José Luís Nunes Martins
Damos la palabra, escuchando, a aquellos que nos pueden dar
más delo que tenemos. Algunas veces, se da la palabra a quien solo queremos
conocer su interior o su valor.
Las palabras nos dicen y tienen la fuerza de lo que somos.
Lo que alguien íntegro dice es siempre más bello que el discurso de un hipócrita.
Una persona sin palabra es una persona vacía, deshonesta y
peligrosa. Y no tener voz de esta forma es peor que perder el voto en cualquier
materia. Es dejar de valer.
Cada uno de nosotros tiene un nombre, único. Saberlo y
utilizarlo significa un grado de intimidad que ya es relación. Saber el nombre
de alguien es reconocerlo, y darle presencia. Sin embargo, la fuerza de un
nombre no está en las letras que lo componen, sino en la persona a la que
remiten., en aquella persona para quien nos remiten.
Ser auténtico pasa por no caer en la tentación de crear
falsas apariencias. Mentir es más que faltar a la verdad, es hacer ruido y
crear confusión.
El silencio no es un vacío de palabras, es la ausencia de
ego. Nunca hay paz dentro ni cerca de alguien que se cree el centro del mundo.
La verdad ilumina, incluso cuando es dura. Sin embargo, hay
quien prefiere andar ciego.
En un tiempo donde reina la mentira, decir la verdad es una
elección tanto arriesgada como heroica, porque no todos están dispuestos a
escucharla. Al final, pocos hombres son aquello que debían ser, y algunos de esos
detestan ser confrontados con la verdad acerca de sí mismos.
La vida es un largo y constante diálogo interior que
mantenemos con nosotros mismos, si nos respetamos, entonces hablamos con
verdad, a los otros y a nosotros. El día que la verdad sea expulsada, por
gritar, desde dentro de nosotros, eso significa que nos rendimos a la mentira. Esclavos
de lo peor que hay en el mundo y que permitimos que reine en nosotros.
https://agencia.ecclesia.pt/.../procura-ser-alguem-de.../
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