José Luís Nunes Martins
¿Qué le
sucederá mañana a quien no tiene tiempo para digerir las pérdidas de hoy?
El mundo
parece cada vez más indiferente a las angustias personales. Como si no formaran
parte de la vida o fuesen una señal de que no sabemos vivir. Somos invitados a
compartir con los otros solo nuestros éxitos, porque nadie quiere saber de las
desgracias, mucho menos las ajenas.
No tenemos
tiempo para nada. Pasamos el día ocupados, pero, por más que hagamos, aún queda
siempre mucho por hacer. Trabajamos mucho, pero la verdad es que parece que no
hacemos nada. No somos máquinas, y cuanto más intentamos serlo, más lejos estamos
de la perfección.
Entonces,
cuando la soledad nos atrapa, no nos queda sino cerrar la puerta y, ahí, lejos
del mundo, nos susurramos las verdades que callamos durante el resto del
tiempo.
Pero no tarda
en aparecer la idea de las obligaciones que nos quedan por cumplir, que nos
esclavizan a cambio de dar una cierta sensación de utilidad a nuestra vida.
La pérdida deja
marcas permanentes, y no solo en el caso de la muerte de alguien cercano. El
desempleo involuntario, la traición de alguien que creíamos leal, la desilusión
por una promesa que hicimos y no conseguimos cumplir, una oportunidad que no
aprovechamos o las enormes cantidades de tiempo que desperdiciamos sin darnos
cuenta.
Todas las pérdidas
dejan cicatrices mucho más profundas de lo que creemos, porque sin tiempo para
hacer el luto intentamos curar la herida solo escondiéndola.
Vale la pena
asumir nuestros fracasos. Incluso corriendo el peligro de hacerlo ante personas
equivocadas. Al final, lo que más importa es que seamos capaces de ser verdaderos
con nosotros mismos, si no asaremos la vida mintiendo a los otros tal como lo
hacemos con nosotros mismos.
Quien ha
perdido necesita hacer luto. Necesita hablar y ser escuchado, sin condiciones,
sin voluntad ninguna de oír… sólo necesita compartir y librarse del dolor, así
haya alguien dispuesto a escucharlo.
El silencio es
una de las formas más sublimes de expresar el amor.
La presencia
es una de las formas más bellas del amor
Elija yo estar
presente y ofrecer mi tiempo a quien necesita de mí.
https://agencia.ecclesia.pt/.../andamos-a-chorar-a-pressa/
Efectivamente, necesitamos tiempo para el luto. Es imprescindible sentir el dolor de esa mala experiencia, reflexionar sosegadamente, cuando estemos preparados para ello y discernir con todas las consecuencias con que parte de esa experiencia nos quedamos. El dolor de la tradición por ejemplo, guardamos ese rencor dentro de nuestro corazón, perdonamos y si es posible volvemos a darle otra oportunidad, perdonamos pero no olvidamos, olvidamos o no perdonamos...
ResponderEliminarEn cualquier situación adversa es fundamental, como bien explicas, el luto, tiempo para introducirnos en lo más profundo de nuestro ser y dejar sin vacilaciones todos esos sentimientos.