José Luís Nunes Martins
Pasamos el tiempo
hablando dentro de nosotros, llegando al punto algunas veces de cansarnos de
tanto tener que escucharnos. Preguntamos, reclamamos, fantaseamos, distorsionamos
la realidad, nos defendemos de todo. Otras veces, nos atacamos como si fuésemos
nuestros enemigos más implacables. Todo esto sin abrir la boca o los oídos al
sonido más pequeño.
Pero cuando somos
capaces de parar y callarnos, de cerrar los ojos interiores y experimentar una
especie de desierto íntimo, solo ahí la verdad nos susurra… como si estuviese
allí mismo, desde siempre, a la espera de que le prestásemos atención.
Nuestro interior
es un territorio enorme, tan grande que a veces nos perdemos entre la
vegetación de nuestras ideas.
No debemos creer
en todo lo que pensamos. Tenemos que morir con muchas más dudas y vacíos de conocimiento
que certezas. Con más engaños que convicciones verdaderas.
No dejes que tus
ideas te distraigan y desvíen de la vida que puedes y debes vivir.
Solo es feliz
quien existe, el que vive más allá de las intenciones, quien se arriesga a
cambiar lo cierto por lo inseguro. Quien no se consuela con más o menos. Hay,
pues, un tiempo para pensar y un tiempo de actuar. ¡Al final, o se piensa o se
existe!
Si no consigues
mantener tu pensamiento en silencio, entonces sueña, que siempre es bastante mejor…
siempre que después trates de recordar, de salir de la comodidad de la almohada
y luchar por tus utopías, por los caminos accidentados de la vida.
Hay quien por
imaginar grandes obras, deja de cumplir hasta sus obligaciones más simples.
Descansa y
aguarda con paciencia hasta que consigas escuchar el silencio de la brisa que
hace brotar la vida en tu interior. Abstráete de todo lo demás y concéntrate en
el sonido de tu respiración. Del aire que te llega y de aquel que sale de ti.
No te apresures, que,
por más que se demore, habrá valido la pena.
https://agencia.ecclesia.pt/.../deixa-de-falar-e-escuta-te/