(Sofonías
3,14-18 / Salmo 12/ Filipenses 4,4-7/Lucas 3,10-18)
por Pablo Garrido
Sánchez
Urge rescatar el verdadero rostro de DIOS.
el objetivo del Adviento es…levantar la mirada hacia lo alto
donde está DIOS, y mantener con energía una alegre esperanza, aguardando cálidamente
al DIOS prometido, tanto como acontecimiento personal, o como recuerdo
histórico del Niño-DIOS.
… estar atentos a los que buscan hacer desaparecer la
alegría de los corazones de las personas… Nos protegeremos de los agentes
invasores de nuestra interioridad, si acertamos, de verdad, a situar la fuente
de la alegría.
Es posible que podamos acortar distancias hacia la identidad
de un DIOS esencialmente alegre, si recordamos que DIOS es la fuente de la
BIENAVENTURANZA.
Por el atributo de la bienaventuranza resulta más fácil
aceptar que DIOS es eterna alegría y fuente original de la misma para
cualquiera de sus hijos, que somos todos nosotros.
“El SEÑOR pelea por
ti, porque es un guerrero que salva” (Cf. Sf 3,17). El camino de la
restauración está precedido de una lucha, en la que el hombre ha mostrado
grandes carencias y dificultades, hasta el punto de verse DIOS mismo obligado a
tomar las riendas de esa pelea contra el mal para restaurar al hombre.
Los términos en los que el profeta describe la alegría de
DIOS: Gozo, júbilo, exaltación, bienaventuranza en grado sumo son
aproximaciones que hacemos con la Escritura para percibir algo del calor de la VIDA
y AMOR de DIOS.
“DIOS está en medio
de ti, DIOS danza por ti”. … El pueblo redimido en JESUCRISTO tendría que
reconocer todo esto a cada instante, y manifestarlo de manera pública: “Regocíjate, hija de Sión; grita de
júbilo, Israel” (Sf 3,14)
Tenemos unas Escrituras que contienen la Revelación suficiente
para que tomemos de ella los criterios oportunos. La tarea de escudriñar la Escritura no es
delegable y en ella aparece con meridiana claridad la necesidad personal y
comunitaria de la oración de alabanza como expresión diáfana de la presencia de
DIOS en medio de su Pueblo.
Al “estar con CRISTO” o estrechamente vinculados a CRISTO,
la misma vida de CRISTO corre por nuestras venas y su presencia nos llena: “os he hablado de estas cosas, para que
mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud” (Cf. Jn 15,
11)
Cuando “estamos en CRISTO”, también las cosas buenas de la
vida nos reportan alegría y es tan espiritual como aquella que pudiera provenir
de un tiempo de oración personal. Podemos cifrar la base de la alegría
cristiana en la paz interior, que ha de permanecer incluso en las situaciones
de mayor sufrimiento… :“estad siempre
alegres” (Cf. Fip 3,4); porque la vida que nos toca ahora en este mundo no es
un crecimiento de bienaventuranza permanente o de felicidad continua y ascendente; sino una trayectoria sinuosa y
surcada de desniveles que hacen
tortuoso el camino en más de una
ocasión.
“Que vuestra mesura
la conozca todo el mundo” (Cf. Flp 3,5);… Si las preocupaciones de esta
vida eclipsan la conciencia de la presencia de DIOS, dichas circunstancias
pueden con nosotros y nos engullen como tierras movedizas; pero si mantenemos
la mirada en el SEÑOR atravesaremos los parajes inhóspitos con cierto sosiego.
Además, el apóstol reitera la “cercanía del SEÑOR”.
“En toda ocasión, las
oraciones y súplicas con acción de gracias sean presentadas a DIOS. Y la paz de
DIOS, que sobrepasa todo juicio custodiará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en CRISTO JESÚS” (Cf. Flp 3,6-7 ) … Ahora, en esta fase de la
vida nos corresponde mantener en todo momento la llama del deseo espiritual por
estar en la presencia del SEÑOR. No sólo el corazón debe permanecer en el
SEÑOR, sino también los pensamientos deben conformar los modos de ver las cosas
acorde con el pensamiento del SEÑOR, y mantendremos la unión con la VID, que es
JESÚS.
Era cabal que se preguntaran si Juan no sería el Mesías,
porque su persona y actuación rompían las pautas convencionales; y ante la
cuestión, Juan contestaba sin reservas:
“No soy yo el Mesías. Detrás de mí viene uno que es mucho más fuerte que yo, al
que no soy digno de desatar la correa de su sandalia. Ese os bautizará con
ESPÍRITU SANTO y fuego” (Cf. Lc 3,16).
Pero Juan como persona de su tiempo, en el que discurrían las
más variadas versiones apocalípticas sobre el Mesías y el liderazgo de éste a
ejercer en el Pueblo de Israel, entiende que habrá una gran purificación y aquellos que estén bien dispuestos
formarán parte del nuevo Israel y los demás serán trágicamente excluidos.
Ahora en tiempo de
Adviento, las palabras de Juan nos devuelven a la realidad de nuestras vidas
que precisan ajustarse desde el punto de vista ético para presentar un corazón
bien dispuesto al “SEÑOR que está a la puerta y llama” (Cf. Ap 3,20).
Ajustar la conducta
es una consecuencia inmediata del reconocimiento de las propias faltas, y
san Lucas recoge algunos aspectos de la predicación de Juan. Es necesario compartir lo que tenemos,
pues los bienes que DIOS nos ofrece no son de propiedad absoluta: “el que tenga
dos túnicas que de una, y el que tenga comida reparta con el que no tiene” (Cf.
Lc 3,11). Las dos necesidades básicas, la comida y el vestido, representan al
mismo tiempo otras necesidades que afectan al conjunto de las personas… Hay que
pagar impuestos, y en las sociedades modernas no ofrece discusión, pero tanto
antes como ahora se pide que los recaudadores sean equilibrados en sus cargas
impositivas.
Juan el Bautista
advierte de los abusos, que originaban verdaderas ruinas para muchas personas, convirtiéndolas
de propietarios de tierras en esclavos de otros a causa de la pérdida de las mismas por la
eventualidad de sequías y malas cosechas. Juan
llama a la conciencia de los recaudadores, para que no perviertan su
oficio.
Juan Bautista amonesta a los soldados para que se ajusten a
la paga por el ejercicio de sus funciones. Esta breve casuística es aplicable a
cualquier época y situación…. “El SEÑOR
ya llega, le acompaña su salario y su recompensa lo precede” (Cf. Is 40,10)
https://proyectocristiano.wordpress.com/2018/12/13/3-domingo-de-adviento/