domingo, 24 de junio de 2018

LAS GRANDES ALEGRÍAS ESCONDEN MUCHAS TRISTEZAS



José Luís Nunes Martins



El futbol necesita de las personas y las personas necesitan del futbol. Por algo que parece sobrepasar lo comprensible, este juego hace soñar, reír y llorar. Personas de todas las culturas se unen en torno a un juego simple, que les da lo que no encuentran en cualquier otro lado.

¿Qué atrae  a tanta gente? ¿Será el sentimiento de pertenencia a una comunidad? ¿La emoción de tener la certeza de no estar solo? ¿La voluntad de superar un desafío que nos exige tanta concentración que los demás problemas desaparecen durante ese tiempo? ¿Una fuerte sensación de paz, aunque solo por algunos momentos, con el ansia de la victoria? ¿O será el deseo de no ser un derrotado, luchando sin desistir?

En el futbol, como en la vida, las victorias y las derrotas son puntos del camino en el tiempo. Siempre habrá más juegos, más campeonatos, metas y records  que se han de disputar.

Las derrotas pueden animarnos tanto como las victorias. Depende como las encaremos y de lo que hagamos con ellas, o mejor, depende de lo que hacemos después de ellas.

Es importante considerar que, en el inicio de cada juego, ambos equipos son iguales. Se trata de una enorme conquista de la humanidad que no haya ningún juego de futbol que no comience non 0-0. Señal de que se consideran equivalentes, haciendo depender las diferencias de lo que hicieran hasta que se pite el final. No importa si el equipo es de un país rico o pobre, del norte o del sur, grande o pequeño. El juego siempre comienza 0 - 0.

Muchos aficionados al futbol creen que nada es por casualidad y que hay un sentido trascendental en cada juego, en cada jugada… en la trayectoria que la bola recorre hasta la portería y no hasta el lugar exacto donde ella va a tocar. Como si en este juego no hubiese espacio para las casualidades. Si la bola entra o golpea el palo es algo que creemos que es lógico y no accidental.

Aún así, el balón es redondo y no hay registro de milagros en los campos de futbol, por lo que sobran  solo la voluntad, el talento y las fuerzas de los que están en el juego, con el apoyo de todos los que le prestan su querer desde fuera.

Cada vida es una larga serie de luchas. Duras, constantes, sin fin.

Es la razón por la cual siempre vale la pena luchar por algún bien, por mayores que sean los fracasos: una victoria vale mucho más que 100 derrotas.

La verdadera alegría es la única forma de vencer las peores tristezas.


.http://www.agencia.ecclesia.pt/portal/as-grandes-alegrias-escondem-muitas-tristezas/

sábado, 23 de junio de 2018

Eutanasia: por qué no





En todos los países en que se practica la eutanasia, es origen y causa de irremediables abusos contra la vida y la dignidad humana.


1. Introducción. Para un debate esclarecedor sobre la eventual legalización de la eutanasia y del suicidio asistido, es imprescindible  que los argumentos a favor de la vida hasta la muerte natural sean conocidos. Este texto es un resumen de las principales razones éticas, jurídicas, religiosas, políticas, médicas y sociales contrarias a la eutanasia y al suicidio asistido, en vísperas de la votación, en la Asamblea de la República, de cuatro proyectos de ley  que proponen su implantación en Portugal.
               

2. Noción. Etimológicamente, eutanasia significa ‘buena muerte’, pero conceptualmente es sinónimo de acción, u omisión, en virtud del cual se provoca la muerte de un paciente en situación terminal, o que padece dolores insoportables, ante su petición o con su consentimiento, en razón de la calidad de su vida.   Presupone un gran sufrimiento, no susceptible de cura, así como la voluntad del sujeto en poner término a su existencia y,  por parte de quien realiza esa acción o ayuda, una actitud de compasión por el paciente que pide la eutanasia, o el auxilio de que carece para poner fin a la vida y, consecuentemente, a su dolorosa situación.


3. La cuestión ética.  No obstante la voluntad del propio, que distingue la eutanasia del mero asesinato, y la buena intención de quien le causa la muerte, la eutanasia, el suicidio asistido e, éticamente, un homicidio, en la medida en que es matar  intencionadamente a una persona   sin culpa. Por lo tanto, en términos éticos, la eutanasia significa una licencia para matar a personas inocentes, por petición propia y por una razón ilegalmente humanitaria.                                             

A pesar de la primacía de la libertad, la voluntad propia no es relevante en relación a ciertos crímenes: un asesinato, consentido por la víctima, no es menos grave que el ejecutado contra su voluntad. O sea, la autonomía de la voluntad individual no prevalece contra la dignidad humana, ni puede ser justificativa de una acción éticamente condenable, como es siempre matar a un ser humano sin culpa. La intención altruista del sujeto que practica la eutanasia, o el cómplice del suicidio asistido, tampoco legitima, en términos éticos, la acción de matar a un inocente.

4.- La cuestión religiosa. Las principales religiones, como la judía, la cristiana y la musulmana, son contrarias a la eutanasia y el suicidio asistido, porque el cuarto mandamiento de la Ley de Dios prohíbe matar. “Nosotros, comunidades religiosas presentes en Portugal, creemos que la vida humana es inviolable hasta la muerte natural y perfilamos un modelo compasivo de sociedad y, por estas razones, en nombre de la humanidad y del futuro de la comunidad humana, por causa de la religión, nos sentimos llamados a intervenir en el presente debate sobre la muerte asistida, manifestando nuestra oposición a su legalización en cualquiera de sus formas, sea el suicidio asistido, sea la eutanasia” (Declaración conjunta de las comunidades Islámica, Israelita, Budista, Hindú y Baharí, de las iglesias Adventista, Ortodoxa y Católica, la Alianza Evangélica y el Consejo Portugués de Iglesias Cristianas, Mayo de 2018).

Aun no siendo una cuestión esencialmente religiosa, sino ética, el parlamento no puede ignorar que la gran mayoría de los ciudadanos portugueses se ve en una de estas religiones y, por eso, se sentirá ofendida en su libertad religiosa si por ventura el Estado permitiese una práctica que su respectiva creencia considera gravemente criminal y contraria a las más elementales reglas de una sana convivencia social. El Estado portugués es laico pero la sociedad portuguesa es, en su gran mayoría, religiosa: compete a los órganos de soberanía respetar las creencias mayoritarias del pueblo portugués.

5. La cuestión jurídica. La Constitución de la República Portuguesa declara que la vida humana es inviolable y, por lo tanto, la eutanasia y el suicidio asistido son inconstitucionales. A su vez, ninguna ley ordinaria puede prescribir, o tolerar, comportamientos que directamente violan una norma constitucional.

La eutanasia y suicidio asistido no pueden ser equiparados a la interrupción voluntaria del embarazo, o aborto provocado, porque el ordenamiento jurídico portugués no reconoce al nasciturus la inviolabilidad que, por el contrario, consagra en relación a los seres humanos nacidos con vida. Por lo tanto, la eutanasia y el suicidio asistido solo podrán ser legalizados después de efectuada una revisión constitucional que revoque el principio de la inviolabilidad de la vida humana.

La eutanasia, con esta designación, no está criminalizada en Portugal, pero sí el “homicidio a petición de la víctima”: ““quem matar outra pessoa determinado por pedido sério, instante e expresso que ela lhe tenha feito, é punido com pena de prisão até três anos” (art. 134º, 1).”  Entiéndase la terminología empleada por el Código Penal:  se trata de un “homicidio”, porque es “matar a otra persona”. Por lo tanto, en términos jurídicos, despenalizar la eutanasia no es más que legalizar un homicidio específico. A su vez, la despenalización del suicidio asistido es contraria al deber moral y jurídico de socorrer a quien encuentra en peligro su vida.

6. La cuestión política. La Asamblea de la República no goza de legitimidad para decidir una cuestión que corresponde a la  conciencia de todos y cada uno de los ciudadanos. Los partidos políticos representados en ella tampoco están facultados para expresar la voluntad de los respectivos electorados sobre este particular, en la medida en que la legalización de la eutanasia y del suicidio asistido nos constan en sus respectivos programas electorales.

Como mucho, el Parlamento podría suscitar un referéndum nacional sobre esta materia, sin embargo los derechos humanos, así como de las libertades y garantías fundamentales, no deben estar sujetos a consultas plebiscitarias.

7. La cuestión cínica. La acción de quitar la vida a alguien, aun  cuando lo pida y con gran sufrimiento, no pude ser equiparado a un acto médico y viola gravemente el estatuto deontológico al que están obligados los médicos, así como los demás profesionales de la salud. Según el juramento de Hipócrates, ningún clínico pude intencionadamente poner término a la vida de un paciente. Por otro lado, quien se encuentra en un estado doloroso o terminal, puede no estar ya en condiciones  de prestar un consentimiento válido. Esta situación es tanto más grave cuanto es cierto que, por su gran sufrimiento, el paciente puede suponer erróneamente que solo la muerte le puede librar  del dolor, ignorando la existencia de prácticas clínicas que, especialmente a través de cuidados paliativos, le pueden hacer más fácil el fin de su vida, sin excesivo sufrimiento.

No es por casualidad que el actual presidente de la Orden de Médicos de Portugal, elegido democráticamente por todos los médicos portugueses, así como todos sus antecesores aún vivos, se manifiestan públicamente contra la eutanasia y el suicidio asistido, en carta dirigida al presidente de la República. Los médicos no pueden ser, al mismo tiempo, los que curan la vida de los pacientes y los que causan la muerte intencionadamente. En países en los que algunos médicos aceptan la práctica de la eutanasia, se ha quebrado la confianza institucional que es esencial a la práctica de la profesión.

8. La cuestión social. A pesar de que la práctica de la eutanasia y del suicidio asistido sea, inicialmente, permitida solo en situaciones extraordinarias, está comprobado, en los escasos países que han legalizado la eutanasia, que la introducción de esta medida, en principio excepcional, tiende a generalizarse en relación a pacientes que no la han pedido, u otras personas tenidas por indignas de vivir, como los niños con graves deficiencias. De la misma forma que el aborto fue también, al principio, legalizado solo para casos de violación o malformación del feto, y actualmente ya se practica libremente, dentro del plazo previsto por la ley, sin necesidad de ninguna causa justificativa, una eventual ley que legalizase la eutanasia y el suicidio asistido tendría, previsiblemente, ese efecto, vulgarizando la muerte provocada de pacientes terminales, personas de edad, niños y jóvenes deficientes, etc. Sin su consentimiento e incluso contra su voluntad.

9. La eutanasia y el bien común. La práctica de la eutanasia corresponde a un pensamiento totalitario del Estado, que degrada al ser humano y, por eso, instiga a la muerte. La eutanasia fue muy practicada por el nazismo no solo como expediente para la eliminación de pacientes terminales y deficientes, sino también de muchos enemigos del régimen, como judíos, católicos, homosexuales, gitanos, etc. En realidad, se trata de una medida legislativa que ‘cosifica’ a la persona: una vez desposeída de su originaria e inviolable dignidad, pasa a ser, para el Estado, un sujeto descartable. En un país en que la eutanasia estuviera institucionalizada y fuera práctica corriente del servicio nacional de salud, solo los individuos más capaces, en términos económicos y financieros, la pueden evitar, sea recurriendo a clínicas privadas, sea emigrando a países donde tal práctica no esté permitida.

Es verdad que, aún cuando los cuidados paliativos logran proporcionar a un paciente terminal una vida aceptable, porque digna lo es siempre, no es posible excluir, de la existencia humana, todos los sufrimientos. Pero también es cierto que la solución para el dolor no es nunca la eliminación del paciente, sino su curación, o aquellos cuidados médicos que permitan atenuar esos sufrimientos físicos y psíquicos. La eutanasia, si se legaliza, será un expediente fácil para que los familiares y profesionales de la salud se vean libres de parientes y pacientes que, de otra forma, exigirían sus cuidados. Sería ingenuo pensar que, una ley que autoriza matar seres inocentes,  no será usada con intenciones criminales.

10. Conclusión. Para la sociedad en general es preferible que no se permita la muerte provocada del paciente terminal, o incurable, ni se conceda una licencia discriminatoria para matar. Aunque, en algunos casos, esa ley pudiese ser aplicada según criterios humanitarios, con todo, nunca legitimarían tal acción, peor sería el daño social provocado por tal legislación. En todos los países y regímenes en que se ha practicado la eutanasia, como en la Alemania nazi, o practica, como en Bélgica y en Holanda, siempre fue y es origen y causa de irremediables abusos contra la vida y la dignidad humana, sobre todo de los que, por ser más desfavorecidos, además carecen también de la protección de la ley del Estado.

Post scriptum: Primer título de la primera página de Público del 24 de Mayo: “Las Cámaras municipales sacrificaron casi 12 mil perros y gatos en un año” y, en subtítulo, “La matanza de animales por los municipios creció el 25% en 2017. En septiembre pasa a ser prohibida la eutanasia (sic) para perros como medida de control de perros y gatos vagabundos, pero el gobierno ya admite ampliar el plazo”. Queda explicada la razón por la cual el PAN fue el único partido que, en su programa electoral, propuso la eutanasia: nada mejor que ‘el sacrificio’ de los seres humanos  para evitar la ‘eutanasia’ de los animales. Moral de la historia: si no quiere ser sacrificado en algún matadero municipal –lea- si el Hospital del Servicio nacional de Salud –usa una pulsera con la siguiente inscripción: ‘¡Atención: matar seres humanos inocentes es legal, pero matar animales es un crimen! Soy un perro que hace una operación de cambio de especie. Si me quieren eutanasiar, yo muerdo’.

https://observador.pt/opiniao/eutanasia-porque-nao/


sábado, 16 de junio de 2018

¡DECÍDETE Y LIBÉRATE!


José Luís Nunes Martins

No te quedes preso de las opciones que has dejado atrás, la verdad es que nunca sabrás adonde te hubieran llevado. Libérate.

No quedes estancado a la espera de que los otros y las circunstancias te empujen, para después sentirte inocente e impotente ante lo que acontece. Decídete.

La libertad es un don que debe ser bien utilizado. Eligiendo bien. Eligiendo el bien. La vida no es un intervalo de tiempo que debemos dedicar solo a admirar lo que nos rodea. Vivir no es sobrevivir, es existir, ser autor y protagonista de cada día y cada noche. Existir es acertar y equivocarse, perdonar y ser perdonado. Procurando acertar y perdonar cada vez más.

El sentido de la vida es amar, por eso líbrate de todas las amarras que te petrifican y de las culpas por lo que has decidido, de los juicios de los demás y de cada una de las limitaciones que te imponen.

Has nacido único. Haz de tu existencia la oportunidad de ser aún más auténtico.

Olvida lo poco, el pormenor y lo pequeño. No dejes que nada de esto te perturbe. Con tiempo y un poco de buen humor todas esas insignificancias se desvanecen.

No pierdas tiempo, fuerzas y concentración en pensar o preparar venganzas. Ciérrate a la maldad. Piensa en el amor de que eres capaz. Piensa en los que dependen de ti para ser felices. En aquellos para los que eres don que anima y fuerza que levanta.

Debes saber que la presencia de los buenos puede sentirse incluso cuando estuvieran ausentes.

La suprema libertad se alcanza cuando aprendemos a aceptar lo que nos sucede y a responderle siempre con lo mejor de nosotros.

Es lo que eliges ser ante lo que sucede, a lo que te es dado.

Somos criaturas llamadas a completar la creación de sí mismo. Nuestros gestos y palabras nos construyen… o nos destruyen.

No dejes de decidirte.

Decide y olvida todo lo que se pierde con tu decisión. Solo así llegarás a los lugares y corazones donde tu amor hace falta.




http://www.agencia.ecclesia.pt/portal/decide-te-e-liberta-te/



sábado, 9 de junio de 2018

Cuando hay poco amor






José Luís Nunes Martins



Muchas personas nos sirven de referencia, aunque la mayor parte lo sea negativamente. Pueden ayudarnos, una vez que, al apartarnos de ellas, estaremos aproximándonos a lo mejor.

Habrá quien oriente su vida por el dinero. Pueden ser incluso protagonistas de actos heroicos, pero tienen el deseo material como el motor de su acción. Algunos se quedan en los gestos de los que son capaces y llegan a creer que el fin es noble, por inspirar tan nobles acciones.


Pero cuando el valor de algo o de alguien se reduce al dinero, todo pierde su valor, hasta el propio dinero.

Hay quien lucha por el poder, con todas sus fuerzas. Todo el dominio que va alcanzando le sirve de escalón para subir más alto. Y cuanto más poder tiene, mayor es el peligro de que lo use mal, perjudique a otros y se destruya a sí mismo.



Pero basta un poco de poder para que cualquiera de nosotros se revele, en lo mejor o en lo peor…

Hay quien busca el placer. Lo agradable, aunque no sea bueno. Además, ser agradable es, para ellos, ser bueno. Saltan de un sitio a otro, de persona a persona, conquistándolos y consumiéndolos hasta la extenuación. En mitad de uno ya están buscando otro.


Pero después de la sensualidad viene siempre una soledad mayor.

Muchos son los que justifican sus elecciones equivocadas por la sensación vertiginosa de que todo dura poco, y también con el miedo de que con tantas crisis quede, al final, poco tiempo para que perdamos todo.

Cuando no hay amor, aunque se tenga todo lo demás, la vida va perdiendo sentido y quedando cada vez más monótona.

Pero, cuidado, amar implica aceptar todo lo que el amor trae consigo…

En este preciso momento del medio día y de mi vida, ¿estoy haciendo lo que debo?





http://www.agencia.ecclesia.pt/portal/quando-ha-pouco-amor/

sábado, 2 de junio de 2018

Hablan las obras, no las plabras




José Luís Nunes Martins



Son muchos los que tienen necesidad de llenar sus vacíos con todo tipo de ruidos. Hablan, pero o les gusta escuchar. No tienen tiempo ni espacio dentro de sí para el otro. Se sienten llenos de sí mismos, pero están vacíos y no son causa de ningún bien.

Creen que los tenemos presentes incluso cuando no están delante de nuestros ojos. Tienen la idea de que son referencias que tenemos en cuenta, ejemplos que seguimos.

Es lo que hago lo que me define, no lo que digo. Son las obras de las cuales soy autor las que me construyen al tiempo que acrecientan o disminuyen el valor del mundo.

Hay quien promete mucho para el futuro, creyendo que su intención es, por sí sola, preciosa. Pasan los instantes y lo que queda son los gestos.

Nuestras certezas deben dar sustancia y forma a nuestros días. Debemos luchar por nuestra fe y  ella debe orientar nuestra vida, poniendo rumbo a lo mejor de nosotros.


No es suficiente defender bellas causas si, en la vida concreta del día a día, no somos capaces de vivir de acuerdo con ellas.


La comunidad puede debatir la legalidad de la eutanasia o sobre el aborto, pero a los cristianos se les pide que hagan lo posible para que nadie sienta la necesidad de abortar o de querer morir. No basta que sea legal o ilegal. Lo importante es que nadie tome el aborto o la eutanasia como opciones a considerar en su vida. Jamás.

Es preciso amarlos.
La presencia es la mayor señal del amor y el silencio la conversación más importante.