domingo, 13 de septiembre de 2015

La trampa de la identidad

(Por su enorme interés y actualidad, en medio de unas elecciones 'plebiscitarias' en nuestro desgraciado país, que parece que no soporta por mucho tiempo las épocas de bonanza...)


Mia Couto, in 'E Se Obama Fosse Africano?' 

La más peligrosa trampa es aquella que tiene la apariencia de una herramienta de emancipación. Una de esas celadas es la idea de que nosotros, seres humanos, poseemos una identidad esencial: somos lo que somos porque estamos genéticamente programados. Ser mujer, hombre, blanco, negro, viejo o niño, ser enfermo o infeliz, todo eso surge como condición inscrita en el ADN. Esas categorías parecen provenir solo de la naturaleza. Nuestra existencia resultaría, así, sólo de una lectura de un código de bases y nucleótidos.

Esta biologización de la identidad es una capciosa trampa. Simone de Beauvoir dice: la verdadera naturaleza humana es no tener naturaleza humana. Con eso ella combatía la idea estereotipada de la identidad. Aquello que somos no es el mero cumplimiento de un destino programado en los cromosomas, sino la reilación de un ser que se construye en intercambios con los otros y con la realidad envolvente.

La inmensa felicidad que la escritura me dio fue la de poder viajar entre las categorías existenciales. En realidad, de poco vale la lectura si no nos hiciese cambiar de vida. De poco vale escribir o leer si no nos dejamos disolver por otras identidades y no despertamos en otros cuerpos, otras voces.

La cuestión no es sólo de dominio de técnicas de interpretación del alfabeto. Se trata, sí, de poseer instrumentos para que seamos más felices. Y el secreto es estar disponible para que otras lógicas nos habiten, es que visitemos y ser visitados por otras sensibilidades. Es fácil que seamos tolerantes con los que son diferentes. Es un poco más difícil que seamos solidarios con los otros. Difícil es ser otro, difícil igualmente es que seamos los otros.
http://www.citador.pt/textos/a-armadilha-da-identidade-mia-couto

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