José Luís Nunes Martins
Soñamos mucho y, de tanto fantasear, llegamos a creer que
nuestros caminos nunca serán agrestes ni tampoco por tierras de dolor y poca
luz.
Creemos que nuestra vida será algo semejante a unas vacaciones
de muchos años y… hacemos las maletas en nuestro corazón, preocupados solo si
hubo algún sueño que no soñábamos.
Después llegan los días de la verdad y si en algún momento
nos sentimos rebotados por la injusticia de no ser nada como imaginamos, en
otros, comprendemos que fuimos ingenuos y que andábamos saltando con los futuros
posibles como niños jugando con un balón en un juego sin reglas.
Tal vez después de muchas lágrimas llega el instante en que
desde la desilusión y en la desesperación comenzamos a pensar y a sentir que
nuestra vida, a pesar de ser lo que nunca pensábamos, de parecer muchas veces
solo una larga secuencia de desgracias puede, aún así, ser más que el tiempo y
el lugar de nuestras lamentaciones.
Hasta en los peores lugares encontrarás buenas personas.
Cuando la vida te hizo cambiar todos los planes, quedando
sin nada de lo que tenías y querías… por mal que te sientas al principio, aún así,
bastará estar atento para que comiences a conocer otros lugares y personas que
son tan maravillosas como los de tus sueños.
Después de mucho tropezar por las montañas de un día a días difícil
y de sentir ya las caídas como un hábito que forma parte de tu camino, llegarás
a ver aquello que se esconde a todos excepto a quien aprendió que no hay vida
sin sufrimiento.
La felicidad es la capacidad de ir por donde no has
escogido, rumbo a donde no imaginas, sin perder la sonrisa de quien sabe que el
sentido de nuestra vida existe y depende de ti
Cree, vive y ama, como si cada día fuese una vida entera.