Estos días plagados de fiestas son un tanto contradictorios,
celebramos la venida del mismo Dios al mundo, en las condiciones más humildes,
como un verdadero sin techo de nuestros días, y la mayoría de la gente lo
celebra disfrutando, de vacaciones si tienen esa suerte. Total, que los sin
techo siguen siendo marginados en estas fiestas.
Por eso se me ocurre que la mejor manera de celebrar estas
fiestas, y más cristianamente, sería preocupándose de que nadie estuviera solo,
cada uno en la medida de sus posibilidades. Y no quiero que suene a crítica
generalizada, empiezo por decírmelo a mi
mismo.
Pero no todo es como al principio digo, hay muchas personas
que piensan en los sin techo y personas necesitadas. Este año llama la atención
la movilización que ha habido y sigue habiendo para conseguir donativos a favor
de los más castigados por la crisis.
Los voluntarios y todos los que participan en el Programa Diocesano
de Personas sin Hogar, estamos muy contentos con el vecindario, porque se dan
cuenta de que estamos ahí, de quienes están ahí, y alivian el escaso
presupuesto que tenemos para la compra diaria de café y bollería. A veces
acuden personas que no han desayunado, o quizá sin comer un día entero, y
agradecen el cafelito caliente que les ofrecemos. Incluso hemos recibido un
donativo extraordinario, y de manera totalmente
anónima.
También son numerosas las personas que se acercan para
preguntarnos si recogemos ropa, o cómo pueden contribuir con Cáritas, o al
revés, cómo pueden recibir ayuda de Cáritas; entonces les informamos de lo que
tienen que hacer o a donde tienen que ir. No me había dado cuenta tan
claramente como ahora que estoy escribiendo estas cosas de que nos hemos convertido
también en un punto de información muy estratégico, ya que estamos en el centro
de la ciudad, al lado del Ayuntamiento.
Y ya que menciono el Ayuntamiento quiero comentar algo que
sirve para mejorar la imagen de las personas sin hogar. Recién mudados a esta
oficina, alguien escucho de labios de algunos concejales o funcionarios del Ayuntamiento
unas palabras muy duras. “vaya la que nos ha caído”…y otras palabras que no
recuerdo bien, pero que dejaban ver que no les gustaba ver por allí a estas
personas. Jamás, en los dos años que llevamos, ha habido una sola queja, y en
una ocasión hemos recibido la visita de la concejala de Asuntos Sociales, con
la promesa de que se repetiría, y nuestras relaciones con el Ayuntamiento son
muy fluidas y buenas.
Como puede apreciarse el espíritu de la Navidad está muy
vivo, gracias a Dios, y merece la pena celebrar estas fiestas, hacen aflorar
los mejores sentimientos de las personas, aunque haya muchas que sufran por
distintos motivos. Yo, hace años era de los que padecían la Navidad, pero me di
cuenta de que era por culpa mía y hoy me gusta especialmente esta fiesta, celebramos
en Nacimiento de Dios mismo, nos volcamos en que todo el mundo disfrute de esta
alegría de mil maneras, parece como si hiciéramos real el Reino de Dios, reino
de Paz, de Justicia, de Amor y Verdad.