sábado, 1 de junio de 2024

La vida nace del amor

José Luís Nunes Martins

Si el amor no genera vida, no es amor. Vida capaz de transmitir alegría a parir de lo más intimo del alma. Vida capaz de sanar las heridas más grandes y los sufrimientos más profundos.


El amor no funciona a dos. O los que se quieren se abren al cielo, o entonces nunca se amaron. El amor o se abre o muere.


Nuestra existencia resulta del amor. La criatura que somos es llamada a ser creadora, amando y dando más vida, de todas las formas, desde una simple alegría a quien está triste, pasando por la presencia junto a quien , de otra forma, lloraría desamparado, incluso a compromisos mayores que nuestra propia existencia individual.


El amor se alimenta de la confianza. Cuando amamos a alguien no podemos obligarlo a aceptar nuestro amor. Ese reconocimiento y acogimiento solo puede suceder como un acto libre. El amor solo puede ser ofrecido, no impuesto.


¡Reconocer que soy amado es un acto de amor! Pero amar con verdad implica una confianza aun mayor. Supone que yo vaya al encuentro de otro, que lo escuche con atención y atienda a sus necesidades, dándome. Y todo esto sin ninguna garantía de ser reconocido o valorado.


Hoy, en un mundo en que somos más dados a dudar que a confiar, la preocupación más común es la de buscar pruebas de que somos amados. Al contrario, son pocos los que se arriesgan a amar, entregándose a alguien que puede, de forma libre, no aceptarlos.


El amor es una voluntad de vida, es lo que hace a la vida querer vivir, prosperar y multiplicarse aun en las circunstancias más adversas. El amor es una forma de inmortalidad que se eterniza por encima de quien lo escoge y de quien es bendecido por él. 


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