P. Gonçalo Portocarrero de Almada
Ante un acontecimiento extraordinario, le escéptico pura y simplemente niega el hecho, mientras que le creyente -cuyo lema sería la máxima “creo, porque es absurdo”- no admite que el misterioso acontecimiento pueda ser racional. Entre estas dos actitudes extremas, que contraponen la fe a la razón, cabe una posición intermedia, que es la católica: el milagro, no obstante su carácter extraordinario, puede tener una explicación científica. La teología, por tanto, reconociendo la emergencia de lo sobrenatural y la incomprensibilidad de Dios, no se abstiene, con todo, de intentar una justificación racional – como conocimiento científico que es- de los fenómenos de origen trascendente.
¿Qué se puede decir, científica y teológicamente, sobre el milagro del sol, que aconteció en la última aparición mariana, el 13 de octubre de 1917? Hay quien niega que ocurriera algo extraordinario, a pesar del relato unánime de 50 a 70 mil testigos oculares, de todas las edades y condici0nes. Alguno de estos testimonios, como entonces publicó el Observador, fueron ahora publicados por el Engº Bernardo Motta, en su excelente trabajo sobre esta cuestión (El milagro del sol según los testimonios oculares, Lucerna 2017). También hay quien pretende que el sol bailó exactamente delante de aquella multitud. Claro que, si así hubiese sido, habría sido visto en todo el mundo en que, a esa hora, el sol era visible, ya que el astro rey no es exclusivo de aquel lugar, provincia, país o continente.
Sí, en Cova da Iría, pareció que el sol danzaba, pero en el resto del mundo no consta que se hubiese desviado de su órbita natural, se podría admitir que se trató de una alucinación colectiva. Pero esa suposición no es creíble, porque el fenómeno fue verificado también en otros lugares, principalmente en Minde, Alburitel, Sao pedro de Moel -por el poeta Alfonso Lopes Vieira- y hasta Leiria.
Que toda aquella multitud hubiese tenido una visión simultánea, a pesar de sus diferentes actitudes -había creyentes, pero también incrédulos y ateos- y diversas localidades, tampoco parece razonable: fenómenos místicos de esta naturaleza no son experimentales por una multitud tan grande y variada.
Queda la explicación científica de este fenómeno extraordinario. El profesor Gonçalo Xavier de Almeida Garrett, testigo ocular del milagro y profesor catedrático de la Universidad de Coimbra, fue el primero en proponer una interpretación meteorológica para 'la danza del sol'. Pero fue el profesor Diogo Pacheco de Amorim quien formuló la hipótesis de que aquel hecho óptico pudiera haber sido consecuencia de una lente de aire. Este es también el parecer del científico y teólogo Padre Stanley Jaki , doctorado en teología sistemática por el Instituto Pontificio de San Anselmo, en Roma, y en física, por la Universidad de Fordham, en Nova Iorque; galardonado con los premios Lecomte du Nouy, en 1970; y Templeton, en 1987. Es autor de 'God and the Sun at Fátima’ (Port Huron, Michigan 1999, Real View Books), una extensa investigación de cerca de 400 páginas sobre el milagro del Sol; ‘The Sun’s miracle or of something else’ (Port Huron, Michigan 2000, Real View Books, 32 págs.); y todavía el artículo sobre el ‘Milagre do sol’, na notável ‘Enciclopédia de Fátima’ (Principia, Estoril 2007, págs. 355-358).
Según Jaki, “la explicación está en el hecho de dos corrientes de viento que se encuentran en un ángulo podrían hacer que una masa de aire entre en movimiento rotativo. En el caso de que haya una inversión de temperatura, esa masa no solo rotará sino que también será empujada hacia arriba y hacia abajo, y muy probablemente siguiendo una órbita elíptica. El tamaño de tal lente de aire puede variar entre pocos metros y 30 0 más metros. Sí, dijo además, si se llena de partículas de hielo, puede fragmentar la luz del sol en varias, o por lo menos algunas, colores del arco iris, tal como fue observado en Fátima. Un fenómeno semejante ocurre cuando la formación de tornados”.
Tal vez algunos creyentes queden decepcionados con esta explicación científica de lo que sucedió en Cova da Iria en el día 13 de octubre de 1917, pero peor sería si el milagro supusiera una imposibilidad física, en cuyo caso no sería posible su comprensión racional. Pero la fe, aunque sobrepasa la razón, no la contradice: nunca lo sobrenatural es absurdo. Como decía Chesterton, “lo sobrenatural es natural”. “Si consideramos que aquello que fue observado en aquel día memorable en Cova da Iria -explica Jeki- fue una lente de aire, tendremos a mano la posibilidad de encararlo como un milagro físico sin ninguna imposibilidad evidente. Entre las imposibilidades estaría un cambio súbito de la posición del sol, para no hablar ya de su aproximación a la superficie terrestre.
¿Quiere esto decir que, al final, no hubo milagro alguno en la última aparición mariana en Cova da Iria?! Claro que hubo, como pedirá Lucía el 13 de julio, para que todos creyesen en las apariciones, y que la Señora más brillante que el sol se comprometió para su última aparición. Como aclara Jaki, un científico que es también un hombre de fe -dos atributos que no solo no se contradicen sino que se complementan- “el carácter milagroso de esa lente de aire debe ser entendido en la formación que se creó sobre Cova da Iria y en la previsión del momento hecha por Lucía meses antes, así como el hecho de que la lente de aire, siendo tan frágil, se hubiera mantenido durante más o menos 15 minutos después de describir dos o tres recorridos elípticos en dirección a la tierra. La explicación del acontecimiento por medio de una lente de aire da cuenta, de forma satisfactoria, de un complejo cúmulo de sucesos que son milagrosas en la medida en que son imprevisibles y muy raras”.
¡En ningún caso la vidente, o cualquier otra persona, podría producir artificialmente aquel acontecimiento, ni siquiera preverlo, con noventa días de anticipación, el día y la hora exactos en que tan raro y anómalo fenómeno meteorológico iba a ocurrir, precisamente en Cova da Iria! ¡Además, fue porque era público y notorio que ocurriría un milagro, por lo que acudirían entre 50 y 70 mil personas! La madre de Lucía, temiendo que nada de extraordinario sucediese y peligrase la vida de su hija, la acompañó. ¡Que la vidente tenía previsto y anunciado, con tres meses de anticipación, lo que todos, creyentes e incrédulos,verían, es, de hecho, un gran milagro!
Dios, al crear el mundo, lo dotó de leyes, que son la partitura que explica, científicamente, la armonía universal. Pero, como no se ha agotado su divina inspiración, de vez en cuando nos sorprende con un imprevisto que, sin contradecir las leyes de la naturaleza, desafía nuestra razón y nos interpela. ¿No será esto, al final, el milagro?
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