José Luís Nunes Martins
Caminar hacia la luz siempre será un camino seguro.
Quien vuelve la espalda a la luz seguirá siempre a su propia sombra, rumbo a la
mayor de las oscuridades.
¿Pero qué luz es esta que debemos buscar? Aquella que
nos permite ver mejor lo que son las personas y las cosas más allá de su
apariencia. La verdad ilumina. En la sombra, las obras de un santo no se
distinguen de las de un malvado. Es la luz que permite ver, porque sin ella,
aunque los ojos estén en perfectas condiciones y las cosas delante de ellos…nada
se verá.
¿Quién huye de la luz sino aquellos que se avergüenzan
de lo que son? La verdad revela los defectos con la misma nitidez que celebra las
perfecciones. Son los que no tienen fe en sí mismos, ni busca más de lo inmediato,
se permite no ver aquello en que puede ser mejor. Quien se empeña en corregir
las incorrecciones que la luz de la verdad le muestra está en el buen camino.
Entre tu y la luz habrá siempre obstáculos que,
robándote la luz, derramará sobre ti su sombra. No te desanimes, porque una
gran sombra es una señal clara de una gran luz.
Cuidado de no dejarte engañar por los brillos que son
solo reflejos de una luz que no es suya ni está allí, está en el lado opuesto.
¿Subir o descender? Es en lo alto de la montaña donde se
está más cerca del cielo. Quien se eleva se perfecciona. Muchos son los
sacrificios que se piden a los que suben. A veces, el suelo, de tan empinado
que parece una pared que nos aconseja volver atrás.
El camino de cada uno de nosotros se construye a cada
paso, no existe antes de que nosotros lo hagamos. Todos los caminos que
decidimos no crear no existen en la realidad, solo en los sueños de quien no
los crea.
Ser libre es solo eso: cumplir el deber de hacer el camino.
En los días en que no andamos para adelante, no vivimos…solo demoramos.
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