José Luís Nunes Martins
Cuanto tienes en
abundancia, debes compartirlo con quien tiene poco o nada. Así es con los
bienes materiales, pero también con los talentos de cada uno de nosotros. No se
trata de educación, simpatía o generosidad, es una obligación.
¡Si no tuvieras
nada, más que una palabra o una sonrisa, puedes y debes dar de tu tiempo, que
siendo de tu vida, tal vez no sea para ti!
Cuanto más pobre
seas, mayores son tus limosnas. Y si lo haces con alegría, es cierto que
ganarás el cielo.
También cada día
es una limosna que te olvidas de agradecer. Da tu vida. Date como limosna. Así
la recibiste, así la debes dar, sin juzgar a quien debes o no debes dar.. la
lluvia y el sol, los árboles y el mar tratan a todos por igual.
No seas ingrato,
no te quejes de la ingratitud de los demás. Lo más importante es la buena
acción, no la forma como es recibido o devuelto. Además, si la acción espera
algo a cambio, entonces no tiene la pureza de una buena acción. Da en secreto.
Algunos ricos
revelan su pobreza espiritual cada vez que tratan de que otros les den la limosna
de su envidia. La vanidad es sinónimo de inferioridad.
¿Qué sucedería si
todo eso que, siendo tuyo, no usas y no consideras importante? ¿Quedarías más
pobre, o más rico?
Se humilde, si
colocas tu corazón en lo más bajo, elevarás tu oración a lo más alto.
Nuestra existencia
es semejante a la del mendigo que extiende la mano a quien pasa…manteniendo la
esperanza, a pesar de tantos que pasan sin mirar siquiera. Algunos miran, otros
miran y dan, otros miran, dan y nos tocan la mano… otros más aún, miran y nos
dan la mano.
Que tu vida sea
un pedazo de amor que se realiza en acciones concretas, te hace cercano y cuida
de aquellos que tanta gente ni quiere ver.
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