José Luís Nunes Martins
El amor fortalece. No hay vacío en el corazón que no llene el amor. Amar es el bien en acción. Anima el interior y lanza luz sobre las tinieblas interiores, permitiendo que se distinga la verdad de error. Nos hace fuertes porque nos orienta y revela en nosotros la valentía que creíamos no tener, a fin de que podamos afrontar el sufrimiento sin perdernos el sentido de la existencia.
El amor da. Se da. Nos hace dar al otro aquello que somos. El amor permite que nos liberemos de nosotros mismos y nos lancemos al mundo, como una flor que exhala su perfume, sin distinguir a quien lo merece de quien no es digno de él. Amar es lo que somos de más íntimo. El amor es el contraveneno del egoísmo que nos mata, es una elección que se hace y nos libera de los apetitos y deseos de nosotros mismos.
El amor perdona. Amar es la forma excelente de dar. Por eso, sólo perdona quien es rico. El que es fuerte hasta el punto de ser capaz de colocar el bien por encima de sí mismo. El error del otro nunca pude sobreponerse a nuestra voluntad de paz. El que dice perdonar, pero no olvida, todavía no ha perdonado. Porque en su corazón aún no hay paz.
El amor no devora. No consume ni se consume. No busca conquistar ni destruir, quiere lo mejor para el otro y quiere que el otro sea mejor. No busca ser el primero, por eso el otro no es una amenaza, sino un premio. El amor es una atención constante a las necesidades del otro y procura , por todos los medios, protegerlo y promover su felicidad.
El amor es pobre y humilde. Quien ama sabe que el fruto no nos pertenece. Amar es también salir de la insensatez de acumular para sí mismo, con la ilusión de que amontonando cosas estamos asegurando un futuro que, al final, más que no pertenecernos, está fuera de nuestro control. Miserables son los que no aman, todos cuantos se creen el centro del mundo.
El amor espera. El amor cree y es capaz de soportar todo. Porque en nuestra fragilidad y dependencia reconocemos que no somos autosuficientes. Somos parte de algo mayor, que esperamos, incluso cuando no comprendemos. Confiar que el amor es mucho mayor que mi corazón es colocarme en la cima de mí, muy cerca del cielo.
El amor construye. Amar es actuar y salir de la muerte de los días sin sentido, arriesgarse en las tierras de los temores, tremendo, pero no dejando de avanzar, paso a paso, más allá del mundo donde todo es pasajero. Amar no es fallar, es construir. Sin obras, el amor no sale de la muerte.
Amar es mantener firmeza en un mar de incertidumbres.
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