sábado, 12 de noviembre de 2022

¿De dónde viene la fe?

 José Luís Nunes Martins


¿Es que hay un Dios capaz de dar fe a unos, pero a otros no? ¿Es que somos nosotros los que tenemos que inventarnos aquello en lo que creemos a partir de nada?

¿Si Dios llamase a mi puerta, yo le abriría la puerta? ¿Preferiría creer que quien estaba llamando no era Él? Finalmente, si Dios existe, ¿por qué razón querría hablar conmigo?

¡O, si en verdad que Dios existe y me ama, entonces tiene sentido que esté a mi puerta y me llame! Pero, porque me respeta, solo entra en mi corazón si yo Lo invito.

Cundo amo a alguien y me doy a esa persona, es esencial que yo encuentre apertura. Sin su acuerdo, no llego a su corazón. La puerta del interior solo abre hacia afuera. Por más fuerza que alguien haga para entrar, solo quien vive allí puede desatrancar y abrir la puerta.

Si alguien decide atrancar y sellar su buzón de correos para no recibir correspondencia, ¿De quién es la responsabilidad de no recibirla? ¿De quien la envía? ¿Del cartero?

Dios da el primer paso, pero si yo no quiero ir a la puerta, no voy. Si yo estuviera convencido de que no preciso de nada ni nadie para ser feliz, entonces, aun que alguien me llame.

Si alguien me ama, no dejará de intentar encontrar la forma de que yo lo sepa. Pero, solo lo conseguirá si, en algún momento, yo no estuviera cerrado y vuelto hacia mí mismo. Hay quien procura bastarse a sí mismo, creyéndose Dios de su propia vida. ¿Querrá alguien así la verdad respecto de sí? ¿Irá a escuchar lo que le dicen? No. ¡Porque cree que un dios nunca escucha a nadie!

La fe es una pasión caritativa y vivida a dos, te llega de fuera, como quien llama a la puerta. ¡Abre!




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