José Luís Nunes Martins
El silencio no es cómodo para quien encuentra en el ruido
una forma de huir de sí mismo. Es raro encontrar a alguien capaz de quedar en
silencio y en paz mientras a su lado los otros hablan sin parar de todo y, por tanto,
de nada.
En una sencilla conversación entre dos personas, hay que
se siente en la obligación de llenar algún silencio, acabando casi siempre por
decir lo que, si hubiese pensado, no diría. No solo no era necesario, sino
acabó siendo peor.
Con relación a lo que importa saber del mundo y de los
otros, por más que nos esforcemos, jamás conseguiremos estar actualizados en
todo, pero el hecho de intentarlo nos hace perder una gran cantidad de nuestro
tiempo, que, de forma más sabia, podría ser invertido de forma más provechosa.
Es extraño que deseemos tanto saber unos de los otros y tan poco de nosotros
mismos.
Hoy tenemos comodidades, pero no sabemos descansar.
Tenemos casi todo, pero andamos desasosegados, tal vez porque nos falte lo más
importante.
En vez de vivir, preferimos andar ocupados si parar, sin
descansar, sin paz.
Nuestro camino habitual es un andar de urgencia en
urgencia, sin parar. Y, en el caso raro de no tenerlas… inventarnos una, o
cuantas fueren necesarias hasta que surja alguna más de forma natural.
Hay cada vez más gente con miedo al sosiego, pero el
mismo silencio que sentimos como un vacío puede ser el espacio y el tiempo de
nuestra paz.
Nos hace falta parar, apartarnos del mundo y aproximarnos
a nosotros mismos.
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