sábado, 27 de agosto de 2022

Escuchar es un gesto de amor

 

José Luís Nunes Martins


El silencio de alguien ante nuestras palabras es una clara señal de respeto y admiración. Nos da su tiempo y espacio, nos concede un pedazo de su vida. A veces, tener a alguien que me escuche es todo cuanto necesito para ayudarme de forma definitiva.

Una pregunta auténtica seguida de un silencio atento es una invitación a que una vida toque a la otra, una petición de ayuda para que el otro tome parte en lo que soy.

Hay muchos que creen que ya lo saben todo, se conforman con la pequeñez y nunca amplían su horizonte.

Por otro lado, hay otros que, con una sonrisa, no desisten de ser siempre más. Agradecidos con lo que tienen, luchan por aquello que les falta. Honran el don de su vida porque se desafían siempre a ser más.

Aprende a escuchar. Coloca el espíritu por encima de tu ego y pon tu atención en aquel que te habla, escucha sus palabras y escucha sus ideas.

Escuchar implica que oiga al otro, al mismo tiempo que escucho en lo más hondo de mí.

Al escuchar, procura comprender, no estés escuchando solo para responder.

Escucha hasta el final. No tengas prisa, a veces deja pasar un tiempo para que alguien consiga librarse de lo que le pasa o de lo que le es más íntimo… las aproximaciones y tentativas que hace no son fallos, forman parte del proceso, no las interrumpas.

Y después de escuchar, si te olvidas de hablar, pero no de tratar de comprender más a fondo lo que te ha dicho, entonces tal vez hayas encontrado uno de los caminos para la verdad.

Recuerda que es necesario mucho coraje para alguien que se dispone a escuchar y aprender. Agradécelo a quien lo hace por ti.

Los rencores y olvidos son, muchas veces, consecuencia directa de la ignorancia. Conocer al otro es medio camino para amarlo.

Da espacio y tiempo. Date. Ama, entregando al otro tu presencia y tu silencio.

Solo ama quien escucha.



 

sábado, 20 de agosto de 2022

El mal es la ausencia de ti en ti

 

José Luís Nunes Martins


Eres bueno, y tienes una cruz y solo tú puedes llevarla. Es tuya, solo tuya, tan tuya como tu vida. El cielo y la tierra son tuyos, pero también el infierno forma parte de tus horizontes.

Cada vida arrastra un dolor propio. Único. Vivir implica siempre la necesidad de estar atento a todo el mal que nos rodea…y que procura seducirnos para que seamos nosotros los que crucifiquemos a otros. En caso contrario, busca a otros para crucificarnos a nosotros.

Es un honor luchar en nombre del bien y conseguir grandes logros, pero cuidado, porque es cuando se escala la cumbre de cualquier montaña cuando el abismo queda más cerca y es mayor… podemos haber tardado años en construir algo, pero basta un instante para que en una distracción no consigamos evitar la caída y acabemos más hondo de lo que fue nuestro punto de partida.

L vida, para nuestra felicidad, no es solo este corto intervalo de tiempo durante el cual estamos presos en este espacio. Somos pasajeros aquí, solo una temporada, con una misión difícil, ero clara: luchar por el bien.

Hay en el alma un atributo divino: el poder de crear.

La creación es un acto de amor. El que llega de nuevo al mundo nace del fondo del corazón humano, y es dado al mundo a través del amor.

La destrucción resulta de un egoísmo tan grande que nos ciega ante nuestros talentos y, por eso, nos pone contra aquellos que creen en los suyos.

Los dones que tenemos nos revelan el bien que somos.

La semilla contiene en sí el árbol que ha de ser, aquella que, a su tiempo, entregará millones de semillas al futuro. Así es el amor. Trae en sí el bien de que es capaz, aunque ni siquiera pueda imaginar todos los bienes que pueden derivar del suyo…

¿Me detengo para buscar y agradecer a quién, por amor, me hizo simiente suya?



. https://agencia.ecclesia.pt/.../o-mal-e-a-ausencia-de-ti.../

lunes, 15 de agosto de 2022

Solo eres en el amor y eres de quien amas

 

José Luís Nunes Martins


No eres uno más en la orquesta. Tu vida es vivida juntamente con otros. Más que vivir, convivimos.

No hay dos familias iguales, por eso, la mayor parte de las comparaciones no son buenas, porque no tienen en cuenta lo más importante: la singularidad de cada persona que las compone. Igual sucede en el mundo del trabajo, donde cada equipo, por mayor que sea, depende mucho más de cada uno de sus miembros de lo que pueda parecer.

No hay familias felices si que tengan que invertir mucho tiempo, esfuerzo y afecto para que así sea. En cualquier familia, los lazos naturales son los menos importantes, en la medida en que la paz y la felicidad nunca son automáticas, por el contrario…si no se hiciera nada, ciertamente habrá discordia e infelicidad. Es preciso decidir, cada día, ser familia de muestra familia.

En una orquesta todos tienen una misión específica que desempeñar, ninguno está de más, y no hay más ni menos importantes. Forman un cuerpo donde la armonía significa belleza. Si cada uno cumple su papel, todos ganan de igual manera. Ninguna sinfonía puede ser interpretada por una sola persona, por más talento que tenga.

Amar es encontrar espacio para que el otro pueda ser quien es, pero nunca demasiado próximo. Y tiempo para perfeccionarse, sin dejar nunca de creer que él es capaz, por más que los fracasos se repitan.

¡Yo necesito del otro para ser yo! La soledad que no se escoge es una condena a no ser. Somos importantes y esenciales, pero nunca solo dentro de nosotros. El aislamiento involuntario nos corta el camino al bien.

¡Solo seré feliz si alguien si alguien lo llega a ser por mi causa!

Cada uno de nosotros es invitado a colocar su vida al servicio de otros, entregándose de forma más o menos profunda para que se alcancen objetivos que nadie consigue solo.

Lo mejor de mí no es para mí. El amor nos lleva al otro y permite que nos realicemos. Somos de quien amamos, porque decidimos que así es, haciendo lo que fuere necesario para que así sea.

El amor no es un gesto, es una vida entera.

 


https://agencia.ecclesia.pt/.../so-es-no-amor-e-es-de.../

lunes, 8 de agosto de 2022

La muerte de los otros es la mía


José Luís Nunes Martins


La muerte siempre nos parece lejana. No la tomamos como natural, por lo menos en nosotros mismos y en aquellos que amamos. La juzgamos como algo inevitable, pero solo en los otros, nunca para nosotros. Como si estuviéramos seguros de que en alguna parte en el futro alguna cosa sobrenatural nos confirmará que nosotros, al final, no necesitamos precisamente morir.

Tal vez por eso nos sintamos atraídos o por lo menos no aludidos cuando alguien próximo se nos muere. La persona muere y nos muere. También porque su vacío nos obliga a ver la verdad de nuestra existencia de forma menos ingenua.

Sólo se vive de forma plena cuando se integra en el corazón la certeza de que la vida en este mundo es finita. Así como tuvo un comienzo, tendrá un final. Puede ser un fin esperado, quizá de aquí a muchos años o de repente, trágico e inesperado de aquí a poco tiempo… y ni siquiera vale la pena buscar el por qué o la justicia de la hora de la muerte. Es así.

Solo el que sabe lo que es la muerte sabrá lo que es la vida. Sería bueno que todos tuviéramos tanto miedo a la muerte como a una vida mediocre. Quizá viviésemos más.

La muerte quizá sea un punto en la eternidad donde se pasa de este mundo al otro, del cual este ya forma parte, a pesar de que haya mucha gente que lo ignora.

Hay quien cree, con una fe firme y sin límite, que llegamos a la vida sin ningún sentido, a no ser el azar, y que la muerte es el fin absoluto de la persona. O sea, que no pasamos de una especie de coincidencia insignificante del universo que, todo él, no tiene ningún sentido o razón.

Pero más que comprender la vida en general, lo importante es vivir la vida que está a mi disposición. No desperdiciando el tiempo, porque el objetivo de mi vida no es morir, sino que sea feliz.



https://agencia.ecclesia.pt/.../a-morte-dos-outros-e-a.../