José Luís Nunes Martins
La soledad forma parte de cualquier vida humana. No importa con cuantos amigos y conocidos nos relacionamos. Seremos siempre nosotros, porque somos sensibles y tenemos conciencia.
Por más que creamos que hay alguien con quien podemos estar en total sintonía, eso es muy poco probable. Es cierto que, en el fondo de cada uno de nosotros, somos más iguales que diferentes, pero después, oscureciendo esa brizna de luz, hay un conjunto grande de capas que nos vuelven muy desafinados, resultado de diferentes caminos, recuerdos, pesadillas y sueños., creencias, dudas, certezas, fe y miedos.
Todos somos iguales, pero solo en lo más hondo de cada uno.
Cuando compartimos el mismo espacio durante mucho tiempo con alguien acabamos dialogando con nosotros mismos, encontrando con facilidad lo que nos distingue de los otros. Sin que nos creamos mejores o peores, solo auténticos.
Desde aquí podemos lanzarnos a los otros, estableciendo lazos más puros con los que nos rodean, porque no tenemos ilusiones, ni respecto de lo que somos, ni de lo que pueden ser los otros.
La bondad surge a partir de una cierta soledad. Se enraíza en una profundidad mayor de lo normal. Pero, es necesario que consigamos encontrar el equilibrio en nosotros antes de ofrecernos a ayudar a equilibrar a alguien.
Amar es darse. Pero solo si se da a quien se encuentra. Quien descubre la riqueza de ser quien es, por más humilde que pueda parecer a los ojos de los demás.
Hay quien, sin creer en Él, encuentra a Dios. Y quien, buscándolo con fe, no sienta sino una enorme oscuridad, un vacío sin sentido… La existencia de cada uno de nosotros es una larga peregrinación en busca de algo que nos sobrepasa, pero nos envuelve. Algo que nos indica caminos, pero nos deja libres. Algo que nos crea, pero como creadores de nosotros mismos.
¿Es mejor estar solo o asumir compromisos con falsas comunidades?
La soledad es tal vez un precio previo que se debe pagar a fin de mantenernos en una perspectiva verdadera sobre a quién podemos y debemos desear tener cerca.
Los tiempos de disponer de mucho tiempo nos invitan a descubrir las capas que en nosotros, cual vitrales, tiñen el rayo de luz que a todos nos da la vida. Brillando y admirando el brillo de los otros.
https://agencia.ecclesia.pt/…/a-solidao-de-estar-com-quem-…/
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