lunes, 7 de agosto de 2017

Ante el nuevo curso escolar, ¿¡cómo pagaré los materiales de mis niños!?


El 02 del 10 del año 2008 escribía una carta, en el Diario de Cádiz, a los directores de los colegios de San Fernando, y de cualquier ciudad andaluza o española.

Comenzaba así: “Como voluntario de Cáritas de San Fernando tengo la oportunidad de ser testigo de un hecho desagradable que se produce en nuestros colegios, cada año por estas fechas. Se trata del enorme costo de los materiales que piden los profesores a los niños al principio de curso, especialmente a los más pequeños.

Supongo que los profesores quieren lo mejor para los niños, pero no sé si tienen en cuenta las dificultades que muchos padres han de soportar: dolor porque su hijo no pueda llevar a tiempo los materiales, búsqueda desesperada de ayuda a la asistenta social, … por fin a las oficinas de Cáritas, siempre con los niños a cuestas teniendo que ver y oír cómo su madre se esfuerza por lograr la ayuda necesaria, o sólo la mitad.”

Creo que no ha variado mucho la situación desde los colegios y la Administración, en cambio sí que se ha ido implantando en las distintas Cáritas, el programa de ayuda escolar, a principios de septiembre, para atender esta necesidad concreta de nuestras familias acogidas.
Aunque en realidad son distintas organizaciones, principalmente alguna de las cofradías de las parroquias las que, en colaboración con Cáritas, aportan el material que cada niño necesita.

En mi parroquia actual, la de la Divina Pastora, la Cofradía del Huerto, que se hace cargo de costear este programa, este año se compromete a hacer un esfuerzo aún mayor, dando a cada niño de nuestras familias acogidas todos los materiales que el colegio le exija para el curso que comienza en septiembre.

Ahora Cáritas pedirá a las familias la lista de materiales de los distintos colegios y así, este curso, no habrá diferencia entre los niños de estos colegios, por tener o no tener los materiales completos y a tiempo.

Han pasado bastantes años desde 2008, no hemos mejorado mucho en tantos aspectos, pero también es verdad que la solidaridad es inagotable; que, a la hora de la verdad, siempre hay quien se vuelca, sea por el bien de unos niños marginados, sea porque llega la Navidad, sea porque alguien necesita un electrodoméstico…

No quiere esto decir que no haya fallos, y algún desencuentro, pero también es verdad que quienes ejercemos la caridad en nombre de la Iglesia somos humanos y por eso, a veces, y no necesariamente con mala intención, no somos plenamente conscientes del alcance de nuestra actitud y de nuestras decisiones, por lo que podemos equivocarnos.


En cualquier caso, siempre merece la pena comprometerse, y hacer posible que muchas personas reciban una ayuda, aunque sea mínima, sea material, económica, una información, o simplemente escucharlas y atenderlas con empatía en sus necesidades.

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