domingo, 30 de enero de 2022

Soy culpable del bien que no hago

 

José Luís Nunes Martins


  No culpar a los otros es un excelente principio de vida, aun en los momentos en que nos sentimos inocentes de los males que se abaten sobre nosotros. Nunca tenemos derecho de culpar a nadie. Tal vez ni a nosotros mismos.

 Debemos perfeccionarnos tanto como sea posible, tratando de superar nuestras faltas, pero sin detenernos en ellas, sin perder tiempo escarbando en el hoyo. El camino se hace andando hacia adelante, no quedándose en el mismo sitio dando vueltas.

 ¿Si ninguno de nosotros es perfecto, será culpable de eso mismo? ¿Y cuando yerro, fruto de alguna fragilidad mía, fui yo o la flaqueza que también soy yo?

 No niegues tus culpas, asúmelas. El mundo está lleno de gente que quiere aparentar ser perfecta a los ojos de los otros. Sería tan bueno vivir donde todos mostrásemos quien somos sin sentirnos ni más ni menos que nadie, solo auténticos y, por eso mismo, únicos y valiosos.

 Soy culpable del mal que elijo hacer, aunque no sea responsable de las tentaciones que me seducen a hacerlo

 Soy culpable del bien que no hago, porque es mi deber ser bueno, incluso cuando eso no me es agradable.

 Aunque tenga sentimiento de culpa, nunca ella es el destino final. El inicio de mi redención está en el reconocimiento de mis culpas, o, por lo menos, de las que soy capaz de reconocer. En cuanto a las otras, lo mejor es no perdernos en intentar encontrarlas en nosotros y menos en los otros.



https://agencia.ecclesia.pt/.../sou-culpado-do-bem-que.../

 

sábado, 22 de enero de 2022

A un lado de la calle, una fiesta, al otro, un velatorio

 José Luís Nunes Martin


 En medio de la noche, resuelves salir a la calle y caminar un poco. A medida que caminas solo entre tantas casas donde las soledades suelen vivir unas encima de las otras, escuchas algo inesperado…

 De uno de los lados de la calle te llegan los sonidos de una fiesta, la alegría y la distracción se expanden en la noche y te tocan… pero sigues adelante, porque, en verdad, la vida es algo mucho más profundo que la música, sonrisas y simples conversaciones.

Miras hacia el otro lado, porque percibes una luz extraña. En una casa al lado, hay velas encendidas sobre un cuerpo que otros velan y se despiden. Miras al suelo y sigues adelante, porque, en verdad, la vida es algo más elevado que el silencio, la tristeza y las despedidas.

 Más adelante, del lado donde había una fiesta hay otro velatorio. Del otro lado, una fiesta… extraña noche y extraña calle esta.

 ¿Que llevas en el corazón de aquellos de quien ya tuviste que despedirte? ¿El bien que hicieron y nos dieron?

 De los otros, de los que no amaron y no dieron nada, nada queda. Y, de los que nos amaron, solo queda el bien.

 El mal pasa porque desea solo el instante. El bien, ese permanece, porque es de él la eternidad.

 El mal no queda y el bien no se pierde.



 

 

sábado, 15 de enero de 2022

¿Quién quiere verdaderamente saber de ti?

 

José Luís Nunes Martins


 A veces contamos nuestras historias, en sus versiones más detalladas y largas, los peligros que pasmos y las adversidades que superamos, pero quien nos oye casi nunca está muy interesado, o, al menos, no lo está tanto en escucharnos como nosotros en contárselas

 La verdad es que no podemos exigir que los otros quieran saber de nosotros, que se animen con nuestros éxitos tanto como nosotros, o, que se angustien tanto como nosotros por tristezas de nuestra vida. Siempre tendremos nosotros más necesidad de contar que ellos de escuchar.

 Son pocos los que forman parte de mi vida. Mi vida se cruza con la de millares de personas, pero ¿cuántas quieren saber de mí? Tal vez tres, o tal vez un poco más… siete, al máximo.

 El que quiere saber de nosotros, en verdad, no quiere saber detalles de mis historias. Cuida solo de saber si estamos bien, para que pueda quedarse tranquilo.

 ¿Cuántos son los que se alegran con mi alegría? ¿Para cuántos mi tristeza es razón suficiente para que consigan sonreír verdaderamente?

 Puedo escuchar y saber la vida de millares de personas, pero solo unas pocas son verdaderamente importantes para mí. Tal vez tres, o tal vez un poco más … siete como máximo.

 Es muy importante que yo tenga valor de decirles que mi corazón también es de ellas, late por ellas y para ellas.

 ¿Y tú? ¿Tienes más de siete personas en tu corazón?

 ¿Y esas personas te tienen en el suyo?

 ¿No será que no estás en el corazón de alguien que no está en el tuyo?

 


https://agencia.ecclesia.pt/.../quem-quer-mesm-saber-de-ti/

 

 

sábado, 8 de enero de 2022

Tú solo eres tú cuando nadie está mirando

 

José Luís Nunes Martins


 Necesitamos de los otros para desarrollar nuestros talentos. Necesitamos de los otros para no estar, si sentirnos, solos. Necesitamos de los otros para, junto con ellos, encontrar respuestas a los problemas, misterios y adversidades de la vida.

 Si los otros son esenciales para llegar a ser quienes podemos llegar a ser, también es verdad que solo podemos comprender quien somos cuando nadie estuviera mirándonos.

 ¿Cuántas personas solo hacen el bien buscando el aplauso interior de quien las ve?

 Es en esos momentos en que estamos solos y nadie pude saber lo que estamos haciendo cuando somos realmente libres y cuando la verdad que se nos manifiesta casi nos asusta.

 ¡No te preocúpelo que piensan los demás, incluso porque solo raras veces ellos son quienes creen que son! ¡Ni saben la verdad de sí mismos!

 Un problema de la opinión de los otros sobre nosotros es que puede influir en nuestra opinión sobre quien somos. Pero no podemos dar mucho crédito a las palabras de quien no nos conoce bien ni, en verdad, se preocupa de nosotros.

 Poco importa lo que piensen de ti. Importa lo que eres. Así, además, cada uno de nosotros debe asumir la responsabilidad de juzgar por sí mismo, evitando al máximo las opiniones, o pensamientos siquiera, sobre lo que no sabe.

 Los santos son héroes que escogieron hacer el bien sin buscar la admiración de alguien. Solo quieren ser quien puede ser mejor, aunque eso implique la pérdida de la popularidad en este mundo. Los santos y los héroes no tienen poderes especiales, solo libertad y coraje para definir su camino, por sí mismos, no mirando a los demás.

 ¡Cuando intentes ser demasiado parecido a los otros, preocúpate, porque eso no es bueno! ¡La verdad es que eres único y así debes permanecer!

 Piensa en los otros, pero piensa por ti mismo. Con humildad y sabiduría. Haz el bien que puedas, por quien pueda necesitar de ti. Pero si pudieras hacerlo sin que nadie lo sepa, mejor.

 


https://agencia.ecclesia.pt/.../tu-so-es-tu-quando.../

 

miércoles, 5 de enero de 2022

Que yo aprenda a corregirme

 

José Luís Nunes Martins


 Todos erramos. Más aún cuando juzgamos a otros.

 Nos resulta más fácil ver los errores ajenos que encontrar y asumir los nuestros. Como si mi contribución al mundo fuese la de ser juez de la vida de los otros y, con eso, ganase el derecho de tener los defectos de todos, sin tener que corregirlos. Pero juzgar a alguien así es hacerle ma.

 ¿Cómo consigues saber tanto de la vida de los otros para juzgarlos con semejante certeza?

 Es muy posible que estés viendo mal y pensando peor… es mejor fijarse primero en ti, buscar tus errores y vicios, encontrar estrategias para vencerlos y, por medio de tu ejemplo, y solo del ejemplo, inspirar a los otros a hacer lo mismo en sus vidas.

 Aprenderás a perdonarte y a perdonar. Eso mismo es muy bueno, incluso porque te dará una perspectiva mejor de la verdad de las personas. Nadie se equivoca queriendo, pues aun cuando esté actuando mal, siempre piensa estar haciendo lo mejor. Quizá la maldad sea solo una especie de ingenuidad, o una ignorancia o el fruto de una especie de complejo de superioridad, sin sentido ni fundamento.

 Quien juzga a los otros como si fuese un tribunal ambulante, suponiendo que ve sus errores y que conoce los caminos que les llevan a donde están para el bien, está, en verdad, condenándose a ser un mal juez..

 Es común juzgar nuestras acciones con las intenciones con las que las ponemos en marcha, pero juzgamos las acciones de los otros solo por lo que hacen, sin tratar de saber por qué ni para que…

 Hay muchos que, por no haber sido tratados injustamente en su vida, pasan el tiempo haciendo lo mismo a los otros… como si les hubiese sido agradable y provechosa la maldad de que fueron víctimas.

 A mí, a veces, me basta pensar que no soy diferente de aquellos que siento deseo de condenar…

 ¡Hay una paz infinita en vivir sin juzgar a nadie, que pocos aprovechan!

 Que yo aprenda a mirar lo que soy y lo que tengo hecho y encuentre formas de corregir y perdonarme. Que yo aprenda a ser justo y bueno conmigo mismo. A tener y a ser paz, en mi vida y en la vida de los otros.