José
Luís Nunes Martin
En
medio de la noche, resuelves salir a la calle y caminar un poco. A medida que
caminas solo entre tantas casas donde las soledades suelen vivir unas encima de
las otras, escuchas algo inesperado…
De
uno de los lados de la calle te llegan los sonidos de una fiesta, la alegría y
la distracción se expanden en la noche y te tocan… pero sigues adelante, porque,
en verdad, la vida es algo mucho más profundo que la música, sonrisas y simples
conversaciones.
Miras
hacia el otro lado, porque percibes una luz extraña. En una casa al lado, hay
velas encendidas sobre un cuerpo que otros velan y se despiden. Miras al suelo
y sigues adelante, porque, en verdad, la vida es algo más elevado que el
silencio, la tristeza y las despedidas.
Más
adelante, del lado donde había una fiesta hay otro velatorio. Del otro lado,
una fiesta… extraña noche y extraña calle esta.
¿Que
llevas en el corazón de aquellos de quien ya tuviste que despedirte? ¿El bien
que hicieron y nos dieron?
De
los otros, de los que no amaron y no dieron nada, nada queda. Y, de los que nos
amaron, solo queda el bien.
El
mal pasa porque desea solo el instante. El bien, ese permanece, porque es de él
la eternidad.
El
mal no queda y el bien no se pierde.
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