://rr.sapo.pt/artigo/90932/felizes_os_que_vivem_o_dia_de_hoje

lunes, 7 de agosto de 2017

Ante el nuevo curso escolar, ¿¡cómo pagaré los materiales de mis niños!?


El 02 del 10 del año 2008 escribía una carta, en el Diario de Cádiz, a los directores de los colegios de San Fernando, y de cualquier ciudad andaluza o española.

Comenzaba así: “Como voluntario de Cáritas de San Fernando tengo la oportunidad de ser testigo de un hecho desagradable que se produce en nuestros colegios, cada año por estas fechas. Se trata del enorme costo de los materiales que piden los profesores a los niños al principio de curso, especialmente a los más pequeños.

Supongo que los profesores quieren lo mejor para los niños, pero no sé si tienen en cuenta las dificultades que muchos padres han de soportar: dolor porque su hijo no pueda llevar a tiempo los materiales, búsqueda desesperada de ayuda a la asistenta social, … por fin a las oficinas de Cáritas, siempre con los niños a cuestas teniendo que ver y oír cómo su madre se esfuerza por lograr la ayuda necesaria, o sólo la mitad.”

Creo que no ha variado mucho la situación desde los colegios y la Administración, en cambio sí que se ha ido implantando en las distintas Cáritas, el programa de ayuda escolar, a principios de septiembre, para atender esta necesidad concreta de nuestras familias acogidas.
Aunque en realidad son distintas organizaciones, principalmente alguna de las cofradías de las parroquias las que, en colaboración con Cáritas, aportan el material que cada niño necesita.

En mi parroquia actual, la de la Divina Pastora, la Cofradía del Huerto, que se hace cargo de costear este programa, este año se compromete a hacer un esfuerzo aún mayor, dando a cada niño de nuestras familias acogidas todos los materiales que el colegio le exija para el curso que comienza en septiembre.

Ahora Cáritas pedirá a las familias la lista de materiales de los distintos colegios y así, este curso, no habrá diferencia entre los niños de estos colegios, por tener o no tener los materiales completos y a tiempo.

Han pasado bastantes años desde 2008, no hemos mejorado mucho en tantos aspectos, pero también es verdad que la solidaridad es inagotable; que, a la hora de la verdad, siempre hay quien se vuelca, sea por el bien de unos niños marginados, sea porque llega la Navidad, sea porque alguien necesita un electrodoméstico…

No quiere esto decir que no haya fallos, y algún desencuentro, pero también es verdad que quienes ejercemos la caridad en nombre de la Iglesia somos humanos y por eso, a veces, y no necesariamente con mala intención, no somos plenamente conscientes del alcance de nuestra actitud y de nuestras decisiones, por lo que podemos equivocarnos.


En cualquier caso, siempre merece la pena comprometerse, y hacer posible que muchas personas reciban una ayuda, aunque sea mínima, sea material, económica, una información, o simplemente escucharlas y atenderlas con empatía en sus necesidades.

sábado, 5 de agosto de 2017

¿Demasiado atareado para ocuparte de tu vida?



La falta de certezas es señal de que hay misterios que se pueden revelar excelentes sorpresas.

OPINIÓN  DE  JOSÉ  LUÍS  NUNES  MARTINS

Hay personas que viven de espaldas a su vida, no consiguen hablar ni consigo mismas. No tienen tiempo para luchar por ellas mismas, por sus sueños, perdiéndose en tantos trabajos que creen que son más importantes, pero que, al final, no sirven para nada.

La verdad es que el tiempo pasa más rápido para los despreocupados. La vida nos va demostrando que no hay sueños imposibles, solo soñadores que no quieren dejar de serlo, son perezosos, prefieren solo suspirar en vez de ponerse en camino.

No sabemos cuánto tiempo tenemos, por lo creer que será mucho es tan imprudente como considerar que nuestra vida terminará hoy. Y esta duda no es mala. La falta de certeza es señal de que hay misterios que pueden revelarse excelentes sorpresas.

Hay quien pasa el tiempo en el pasado, perdiéndose en lo que pasó… en el pasado que vivió  y en el que no tuvo, sino lo que le gustaría haber tenido. Algunos llegan a darse cuenta del tiempo que han desperdiciado, pero no aprenden.

También están aquellos que planean en futuros lejanos, perdiéndose en realidades que, lejos en el tiempo y en la realidad, no son nada aún y nunca podrán llegar a ser. Es corriente imaginarse que todo parece hecho sin que tengamos que hacer nada. Al final, dicen, ¡si es por soñar, que se sueñe a lo grande! Pobres, que no saben siquiera que buena parte de la felicidad tiene que ser fruto de nuestras manos.

Son muchos los hombres y mujeres que nunca fueron nada desde que eran niños y quisieran dejar de serlo…

Quien no tiene tiempo para su vida está muerto, a pesar de las apariencias.
Ilustração de Carlos Ribeiro 

04 ago, 2017 http://rr.sapo.pt/artigo/90411/demasiado_atarefado_para_te_ocupares_da_tua_vida