domingo, 16 de abril de 2023

La indecisión pesa, cansa y desgasta

 José Luís Nunes Martins


 Los éxitos y fracasos que resultan de lo que hemos ido decidiendo hacer, y de lo que hicimos o no después, constituyen nuestra identidad.

 No podemos escoger casi nada de lo que sucede, pero siempre estamos llamados a ser libres y determinar nuestra respuesta. Nunca es fácil, porque siempre conlleva cambio y correr algún riesgo.

 Hay personas que se pierden porque se quedan esperando las condiciones perfectas, otras por no querer arriesgar y acabar paralizadas frente a las posibilidades que tiene delante, y aún aquellas que se mueven mucho, pero parece que están dando vueltas en círculo por no querer arriesgar una salida… Todas ellas, en su indecisión, están destruyendo tiempo y vida.

 Es muy importante que pensemos bien las opciones que se presentan. Es importante que creemos hipótesis e inventemos nuevos caminos, pero llega siempre el momento de decidir y, después, el otro, aún más importante: el de actuar.

 Hay mucha gente que le gusta que la vida le sea servida, que frente a cualquier exigencia no sabe sino esperar que la cuestión se disuelva o se resuelva por sí misma, y cree  

además que así queda exenta de la responsabilidad de los resultados que vienen a continuación. Pero no. Son tan culpables de las tragedias que suceden a raíz de sus indecisiones como alguien que no hace nada mientras observa a una persona que se está ahogando.  Son asesinos con la manía de inocencia.

 No debo condenarme por un fracaso que no fui capaz de prever. Incluso porque después de cada fracaso es tiempo de decidir qué hacer en relación a él de cara al futuro.

 ¡La indecisión pesa, cansa, desgasta y es inútil. Porque no tiene después… es para siempre, no se puede revertir!

 


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