José Luís Nunes Martins
Es en el corazón donde se siente la felicidad y es ahí donde
más duele la soledad. Una herida siempre abierta que siente todo con gran
intensidad, llegando a hacernos llorar de alegría, de tristeza y también,
muchas veces, sin un por qué. Cuando amamos, el espacio y el tiempo se sienten como
cosas aún más concretas que las piedras.
Es posible que amemos sin que a quien amamos sepa de nuestro
amor. Tal vez hasta sea verdad que solo ama quien es amado, incluso sin saber
quien lo ama ni cuánto lo quiere tan feliz.
Sin amor, nadie es feliz, pero por causa de él, cada corazón
tiene en sí el cielo el infierno. Tal vez nuestra vida sea una historia de amor
del primero a último día, pasando por todo tipo de paisajes. Los tiempos no
aproximan o apartan, pero nada podemos ante lo que nos une a los que amamos.
Es el amor que alimentamos por alguien el que hace siempre
presente nuestra vida. Así también, cada uno de nosotros habita en el corazón
de quien nos ama, aunque nos creamos solos y abandonados.
Hay corazones enfermos, o porque no se creen capaces de abrazar
el dolor de amar, o por no comprender como es posible amar sin sentirse amado…
la existencia plena implica el sufrimiento inevitable que conlleva el que somos
vida y vida en abundancia.
El que no ama, no vive. No hay mayor infelicidad que la de
quien no ama.
Ser solo es no ser.
El amor es un árbol con dos raíces, una en el corazón de
quien ama y otra en el de quien es amado. Y así es, incluso cuando quien es amado
considera que nadie le desea el menor bien.
Ama, deja que la voluntad que la vida tiene por sí misma
haga brotar en ti las más bellas flores y frutos. Vida en ti, vida para los
otros a través de ti.
https://agencia.ecclesia.pt/.../sem-amor-o-teu-coracao-e.../
Gran verdad. Excelente artículo como siempre
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