domingo, 18 de marzo de 2018

Hijos de padres separados, divorciados.




Recogí hace tiempo esta cita sobre los hijos de padres divorciados, pero siento no poder dar más detalles sobre la fuente y la autora, que creo era una psicóloga americana:

"Muchos, cada vez más y más niños viven con esos sentimientos…. Un dolor que no lo expresan con palabras sino que se va traduciendo en conductas que dificultan su sano crecimiento. Tantos y tantos problemas que heredamos a los hijos ¿Qué pasará en sus vidas? ¿Cómo percibirán la vida matrimonial? ¿Qué clase de familia formarán ellos?

He visto “muchas” películas gringas en que se maneja el problema de los hijos de papás divorciados…. Y es traumático ver como recae siempre sobre los hijos la responsabilidad de “comprender” lo que les pasa a los papás… los niños con toda su inmadurez tienen que “comprender” que los papás ya no se aman… y no al revés, que los papás entiendan que los hijos sufren irreversiblemente la ruptura de sus padres. Esas películas extienden un velo de conformidad y aceptación del divorcio absolutamente".

Como yo soy divorciado, aunque mi hijo ya fuera mayor de edad cuando se produjo la separación, pues es un tema que me afecta profundamente. Me afecta personalmente, y sufro cuando veo a otros niños, hijos de padres separados, y más aún cuando son protagonistas de noticias, algunas demasiado trágicas, sin que por ello no se nos  caiga el alma al suelo, sin que  no se produzca un ‘mea culpa colectivo’, alto y claro, capaz de hacer variar el derrotero que lleva esta sociedad que la conduce, mediante el egoísmo más despiadado, a alterar profundamente el orden natural que la ha protegido y protege,  le permite avanzar en su propio bienestar mediante el conocimiento, el esfuerzo y la colaboración de todos. Ha escogido un derrotero destructivo, sustituyendo los principios y valores que la hicieron tan próspera y pacífica por otros contrarios a ellos. Renunciando a una rica y sólida herencia, voluntariamente o inducida por el espejismo de poder disfrutar de la felicidad individual sin grandes esfuerzos, ni hacer méritos para alcanzarla.

Hoy son muchos los que prefieren seguir este señuelo que se esparce por redes sociales, tertulias, etc. sembrado por entusiastas servidores de modernas ideologías ansiosos de poder, del dominio de las conciencias, combatiendo la libertad de expresión, condenando y despreciando a quien no piensa en ‘plan progre’. De este modo fomentan la división y el enfrentamiento, atacando, gritando, insultando a los que aún se atreven a llevarles la contraria, con toda la razón, y por querer servir siempre a la verdad. Como hizo el gran Maestro Jesucristo, que nos dejó dicho: ‘la verdad os hará libres’, y sabía muy bien lo que decía ya que pagó con su vida  las consecuencias de ser libre, llegando a dejarse matar por los  hijos de las tinieblas, incapaces de soportar la luz de la verdad. Algunos parece que quieren `matar’ la verdad, para así justificar sus  ocurrencias, sus cambios de opinión a conveniencia, sus fechorías, y hasta sus crímenes.

No les ha resultado difícil así a los políticos gobernantes, de cualquier tendencia política o ideología,  aprobar e imponernos leyes que derivan de ideologías antinaturales, pues la sociedad en general consiente o apoya semejantes engendros dominadores de haciendas, vidas y conciencias. En medio de un caos ‘aparente’, quien sabe si no está propiciado por el ansia de poder de algunas mentes en extremo retorcidas, enemigas de la bondad natural y mucho más la que alienta una fe como la cristiana. Han eliminado la educación clásica, que preparaba para la vida, para la búsqueda de la verdad y el bien, del bienestar individual y el bien común. Han impuesto una ley de género para combatir nada menos que a la naturaleza humana; ahora quieren imponer una ley histórica que pretende vencer a enemigos ya muertos en los supuestos descendientes de aquellos, insultándolos y despreciándolos, e  impidiendo que hablen y den su versión documentada y objetiva de la historia real.

…es traumático ver como recae siempre sobre los hijos la responsabilidad… y no al revés, que los papás entiendan que los hijos sufren irreversiblemente la ruptura de sus padres. Estas  palabras son dignas de ser conocidas y asumidas por todos, ya que las leyes de género, las “leyes protectoras de la infancia” son meros parches, cuando no eufemismos siniestros para tratar de ocultar la tragedia que supone  para los niños  la pérdida del cariño y la armonía familiar, del cuidado más esencial que solo puede garantizar  la fidelidad, la entrega e incluso la renuncia a  ciertos derechos, que no son sino expresión del egoísmo impropio de unos padres, y de una inmadurez enfermiza y peligrosa para la propia supervivencia, tanto de la propia familia como de la especie humana en general.

Digo todo esto porque me duele la muerte del último niño asesinado tan vilmente, “El Pescaito”, supongo que lo llaman así, tan cariñosamente, porque era un niño bueno,  pero necesitado de afecto, y era capaz de transmitir ternura y simpatía a todo el mundo. No entiendo, y lo digo sin ánimo de culpabilizar a nadie, cómo unos padres, uno de los cuales tiene una pareja fuera de la familia, puede darle a ese hijo cuanto amor y cariño necesita. Es que ese padre no había tenido alguna prueba del egoísmo de su pareja, la cual termina tan atrozmente con la vida del niño. Un niño no puede tener dos madres y un padre. “Madre no hay más que una”, eso es lo más grande que se pueda decir de una mujer.

No puedo callarme, no encuentro desde entonces paz en todo el día, ni de noche. Tengo que decir lo que pienso, por los niños que sufren la separación de sus padres. Debemos recuperar el amor a la verdad, a la libertad de pensamiento, el respeto sagrado a las personas y el sentido de la Justicia, de la paz social. Debemos exigir al gobierno la protección de la familia, que es quien mejor protege a sus hijos y los puede preparar para que sean buenas personas, buenos estudiantes y buenos ciudadanos.


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